La Patria la tenemos, pero desmembrada…el
socialismo nos atosiga… y la muerte es la que nos espera , si seguimos por la
senda que nos conduce este régimen
Cuando Maduro, Cabello y otros personeros del
gobierno en sus discursos (¿) apelan a la Fuerza Armada, como factor de
estabilidad de la institucionalidad supuestamente amenazada por una invasión
del imperialismo, se sitúan, sin eufemismos, a contrapelo de la historia, al
menos, de la historia reciente de América Latina, que en el lenguaje político
prácticamente ha desterrado ese concepto de las democracias tuteladas y peor
aún de los hábitos pretorianos.
Con esta opinión Venezuela se
descontextualiza del entorno democrático que prevalece en la región. No es
imaginable que los presidentes latinoamericanos invoquen a la soldadesca para
el sostén de sus mandatos. Creo que si aquello sucediera se produciría una
verdadera hecatombe en cada uno de los países que dirigen.
Semejante yerro proviene también de una
desconceptuación que está presente en la matriz del régimen y que se ha ido
acelerando hasta el colmo de dejar vacío de contenido al discurso del inquilino
del Palacio de Misia Jacinta. Sólo un estado de anomalía puede explicar que en
democracia se recurra, ya no al arbitraje, sino a la intervención de militares
como recurso de sostén de la legitimidad democrática; anomalía, sí, en su
sentido etimológico, de malformación, porque el llamado a la fuerza revela una
absoluta incultura política o, en su defecto, una incoherencia total con los
postulados del Estado de derecho en el que se sustenta un régimen democrático.
Maduro se ha zambullido y empeñado de lleno y
hasta el hastío en atacar descarnadamente a sus opositores, para cuyos efectos
no escatima en sus yerros utilizar un lenguaje callejero, procaz, lleno de
insultos y agravios al más puro estilo pendenciero, cual guapo de barrio, que
está llevando sus erráticas y fastidiosas cadenas nacionales, a que la gente
comente que este hecho le impedirá salir bien librado en el próximo proceso
electoral municipal del 8 de diciembre, porque entra en la inmediatez de la
confrontación electoral con sus oponentes y, como resultado, su posición antes
que fortalecerse se torna vulnerable, teniendo en cuenta que su base de sostén
popular es endeble, - no debemos olvidar que más de cuatro millones y medio de
venezolanos votaron por el SI en el pasado proceso electoral presidencial,
situación que justamente, lo conduce a emitir expresiones contradictorias y
huérfanas de sustento o, como en él, desatinadas, tanto para la cultura
democrática del país como para la imagen que debe proyectar en el ámbito
internacional.
Pero existe otro efecto grave en estas
declaraciones, algunas veces cantinflericas , y es el de desnaturalizar la
función de la Fuerza Armada, garante de la seguridad externa e interna del
país, y en ningún sentido deliberante de acuerdo a la propia Constitución, frente a los acontecimientos políticos. A
fuerza de ir repitiendo a menudo- no es la primera vez que Maduro se pronuncia
en tal sentido- esta exhortación a las instituciones armadas como puntales de
su Gobierno, lo que está provocando es una degradación de los principios
constitucionales que, paradójicamente, como mandatario está obligado a
preservar y más aún a divulgar como
principal personero del Estado.
Por otra parte, la incultura política del
régimen no es lo único que se deduce de este tipo de declaraciones, ellas se
dan como producto de la ausencia de una base social de sustento. En
circunstancias distintas quien enfrenta a una conspiración internacional,
invocaría al pueblo como supremo garante del orden constitucional, pero este no
es el caso, peligrosamente el régimen ha ido perdiendo aliados y socios que
podían eventualmente garantizarle sostén.
Desde sus inicios las inconsistencias e incompetencias políticas minaron
el campo de apoyo popular con el que contaba el régimen y eso explica que pretenda
sustituirlo con hombres de uniforme, evidenciando el carácter militar del cual
no logra desprenderse. Para el oficialismo algo huele mal y no en Dinamarca
como titulamos una anterior columna, pues en un vasto sector de la institución
castrense subyace la idea primigenia de sustentar la institucionalidad por
encima de todo y ante cualquier eventualidad que desvirtuase su fundamento. Y
ello mantiene en jaque a Maduro, quien ahora promete un nuevo aumento salarial
a los miembros de las Fuerzas Armadas Nacionales.
