domingo, 28 de abril de 2013

CARLOS E. AGUILERA A., A 116 AÑOS DEL DIFERENDO CON GUYANA

        El 2 de febrero de 1897,  Venezuela e Inglaterra firmaron el tratado a través del cual se estableció un Tribunal de Arbitraje.
El 4 de abril del pasado año 2011 la Cancillería de Guyana envió un comunicado al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en el que cuestiona la objeción venezolana y solicita ignorarla, por cuanto nuestro país desconocía el reclamo sobre la parte oeste del Río Esequibo, sujeto al Acuerdo de Ginebra. En el documento de cinco páginas Guyana criticó con dureza la posición venezolana, al mismo tiempo que ratificó que no hay “disputada territorial”, pese a que el Laudo Arbitral de 1899 estableció los límites terrestres entre los dos países y que el Acuerdo de Ginebra establece una “controversia” por el contencioso venezolano de que el Laudo es “nulo e írrito”.
Regiones Administrativas
del Territorio Esequibo
La posición guyanesa nos obliga necesariamente a retomar este tema, por cuanto se trata de un vasto territorio ubicado en la zona del Esequibo, que abarca dos tercios de los 215.000 kilómetros cuadrados que conforman el territorio guyanés, rica en minerales y bosques, más aún, luego de la pretensión del gobierno de Guyana de extender de 200 a 350 millas marinas la plataforma continental, una acción que genera muchas suspicacias, por tratarse de una decisión unilateral.
UN  POCO  DE  HISTORIA
En el escenario internacional las circunstancias obligaron a un arbitraje el 2 de febrero de 1897 en la ciudad de Washington, Estados Unidos, acto protocolario en el que Venezuela e Inglaterra firmaron el Tratado a través del cual se estableció un Tribunal de Arbitraje, en cuyas instancias se determinaría la extensión original de los territorio que fueron de Holanda y de España y que ahora reclama nuestro país.
En el inicio de este litigio Venezuela demostró en forma contundente la titularidad de todos los territorios situados en la margen occidental del río Esequibo, mientras que Inglaterra no pudo hacer lo mismo, y por el contrario presentó pruebas forjadas que no resistieron el cotejo con los instrumentos jurídicos y gráficos presentados por Venezuela.
Sin embargo, casi tres años después el 3 de octubre de 1899 se reunió en París el Tribunal Arbitral y burlando lo acordado en el Tratado que tuvo lugar en Nueva York, tomó una decisión que no se corresponde hasta la fecha actual, pues la misma se acordó mediante un fallo írrito y fraudulento, porque se determinó que “la línea de demarcación entre Venezuela y la Gran Bretaña seguía una línea equivalente a los actuales límites del territorio en reclamación”. Con esta decisión inapelable Venezuela fue despojada de 159.500 kilómetros cuadrados, ubicados en la margen occidental del río Esequibo.
Mapa de la Capitanía General
de Venezuela (1777-1810)
Cabe significar que por las condiciones que imponía el reino de Inglaterra, ningún venezolano fue admitido en el Tribunal de Arbitraje que deliberó en París. Por lo que los intereses venezolanos fueron representados por dos juristas norteamericanos: Melville Weston Fuller y Davis Josianh Brewer. El árbitro fue un ruso, Fiódor Martens y los representantes ingleses: Charles Baron Rusell y Sir Richard Hens Collins.
1966
Sesenta y siete años después de este despojo territorial, en el año 1966, durante el gobierno del Presidente Raúl Leoni, se origina una situación que es aprovechada por la diplomacia venezolana, pues las fuerzas políticas que actuaban en aquel momento en la Guayana Inglesa, reclamaban su independencia.
Venezuela, consecuente con su reclamación territorial sostenida durante tantos años, reitera la nulidad de la decisión del llamado Laudo Arbitral de París. Inglaterra condiciona las conversaciones  al reconocimiento, por parte de Venezuela, de la naciente República de Guyana, como a partir de entonces comenzó a denominarse la ex colonia británica.
Venezuela, a su vez, supedita el reconocimiento a la fijación de las conversaciones, lo cual acepta Inglaterra, pero a cargo de la naciente Guyana.
Inglaterra, nación favorecida por el Laudo Arbitral de París, admite la reconsideración del reclamo venezolano y el 17 de febrero de 1966 firma el Acuerdo de Ginebra con Venezuela, conveniencia que garantiza la reanudación de las negociaciones limítrofes, esta vez y a futuro con Guyana.
EL ACUERDO DE GINEBRA
