Que si los muertos salen, los fantasmas hacen booo para asustar a los
niños y obligarlos a comer sopita.
Además perder seguidores en twitter y en una inmadura pataleta pretender
eliminar la red social y anunciar la navidad para ser feliz, no solo toma
carácter de comiquita, es una manera barata de aislar a la gente de la
realidad. Somos 30 millones de almas vivientes en este lado del planeta y
tenemos que escuchar todo tipo de estupideces, por algo que se llama gobierno
sin serlo, de algo que genera riqueza y prosperidad pero para los que no
existen, ya que la otra parte que existe, son los afiliados al club de los
locos de siempre.
El panorama refleja que pronto va a desaparecer esta cómica por bajo
rating, nadie la quiere seguir viendo y viviendo. No produce ningún tipo de
entretenimiento las estafas en Cadivi, el kilo de cebolla a 70 bolívares, por
nombrar alguno de los rubros alimenticios, la persecución y juicios caprichosos
contra parlamentarios, el hambre que padece el pueblo, la raspadura de olla que
día a día deprime el tesoro público y un presupuesto contaminado por las
drogas. Todas las calamidades se juntaron en un episodio que no genera
entusiasmo, sino más bien profundo malestar y una mecha que esta encendida a
punto de explotar.
Tiene que acabar las apetencias de los políticos del presente siglo, que
no ven otra cosa que la oportunidad para enriquecerse y el pueblo que se
friegue. Es una vergüenza que la recolección de basura o desechos sólidos, sea
un juego político entre un municipio de oposición y otro del oficialismo. Eso
ocurre en nuestra Isla de Margarita como si no hubiera dolientes de lado y
lado. Que la inseguridad sea propicia en una localidad identificada con el
gobierno y otros sectores tengan que padecer la violencia de brigadas
motorizadas. Vender productos importados en un mercado ambulante, destrozando
la producción privada venezolana, eso se llama perversión de la clase
gobernante.
No es posible que venezolanos menosprecien la política, porque no les
interesa lo que ocurre en el país y dejan que continúe esta debacle económica
inmoral que ataca a la juventud, como su principal víctima. Los hijos de
Venezuela se están quedando sin patria y están solo escuchando mensajes
simplones de rostros sin alma.
El juego macabro de probar con un nuevo sistema de gobierno no funcionó,
por lo tanto ya es hora de darle el finiquito a esta circunstancial vida que
nos han impuesto, dando paso a la pobreza, tanto vivencial y mental como
espiritual. Se ha permitido que los venezolanos en condiciones inferiores de
vida, estén convertidos en pedigüeños y dependientes de los favores del
gobierno, inmutables ante los impostores y las maniobras propias de los
despreciables delincuentes.
La incomodidad de la población es palpable, pero no se elimina con un
proceso electoral, se determina cuando aparecen líderes genuinos, capaces de
anteponer sus apetencias a favor de los electores que son, finalmente, la
materia prima para que aquellos sigan sobreviviendo, sin engaños, con auténtica
vocación de servicio y que sepa fijar la justicia y la moral. Nos quedan pocos
días para conseguirlo.
@susanamorffe
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