Enrique Santos Discépolo compuso el tango
Cambalache en 1935: cuan adaptable es su letra lunfarda a estos tiempos de
ignominia y suprema maldad.
“Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que
traidor, ignorante, sabio, chorro, pretencioso, estafador. ¡Todo es igual, nada
es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao…”.
Do quiera que uno mire ve el desolado
panorama, la tierra arrasada por el malvado mientras el país se hunde en el
cieno del cinismo y el pus revolucionario.
“¡Que a nadie importa si naciste honrao! Es
lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros,
que el que mata, el que cura o está fuera de la ley…”.
Llegan de un
bachillerato mediocre y faltoso, y si Dios les hablara en el lenguaje de las
matemáticas -Galileo dixit-, los nuevos bachilleres bolivarianos no podrían
balbucear una palabra digna. Las matemáticas, la física y la química no son
necesarias.
Luego, médicos de pacotilla, ejerciendo la curación sin más
conocimiento que el creer que se puede, sin parar mientes en la improvisación que
les atenaza y les hace reos de una culpa que niegan. Lo que está ocurriendo en
salud, es inenarrable, es larga pesadilla y tremenda tortura hecha realidad,
¿A
dónde ir con mi dolor no redimido? ¿Es esa la “suprema felicidad”? ¿Adónde
consultar, cómo adquirir medicamentos que no existen, cómo poder esperar
mientras la enfermedad avanza, cómo puede el odio cegar, y a tantos?
Pero aún así, no ha lugar para desesperanza aprendida, el convencimiento de que no somos capaces de expulsar el mal nos hace tanto daño. No podemos ni debemos sentir miedo; el miedo de todos puede transformarse positivamente en gran fuerza, en la convicción de que sí podemos.
Rafael
Muci
Addendum.
¿Es
que no les dolió la desaparición de la Emisora Cultural de Caracas?, pues debe
haberles dolido mucho pues lo hicimos con premeditación, alevosía y ventaja;
hacemos y deshacemos lo que nos viene en ganas, para eso somos los dueños,
señores y verdugos del país.
Hemos
aprendido a refinar nuestro arte, a darles donde más les duela... ¿O no?
Para
ello también creamos el Viceministerio de la Felicidad Suprema, ¿para ustedes?
¡Nooo!, para nosotros que viajamos hartos en dólares y euros, vivimos en el
Country o en La Lagunita, nos desplazamos en autos gigantescos con ¨moscas¨ y
guardaespaldas, en tanto ustedes, lamiéndonos las botas para que les asignemos
piches trescientos dólares y tarjetas de crédito que se atascan y luego nos
quedamos con el resto...
Con
nuestro dinero hemos comprado a todo mundo, conciencias, países, al Reino de
Holanda que a lo mejor nos meten a la Shell de nuevo y hasta la fuerza armada,
y allí, para rebajarlos y humillarlos les hemos colocado cubanos para que los
manden, ¡y mire que se han dejado! Ya sabíamos que la palabra dignidad y
patriotismo no aguantaba dos pedidas...
A decir verdad, no nos burlamos del término felicidad suprema, nos burlamos de ustedes, creadores de semejante mamotreto e insulto al pueblo...
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