viernes, 22 de noviembre de 2013

JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ. DE LILINA A GIRALUNA

Tránsito admirable de vida, noble, buena, valerosa, ejemplar, cumplida en medio de dolorosos tiempos, en medio también de la esperanza irrenunciable de la patria, fue la de Angelina (Lilina) Iturbe de Blanco, la eterna "Giraluna" de nuestro Andrés Eloy.

Su nombre forma parte esencial de la literatura venezolana, aquella forjada en la belleza y en el arte y, después, en el dolor y el sacrificio, en la justicia y en el bien, de quien supo detentar como pocos el don del talento poético y la templanza ciudadana: Andrés Eloy Blanco, quien cantó por igual a la esposa, a los hijos, a la patria y al pueblo, por el que sufrió persecuciones, cárceles, destierros al enfrentar a la barbarie, y junto al hombre y al poeta en su arriesgada lucha, la dulzura, la lealtad y la virtud de Lilina, novia, esposa y madre finalmente, la mujer sin igual que compartió con él las amarguras e infortunios que justificaron aún más su vida singular.

Nació doña Lilina en Carúpano el 12 de agosto de 1913, y con razón el poeta evocaba ante ella a: "nuestro mar...", "¡Qué bien está decir que el mar es tuyo/ que el mar es mío y que en el mar te arrullo/ con arrullo del mar de nuestra infancia!", mar apasionado y libre, al ofrecerle aquel amor oceánico: "azul para sembrarle quillas" y otros diferentes, pero en definitiva: "Un mar para tu amor, un mar sin olas,/ un mar que hicimos de silencios verdes", para permanecer con ella y sosegar las contrariedades de la vida.

Del recuerdo entrañable que comparte generoso su hijo Luis Felipe: "el sabio taciturno", surgen importantes detalles sobre doña Lilina: su padre don Eneas Iturbe, ingeniero de puertos, que participó en la construcción del que se hizo en el pueblo donde ella nació. Igualmente, su tío, el general Aquiles Iturbe, ingeniero y político, hombre de progresista iniciativa, presidente en varios estados, quien resolvió unirse a la conspiración de Pimentel en contra de Gómez, por lo cual fue confinado a la Rotunda desde 1919 a 1926. Otro de sus tíos, el doctor Juan Iturbe, fue un médico notable, académico, rector de la Universidad Central de Venezuela, parlamentario y laureado científico.

Durante una boda en Valencia, en el año de 1927, conoció Andrés Eloy a una hermosa niña: "en dos trenzas los cabellos", y el deslumbramiento al encontrarla quedó testimoniado en el magnífico poema: "Aparición de Giraluna", en el que expresa al contemplar: "Sus ojos, sus grandes ojos/ del color de las castañas,/ sus trenzas, sus largas trenzas/ del largo de su mirada...", su amor y su deseo de tener menos años, de que ella tuviese algunos más, y le inventó el sobrenombre de sus ilusiones con el que se le conocería para siempre, afirmando por fin: "...Encontré la giraluna,/la novia del girasol...".

Lilina esperó por su novio Andrés Eloy preso durante varios años próxima a su amor y a su familia, al mismo tiempo consecuente con la patria que reclamaba otro destino.

Lilina y Andrés Eloy se casaron en la Iglesia de San Juan en Caracas, el 17 de junio de 1944, matrimonio al que concurrieron amigos de distintas tendencias en torno a la convocatoria de amistad que inspiraban fraternos el poeta y su amada esposa.

Lilina, valiente y decidida, tuvo que afrontar junto al poeta momentos muy difíciles: los sucesos de 1945, la tarea ecuménica de Andrés Eloy en la Asamblea, su admirable y complejo ejercicio como canciller, las terribles consecuencias de la caída de Gallegos y el proceso de la dictadura, lo que como lo testimonia Luis Felipe: "hizo que no tuviéramos un domicilio  permanente, aventados  a la hospitalidad de nuestros tíos y abuelos que nos conminaban a no permanecer en la casa que apenas acababa de comprar...", y además señalaba: "recuerdo vívidamente las salidas de madrugada embojotado en cobijas y en el asiento trasero de un carro grande y negro de la Cancillería rumbo a la casa de algún primo, mientras mi madre se acogía a la de una hermana porque los murmullos eran incesantes...".

Salir de París...; una primera etapa del exilio en La Habana...; buscar sola y con riesgo a Andrés Eloy, hijo, en Venezuela...; partir y no poder volver a la hora dolorosa de su padre muerto...; otro país..., ahora era México solidario...; vivir con modestos recursos porque la honradez no permitió al poeta corromper los principios y beneficiarse del poder. No obstante, fueron esos los años entrañables en el hogar del dulce bien y la conciencia en paz, en la casa de: "Villa Lilina" donde: "Giraluna" fue escrita en su homenaje, hasta que el poeta murió el 21 de mayo de 1955, y ella se encargó de formar a los hijos y honrar aquel ejemplo.

Falleció doña Lilina un 25 de noviembre de 1983. Nos queda su recuerdo e inspirado por ella el legado que ofrece "Giraluna", tesoro inigualable del poeta: "La patria como es buena...", "sin cortarles el día...", "sin contarle la estrella...", "sin cortarles la tierra...", "sin dolor de palabra...", "sin mojar sus ojeras...", la patria verdadera de todos.

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