La velocidad de los cambios y el giro
inesperado que ellos generan, nos están obligando a repensar la dificultad para
controlar tanto las expectativas como la realidad que tenemos que afrontar.
Pretender controlar el sufrimiento, las adversidades, los logros y los éxitos;
la manipulación de la información y del poder es desconocer la existencia de la
incertidumbre.
Las recientes elecciones municipales trajeron múltiples innovaciones, cerca de un 40% de los elegidos entre alcaldes y concejales tienen un promedio de juventud entre 27 y 40 años, lo cual dice mucho de su inserción en la vida pública con soluciones concretas.
También hay que reconocer el absentismo
juvenil. Contradicciones que habrá que estudiar y detectar en las motivaciones
colectivas. La gran feria de los electrodomésticos no fue suficiente para
predecir la conducta de los votantes, como tampoco lo fue el control hegemónico
de los medios de comunicación.
El liderazgo mediático se vio sustancialmente
acosado por las redes sociales que finalmente dieron visibilidad a las
exigencias y debilidades del proceso electoral, tanto es así que diez días
después todavía se insiste en el discurso oficialista de ajustes y
cuantificaciones.
¿Por qué tanta insistencia cuando en el
proceso se evidenció, ante las máquinas inoperantes, las dificultades para
aceptar la elección manual como está previsto en los reglamentos?, y sin
embargo hubo votantes que así como hicieron colas para el aceite y el azúcar,
esperaron hasta entrada la noche y ejercieron su voluntad.
La incertidumbre es un estado de duda o
perplejidad que tenemos sobre hechos que demuestran la debilidad de las
certezas preconcebidas. Básicamente es un grado de desconocimiento o de falta
de información de la complejidad de lo que se sabe y no se sabe. No podemos
negar que desconocemos el peso que tiene en nuestra cotidianidad el
desabastecimiento, la violencia, la rabia callada de la sumisión que te come
tus ingresos, el no saber la posibilidad de empleo, ni cómo encauzar la
discusión cohesionada y transparente a manera de construir soluciones que
permitan saber dónde estoy “parado”.
Pretender retirar competencias de los
alcaldes para controlar el poder que se escapa, es desconocer la dinámica de
las sociedades.
Crear autoridades por encima de quienes
fueron elegidos es obviar la capacidad de la gente para enfrentar las burlas a
su decisión.
La mecánica cuántica sostiene que no se puede
determinar de manera simultánea y arbitraria ciertos procesos físicos.
Lo mismo podemos decir de los cambios
sociales, cuando no podemos afirmar con precisión su momento. Nada es
predecible en la realidad económica y social que se expresó en la diversidad y
el liderazgo emergente.
La buena voluntad del mensaje milenario exige
coraje y confianza para aceptar la incertidumbre. Convencidos que somos los
seres humanos quienes hacemos la diferencia.
Mercedes
Pulido
mercedes.pulido@gmail.com
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