Otra consecuencia que también causa estragos
en la propia institución militar, es que al
desvirtuarlas de su función empiezan, sus miembros, a tener percepciones
erróneas de sus roles, que son precisos y concretos conforme a lo que reza la
Constitución. Sin embargo, a medida que se los invoca como fuerza salvadora del
régimen, se les otorga una matrícula para ingresar en un terreno que no es el
suyo, que es propiamente la preservación de las fronteras y la seguridad
pública interna, cuyo debilitamiento está causando estragos en la población
venezolana.
La seguridad nacional no puede ser manipulada
ante la contingencia del hecho político circunstancial. América Latina ha
pagado muy caro el abuso de este concepto, por ello todas las constituciones que
las rigen son suficientemente claras al delimitar la esfera de actuación de los
estamentos militares y del uso del monopolio legítimo de la fuerza en el Estado
de derecho.
Nunca antes
que se sepa y registre la historia,
el país se había encontrado en una
desconcertante anarquía, un caos tan
profundo al extremo de que ya nadie cree en quien lo gobierna, ni tiene seguridad de nada. Un país en donde
la corrupción se ha convertido en un virus mortal que está desarticulando todas
las arterias vitales que sustentan la estructura social de la nación; los
principios éticos y espirituales, los valores morales y cívicos que constituyen
el pedestal sagrado que alimenta e impulsa el civismo, el desarrollo y la
grandeza de los pueblos, todo está siendo destruido por el tormentoso vendaval
de las pasiones, del lucro incontrolable del poder de una régimen corrompido
hasta la médula, que cual fístula repugnante se extiende desde la cabeza hasta
los pies, por falta de un bisturí
oportuno que extirpe y controle su acción devastadora, porque el médico de La
Patria, el gobernante de turno, en siete meses solo ha demostrado incapacidad y
desconocimiento de lo que significa gobernar un país, siendo lo más grave su
persistente renuencia para rectificar los errores causantes de la debacle
económica y la descomposición social, que con sus tentáculos está tiñendo de
sangre los caminos de la Patria y cubriendo de dolor y lágrimas los hogares de
las familias venezolanas.
Los paros y protestas que semana tras semana
se producen a lo largo y ancho del territorio nacional, protagonizados por los
distintos estratos sociales, se deben al engaño y a la falta de seriedad del
Gobierno que incumple con las obligaciones y compromisos adquiridos, lo cual se
traduce en el descontento general de una clase trabajadora decepcionada y
asqueada de tantas y tantas promesas.
Todos estos hechos han generado en la familia
venezolana un estado de angustia que se ha convertido en una verdadera
pesadilla, lo cual más pronto que nunca puede alcanzar un nivel
irreversible. El país y todo su entorno
político y social se halla en el despeñadero del abismo. Este proceso de
destrucción apocalíptica del país no puede ni debe continuar, por eso es menester que el próximo 8 de
diciembre evitemos que naufrague por la
turbulencia, iniquidad y descomposición social, producto del encendido mensaje
en sus discursos (¿) de quien parece ser
enemigo de propiciar la paz y el bienestar de todos los venezolanos.
Lawrence Britt, un renombrado politólogo y
autor, ha desarrollado una tipología del perfil del fascismo. Expresa Britt que
“la doctrina fascista hace uso intenso del nacionalismo y de sus mensajes a
través de canciones, eslóganes, símbolos y arengas puntuales debidamente
confeccionadas y orquestadas. El fascismo, dice, no es adepto a reconocer los
derechos humanos, prefiriendo enfatizar la seguridad del Estado, y es obcecado
por el crimen y el castigo. Recurre a la identificación individual y grupal de
sus opositores, pintándolos como enemigos y como la causa de todos los males”.
¿Entonces quien es el fascista? ¿La oposición
o el régimen?
Miembro fundador del Colegio Nacional de
Periodistas (CNP-122)
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
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