Desde nuestra época de jóvenes estudiantes siempre oíamos en el aula o
en los medios de comunicación o en la iglesia o dentro de los partidos
políticos, aquello de que los venezolanos “somos gente buena vaina, sinceros,
pacíficos, tranquilos”. Siempre se nos decía que no había país que tuviera
gente tan amigable como nosotros, que no importaba diferencias políticas o
religiosas porque siempre nuestra condición humana y espiritual estaría por
delante y de allí que siempre íbamos a estar hermanados. Somos una gran
familia, se nos decía.
Hoy
la realidad nos demuestra que eso era mentira, hoy vemos como una importante
parte de la población le tiene una gran arrechera a la otra parte de
venezolanos. Quienes hacemos activismo político de base, es decir, quienes
tenemos que andar en contacto permanente con la gente “de abajo” con amas de
casa, obreros, malandros, motorizados, excluidos y en términos generales con
todo pelabolas, nos damos cuenta y vivimos en “carne propia” el odio que se
expresa a cada instante.
Pienso que esa rabia social o arrechera para con quien tiene algo (en
Venezuela el odio no es solo contra los ricos, también es con aquel que logre
superar su condición de pobreza o contra aquel que no esté con el chavismo) de
parte fundamentalmente de quienes aún siguen al “difunto comandante Chávez” ha
sido bien administrada por quienes desde el poder han sabido explotar ese
instinto social. La gente mientras más pobre es más chavista y donde mayor
delincuencia existe mayor es la influencia del chavismo. Pienso que el difunto
comandante supo que cultivando el odio social y dividiendo a los venezolanos
entre presuntos ricos contra pobres y convirtiéndose él en justiciero social
defensor del desamparado, del pobre y del excluido podía no solo mantenerse en
el poder sino reproducir la dominación bajo ese esquema.
Chávez
no fue pendejo, para nada, el tipo supo como manipular las llamadas “arrecheras
acumuladas” de una significativa parte de la población, se convirtió en su
defensor mediático, discursivo, por
primera vez los pobres tenían un presidente que decía que era igual a ellos,
que venía de donde venían ellos, que hablaba igual a ellos, que hizo las mismas
vainas que ellos han hecho, les hizo creer que tenían poder cuando les lanzaba
las migajas que sobraban cuando la boliburguesia se había comido todo, el difunto
comandante sacó a la gente de la llamada pobreza extrema y los elevo a la
categoría de pobres generales o relativos, los convirtió en lo que se llama
“pobreza asistida”, es decir el Estado le atiende la pobreza pero no le permite
dejar su condición de pobre, claro está, tampoco van para la pobreza extrema,
se quedaran como pobres porque como pobres se convierten en un ejército de
votos. Si a eso le sumamos que al pobre lo convierto en soldado, lo visto de
verde oliva, le doy un fusil y le digo que en esta revolución quien manda son
ellos, que el poder lo tiene el pueblo en armas, que es el pueblo mismo no hay duda que el pobre asistido se va
a creer que realmente tiene el poder, y ese poder no lo va a perder tan fácilmente,
además el no tiene nada que perder, cualquier cosa que gane o le den es bueno,
pues si nunca ha tenido nada cual es el problema de seguir defendiendo un
gobierno que atropella y viola los derechos de los demás. Chávez logró
construir en nuestros pobres eso que llaman “Hiperrealidad”, en este espacio
sensorial-espacial la persona CREE realmente que lo que está viviendo es real,
que las cosas son tal como se presentan y que en consecuencia su actuación debe
corresponderse con esa “realidad”. De allí que cuando un chavista odia con fuerza
a otro venezolano lo hace en el entendido de que eso es lo que debe hacer para
mantener SU “realidad” que otros pretenden destruirle. Cuando un Chavista
obedece a ciegas la orden dada por sus líderes a través de televisión o del
partido de que ataquen a los apátridas de la oposición de inmediato se coloca en guardia, se activa
una especie de dispositivo mental para ejecutar dichas órdenes, eso es
simplemente una conducta Nazista-Fascista, todo bien configurado para lograr
esa reacción. Es la construcción de una mentalidad signada por la violencia y
el odio con la finalidad de mantener y reproducir las condiciones que hacen
posible la Lógica de la Dominación.
El
“pobre asistido” como diría Bolívar: “es instrumento ciego de su propia
destrucción” pero él no lo sabe, al pobre asistido no le interesa para nada que
hayan presos políticos muriendo en la cárcel, pues bien se lo merecen por
conspirar contra su gobierno, al pobre asistido no le afecta la inflación pues
compra en los abastos del gobierno donde el subsidio es entre 60% y 80%, al
pobre asistido no le afecta la inseguridad, pues sus malandros cuidan su
espacio, sus malandros castigan, roban y asesinan a los otros, al pobre
asistido no le puede interesar el problema de la deuda externa, el problema del
bajo crecimiento económico, nada de eso, el sabe que la revolución lo va a
asistir y no permitirá que caiga en la pobreza extrema, el sabe que los líderes
del “proceso” necesitan de sus votos, de su movilización y de su odio para
permanecer en el poder.
El pobre asistido bajo el embrujo de la
hiperrealidad se convierte en cómplice social de la gigantesca corrupción
generada por la revolución que con su odio y violencia él defiende, el pobre
asistido se convierte en protector de militares narcos a los que llama
camaradas, el pobre asistido ama a quien precisamente lo va a tener toda la
vida en la pobreza; bien lo decía el papa Francisco:”A la gente la empobrecen
para que luego voten por quienes los hundieron en la pobreza”.
He
visto como la relación con odio es disfrutada por estos chavistas fanatizados,
convertidos en fascistas a través de la maquinaria ideológica del régimen,
pareciera que eso que tenían guardado lo sacan a relucir con gusto, el fanático
chavista de verdad quiere aniquilar a todo aquel que no piense como él. (o crea
como él).
El
chavismo logró construir una masa de gente llena de odio hacia los otros a
partir de la aplicación de la política de conversión de los pobres en “pobres
asistidos”, de allí se surte, se alimenta la maquinaria del mal del régimen,
esa masa es fundamental para su sostenimiento, esa masa se alimenta con más
odio, es por ello que el Sr Maduro,
Cabello y compañía cada vez que hablan lo hacen con odio, todo ello para poner en
práctica aquello expresó el Che Guevara en la conferencia de la Tricontinental
en abril de 1967: “ El odio como
factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las
limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta,
selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un
pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal. Hay que llevar la
guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión;
hacerla total. Hay que impedirle tener un minuto de tranquilidad, un minuto de
sosiego.”
De
esta manera vamos construyendo una sociedad
que discrimina, excluye y odia, dado que si hay odio de allá para acá lo
más probable es que también se genere odio de aquí para allá, esa es la
Venezuela hecha en Socialismo.
Freddy Alberto Pérez
perezfreddy58@hotmail.com
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