sábado, 28 de diciembre de 2013

PEDRO R. GARCÍA, APROPÓSITO DEL LLAMADO A DIALOGO DEL PRESIDENTE, PUNTO DE QUIEBRE

Dos conceptos antagónicos expresan en el hoy la política venezolana, “Enemigos” “Hostis”, pugnacidad, en  la Roma clásica es aquel con quien nos enfrenta una oposición existencial. 

El objetivo es la destrucción mutua, unas de carácter físico otras de carácter moral.  

La distinción cuenta con antecedentes ilustres (Spinoza entre otros) y alcanza la madurez doctrinal en Carl Schmitt, que funciona como un valor entendido en la moderna teoría del conflicto social. 

Por razones de principio, la Democracia impide la degradación del adversario a la condición de enemigo. Cuando esto sucede, la estabilidad inherente a la forma legítima de gobierno corre un grave riesgo. 

Pretextos seudomorales “Ellos” mienten, manipulan, justifican la exclusión, cambian las reglas del juego: el “Todo vale” desplaza las limpias reglas del mismo. En Democracia, se puede, incluso se debe sentir simpatía hacia el adversario, el odio al contendor es el caldo de cultivo del totalitarismo. 

Como bien sabia John Locke, la idea de “Trust” es consustancial al gobierno, basado en el consentimiento, persuadir, buscar la complicidad moral, crear una relación de confianza: he aquí el núcleo de la estrategia política en la Democracia de masas.  
¿Cómo actúa el alto mando de este gobierno? 
Es la expresión más palmaria de “La Impostura” y ella conduce siempre al vacío, decía Metternich, un gran impostor. La gente perdona la ineficiencia, el incumplimiento de promesas electorales, el despropósito inclusive, siempre y cuando no perciba que hay mala intención.
Así como creemos que a la oposición no ha podido articular un discurso programático, doctrinal  para el país, su clamor solo tiene eco en quienes siendo victimas de la arbitrariedad gubernamental, les angustia la perdida de privilegios. 
La dirección táctica y estratégica sale de el extremo marketing de los CEO y de las novísimas redes, vociferaban que el CNE estaba blindado, inclusive quienes en algún momento estuvieron participando en el intento de torcer el hilo constitucional, hoy lucen descaminados en con reservas radícales con los sectores políticos, “democráticos” cuya  mayor virtud es su talante pegastoso, no entienden que con su pasado nada tienen que buscar. Malas compañías enseñan pésimas lecciones, suponen que son la reserva moral de algo, hablan como sino hubieran sido cómplices emblemáticos, protagonistas de un sistema de demagogia, corrupción e ineficiencia que llevó a Chávez, y Luego a Maduro a la presidencia, por supuesto que hay centenas de gente buena que con sus diversas razones seguirán apostando a la salida electoral, la opción es desmarcarse del pasado vergonzante y de los diestros fabricantes de derrotas, tienen plomo en las dos alas, hay que comenzar a distarse de los que lo único que ofrecen, es más sacrificios a la gente en defensa de sus privilegios  perdidos. 
No hay cohesión y persisten en acciones y métodos tan arbitrarios, y fraudulentos, (léase la escogencia de los candidatos a concejales), frente a los que el (PSUV) lucio como un angélico partido horizontal. No puede haber unidad posible, donde el grueso de sectores pensaban en las mejores opciones para las Alcaldías en la ciudades del país, y estos grupos salivando todas las mañanas y noches, en los lobbyes de lujosos hoteles, sacando cuentas de los negocios que harían cuando le pusiesen la mano a las principales Administraciones, arrogantes transvertidos.
La existencia de una alternativa pasa por acordarse en un proyecto en el que se sientan representados los venezolanos, la mayoría de nosotros, los sectores populares, los estudiantes, las amas de casa, los trabajadores, los empresarios, los intelectuales; una propuesta abierta, clara, que rechace y denuncie a quienes busquen atajos y pliegues, estén donde estén, un proyecto en el que el compromiso no deje espacio para el chantaje, de los que se asumen impolutos mientras negocian y defienden intereses de sectores económicos insaciables y acusan a otros de negociar con el adversario, que salga con el rostro limpio al encuentro de todos, sin falsificaciones ni ambigüedades, que crean firmemente en sus postulados, que los defiendan a cal y canto, que estén convencidos que tienen la razón. 
La imagen de una oposición rabiosa hace feliz a una izquierda anacrónica que se nutre de tópicos marchitos.
La política es imperfecta, un arte en el sentido griego de la palabra, que sirve para encausar los antagonismos hacia formas de convivencia.  
El tremendismo es antipolítico por naturaleza, intentar excluir al adversario significa humillarlo: el pacto de Tinell “Todos contra uno”, la ruptura de los compromisos básicos. Hay que apelar con urgencia al sentido común de la mayoría de nuestra gente que es esencialmente  bondadosa. 
Concordia significa, amistad política, decía el Estagirita siempre moderado. Es fuente de la legitimidad que deriva del consentimiento, no hace falta estar en el mismo equipo para disfrutar del sano juego colectivo, pero es imprescindible compartir los postulados básicos, respeto, amistad, libertad y amor.  
pgpgarcia5@gmail.com

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