El artículo 1º del Acuerdo de Ginebra reza textualmente: “ Se establece una comisión mixta con el encargo de buscar satisfacciones para el arreglo práctico de la controversia entre Venezuela y el Reino Unido, surgida como consecuencia de la contención venezolana de que el laudo Arbitral de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y la Guayana Británica es “nulo e írrito”.
En el Acuerdo de Ginebra se establece como señalamos en párrafo anterior, la constitución de una Comisión Mixta paritaria, con representantes de Venezuela y Guyana, que debía explorar alternativas de negociación y acuerdos. Transcurrieron cuatro años, lapso durante el cual se celebraron 17 reuniones sin resultado alguno, por lo que cesó en sus funciones el 17 de febrero de 1970 durante el ejercicio presidencial del primer gobierno de Rafael Caldera.
PROTOCOLO DE PUERTO ESPAÑA
Ante el fracaso de la Comisión Mixta, el gobierno venezolano propuso la firma de un Protocolo que posteriormente sería conocido como de Puerto España, en el cual quedaron congeladas las conversaciones sobre el diferendo. Dicho protocolo se firmó el 18 de junio de 1970 en la capital de Trinidad y Tobago, entre representantes de Venezuela, Guyana e Inglaterra.
Mediante este instrumento, el gobierno venezolano propuso la suspensión de las conversaciones por espacio de doce años, en busca de una especie de plazo de espera que propiciara nuevas y mejores condiciones para las negociaciones. Esto implicó la suspensión durante ese lapso de la aplicación de los artículos 1 y 4 del Acuerdo de Ginebra y del artículo 33 de la carta de la ONU, que exhorta a las partes en conflicto a buscar una solución por vía de negociaciones.
El plazo de doce años venció en junio de 1982 durante el gobierno de Luis Herrera Campins, quien descartó la prórroga del Protocolo, y acogió la aplicación del Artículo 33 antes referido. Y fue precisamente esta disposición, la que posibilitó la escogencia del mediador, Oliver Jackman, quien falleciera a poco de ser designado. Con su nombramiento como alto comisionado del Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moom, se esperaba una definitiva solución del diferendo territorial de nuestro país y Guyana, que alcanza ya los 116 años.
LA CONVENCIÓN DEL MAR
El acuerdo de la Convención del Mar de las Naciones Unidas, señala que las extensiones de la plataforma continental no prejuzgan la cuestión de la delimitación entre Estados con costas adyacentes o situadas frente a frente. Es decir, un Estado no puede alegar dicho asunto para reclamar la titularidad de la zona en reclamación de límites con otro Estado. Además de ello, un documento académico titulado “La soberanía Venezolana en la Fachada Atlántica”, refiere que “los derechos venezolanos, aún estando salvaguardados, también son afectados por la solicitud guyanesa”.
Y aún cuando Venezuela no pertenece a la Comisión de Límites de Plataforma Continental de la ONU, porque no suscribió la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, si puede presentar sus alegatos, como lo hizo en el caso de la solicitud de extensión marítima de Barbados en el año 2008. El entonces canciller Nicolás Maduro había asegurado que el tema estará en manos del buen oficiante de la ONU para resolver la controversia, quien deberá ser aceptado por los dos países y comisionado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lo cual demuestra palmariamente que la controversia entre Guyana y Venezuela existe, a pesar que la parte guyanesa la desconoció al solicitar primeramente la solidaridad de los gobiernos de Barbados, Surinam y Trinidad y Tobago, y posteriormente la solicitud ante la Comisión  de Límites de Plataforma Continental.
Dolorosamente para nuestro país, la reclamación venezolana sobre el territorio de la Guayana Esequiba permanece en un limbo, cuya suerte se desconoce hasta los actuales momentos, por el poco o ningún interés demostrado por el gobierno que presidió el Teniente Coronel (+) Hugo Chávez y del cual fue Canciller durante siete años, Nicolás Maduro.
La historia juzgará a quienes por indolencia y falta de patriotismo no han reivindicado aún esa rica porción de nuestro territorio de 150.500 km2, hoy invadido por transnacionales que explotan ricos yacimientos de bauxita, manganeso, oro y diamantes.
Carlos Aguilera
careduagui@yahoo.com

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