Era previsible, porque ya en anteriores
ocasiones cuando el fallecido Chávez en
sus encendidas arengas en asambleas, campañas y apariciones públicas, incitaba
a tomar acciones que recurrentemente encendía la iracundia de sus seguidores,
estos asumían un comportamiento violento, cargado de odio, venganza y desprecio
hacia sus semejantes por no comulgar con su lineamiento político, que
ocurrieran los vergonzosos saqueos en las tiendas de una conocida empresa, con
sucursales en el interior del país. En otras palabras, fue “la crónica de un hecho anunciado”.
Bastó y sobró que Maduro en una de sus
afanosas y fastidiosas apariciones en cadena mencionara, que a partir de ese
momento “ordenaba al pueblo tomar los
comercios que especularan”, porque había recibido información del Sebin de que
en la referida empresa, se alteraron los precios, para que casi la unísono en
Valencia, Punto Fijo y otras ciudades, comenzara a ocurrir un hecho que trajo a
la memoria colectiva de los venezolanos, los trágicos acontecimientos del 27 de
febrero en Guarenas. El saqueo de las tiendas, cuyos videos dieron la vuelta al
mundo, muestra a hombres y mujeres destruyendo todo cuanto encontraban a su
paso, para hurtar como delincuentes comunes, costosos artefactos
electrodomésticos, televisores plasmas y demás.
¿Por qué esta gente pasó por encima de su
comportamiento ético y moral, para
cometer algo que el Código Penal castiga a quienes se apropian indebidamente de
cosas provenientes de un delito? Es la pregunta lógica que espera una respuesta
igualmente lógica. Pero si observamos que este hecho es producto de otro delito
perpetrado por quien amén de ser la
primera autoridad de la nación, violenta no solo la Constitución Nacional, sino
también el Código Penal, cuyo Articulo 283 al 285 sanciona penalmente a quienes
instigan a delinquir, estamos en presencia de un país en el que la anarquía, el
desafuero y la violencia se han
constituido en el portaestandarte de quienes se ufanan de ser revolucionarios,
socialistas y bolivarianos.
Salvando las distancias y por la
circunstancias graves que confronta el país desde hace catorce años en su
estamento social y político, rememoramos un concepto historiográfico que hace
referencia a las transformaciones operadas durante la Crisis del siglo III y el
Bajo Imperio romano, que a partir de 395 condujeron a un rápido deterioro del
poder romano, y al hundimiento del Imperio de Occidente, cuyo último emperador
efectivo, Rómulo Augústulo, fue depuesto por el caudillo hérulo Odoacro,
empleado al servicio de Roma.
Es necesaria esta referencia histórica por las circunstancias que originaron la
decadencia y caída del Imperio romano, una de las cuestiones más debatidas y
estudiadas de la Historia, pues es
considerada por algunos como "el mayor enigma de todos", y ha sido
uno de los ejes del discurso histórico clásico desde san Agustín de Hipona. Los
siglos. XX y XXI han visto multiplicarse el interés por este problema
histórico, debido probablemente al hecho de que la civilización contemporánea
tiene muchos rasgos comunes con la de la Antigüedad Tardía, y a que la cultura
occidental está en un período de transición, como la Roma de los siglos III y
IV.
Para muchos parecerá una absurda comparación
de este hecho histórico con lo que acontece en nuestro país, pero solo
pretendemos mediante esta analogía comprender que no existe un poder supremo.
Aún que a veces es inadmisiblemente tolerado
por determinado tiempo, hasta que se abren las compuertas del dique de
una crisis social, política y económica, que genera el descontento de sus
gobernados y no hay obstáculo alguno que `pueda frenar sus derechos que como en
el caso nuestro, lo contempla la propia Constitución en el artículo 350: “ El
pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia,
la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad
que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los
derechos humanos”
La propia letra del artículo antes citado
obliga a los venezolanos a hacer valer sus derechos tan vulnerados por quienes llegaron al poder
, mediante una fingida acción que los hizo pasar por auténticos demócratas ,
para al poco tiempo sacar las garras y mostrar los colmillos de la tan mentada
revolución socialista del siglo XXI, hoy letra viva en vallas publicitarias,
propaganda en las televisoras y emisoras del estado, afiches en las oficinas e
instituciones públicas y para colmo de
los colmos, en los nuevos textos escolares entregado a párvulos que cursan la
enseñanza primaria.
Solo un jaquetón, sustantivo masculino cuya
analogía según el DRAE , significa : valentón, fanfarrón, perdonavidas,
arrogante, baladrón , engreído, pedante, presumido y soberbio, es capaz de haber llevado al país a los
extremos que hoy día padece: miseria,
hambre, desempleo, inseguridad, corrupción, nepotismo, alto costo de la vida,
escasez de alimentos y todas las penurias que la familia venezolana viene
experimentando, desde que llegaron al poder DEMOCRATICAMENTE los revolucionarios socialistas, marxistas y
bolivarianos, hace ya casi 15 años.
Las graves consecuencias de esta
debacle, ha deteriorado no solo la
calidad de vida de l@s venezolan@s, sino también ha generado dolorosas
situaciones en el seno de muchas familias que han perdido, hij@s, herman@s,
padres y parientes a manos de la delincuencia desbordada, que a todo lo largo y
ancho del territorio nacional sigue haciendo de la suyas. A este martirio se
suman la escasez en hospitales de medicinas e insumos, que imposibilita el
tratamiento de pacientes, niños, hombres y mujeres con padecimientos
coronarios, diabetes, cáncer y otras enfermedades, que tienen que afrontar con
dolor, impotencia y no bien disimulada rabia, la negligente respuesta de un
gobierno que ha dilapidado en 15 años todos los recursos del erario nacional.
Hace pocos días, Heinz Dieterich, el ideólogo
del llamado socialismo del siglo XXI, sugirió abiertamente una solución
inmediata en un último intento para salvar el proceso político y económico de
Venezuela. Pensamos que no servirá para ello el recién creado Viceministerio de
la Felicidad, y mucho menos para calmar la angustia y dolor de cientos de miles
de venezolanos que ávidamente esperan salir de esta terrible pesadilla.
Miembro fundador del Colegio Nacional de
Periodistas (CNP-122)
careduagui@yahoo.com //@_toquedediana
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