martes, 3 de diciembre de 2013

FERNANDO OCHOA ANTICH, UNA POLÍTICA EXTERIOR SIN RUMBO

La reciente noticia, reseñada por El Universal, en la cual se resalta el total respaldo que el Brasil  le ha venido dando a Guyana en el problema del Esequibo no debería sorprender a los venezolanos. 

Es la lógica consecuencia de los inmensos errores que cometió Hugo Chávez, y que por lo visto no serán rectificados por Nicolás Maduro, en el diseño y ejecución de nuestra política exterior durante los catorce años de su gobierno. Lo primero que  hizo fue cuestionar los tradicionales  principios que, a través de cuarenta años, habían orientado nuestras relaciones internacionales.  Esos principios habían fortalecido una política de Estado que no sólo le había dado respetabilidad a Venezuela en el contexto de las naciones, sino que había logrado defender con firmeza nuestra soberanía territorial y ser factor fundamental en el proceso de integración latinoamericano y en el fortalecimiento de la democracia.

         Uno de los errores imperdonables del régimen chavista fue romper los equilibrios geopolíticos que Venezuela había construido celosamente en el continente americano y en el Oriente Medio. De manera inexplicable, Hugo Chávez se empecinó en destruir el Grupo de los Tres, un tratado de libre comercio entre México, Colombia y Venezuela, y la Comunidad Andina de Naciones, una organización subregional constituida por Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia, la cual había evolucionado desde una Unión Aduanera, a un Mercado Común, con el objetico de consolidar una alianza estratégica con el Brasil. Esta visión, absolutamente equivocada, ha empezado a dar sus dolorosos resultados. La política exterior del Brasil se diseña a largo plazo y se ejecuta de manera independiente de los gobiernos de turno.

         Desconocer por ignorancia, como lo hizo Hugo Chávez, los elementos fundamentales de la política exterior brasileña es un crimen con visos de traición a la Patria.  Desde la década del sesenta del siglo pasado Itamaraty diseño su política exterior tomando en cuenta una visión geopolítica conocida como “los círculos concéntricos”, según la cual la América del Sur se constituye en una zona de influencia directa del Brasil. 

El general Golbery do Couto  e Silva en su libro la “Geopolítica da Brasil”, claramente especificó que “la meseta Central de Brasil, donde está ubicada su capital, trae inscrito en sí mismo un destino imperial manifiesto y hegemónico”. Esta tesis fue complementada con la teoría del subimperialismo, que buscaba justificar el expansionismo brasileño, como consecuencia de una delegación, consciente o no, de los Estados Unidos.

         Justamente, en ese libro ese mismo general fue el que estableció como prioritaria la necesidad geopolítica que tiene  Brasil de garantizarse una salida al Atlántico a través de Venezuela o del territorio Esequibo. Esa es la razón por la cual  no debe extrañarnos la noticia, que ha circulado en los medios de comunicación, de que el Brasil respalda a Guyana en sus  aspiraciones de soberanía sobre dicho territorio. 

Fernando Ochoa Antich 
fochoaantich@gmail.com

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