El
régimen, hambriento de poder y de corrupción, pretende que sus ejecutorias se vean justificadas por
el ruido que sus amenazas y actos carroñeros.
El
desarreglo nacional es realmente dramático. Y ello tiene su explicación, y
hasta su justificación. No hay de otra, por lamentable que sea. El caos
pareciera haberse institucionalizado. Ha pasado a formar parte de la estructura
funcional sobre la cual se elaboran las decisiones tomadas por el alto
gobierno. Por eso, el país no sale de una. O como dice la prédica popular:
“salió de guatemala para meterse en guatepeor”. Así ha venido sucediendo pues
en el fondo de este desorden, existen múltiples insuficiencias sumadas a agudas
inconsistencias que, además, devienen en serios problemas de gobernabilidad.
En
principio, debe reconocerse que la capacidad del gobernante se verifica por los
resultados de su gestión en relación con la dificultad del proyecto de gobierno
que emprende y el grado de gobernabilidad del sistema en que actúa.
De manera
que cuando se revisa la capacidad del gobernante venezolano, no hay duda que
nada puede hallarse por cuanto la ineptitud domina por encima de cualquier
circunstancia. Ante este grave problema, luce pertinente referir la proverbial
frase que pregunta: “¿con qué se sienta la cucaracha?”.
Pero tan irónica
interrogación se contesta por si misma luego de observar el desastre que, con
el desmoronamiento que viene dándose en el curso de estos años de “revolución
bolivariana”, ha alcanzado descomunales proporciones.
A
decir por los resultados de la pretendida gestión de gobierno, no es difícil
darse cuanta de los agravios que el propio proyecto político acarrea en virtud
de las contradicciones que sus presunciones comprometen en medio de las
delicadas realidades que vive el país. Esto, indudablemente, hace que la
gobernabilidad se vea menguada toda vez que el Ejecutivo Nacional, por causa de
los reveses que su incompetencia induce de cara a la conducción del país, no ha
podido resarcir. Fundamentalmente, la legitimidad presidencial así como tampoco
la promoción del desarrollo socioeconómico del cual habla el cacareado Plan de
la Patria 2013-2019.
Lo
peor de todo es el hecho de un régimen que no ha escondido su carácter
indolente, violento y despótico. Quizás, por la razón de vivir tiempos
relativamente nebulosos Tiempos éstos que han confabulado a que el régimen tome
sus decisiones solapadamente bajo la nocturnidad y con la alevosía necesaria
para seguir incitando la anarquía que favorece cada inmoralidad cometida.
Incluso, en nombre del socialismo del Siglo XXI.
Ya
Heinz Dietrich, constructor del actual modelo socialista que hoy viene
astillándose ante la desfachatez de sus mismos colaboradores, habría expresado
que de seguir el gobierno venezolano por tan equivocado camino, el país se
derrumbaría inexorablemente por cuanto “tiene los meses contados”.
Y aunque
esto es noticia de ayer para el oficialismo, éste vive, indiscutiblemente,
exasperados momentos. Tanto es así, que pretenden forzar la barra violentando
el Estado de Derecho mediante determinaciones que terminan siendo ridículas.
Pero que por otro lado, son recursos inspirados en la imposición extrema del miedo.
Así, el régimen busca urdir cualquier tipo de maniobra con tal de sacar
ventajas de donde no hay. Precisamente, con la intención de continuar la
usurpación del poder. Por eso, apostando a mantenerse en el poder, pretende que
sus ejecutorias se sientan justificadas por el ruido que sus amenazas y actos
carroñeros incitan y cometen. De ahí que se dice. por lo que se ve, que estos
son tiempos de zamuros.
VENTANA
DE PAPEL
AHORA
LA CULPA ES DEL OTRO
Lejos
de ordenar la administración de gobierno y descargarle parte del peso del
enorme burocratismo, las acciones del régimen se extraviaron en sus propósitos.
Es decir, a atiborrar con mayores compromisos al Estado venezolano con el único
propósito de hacer más flemático su devenir. Las medidas económicas anunciadas
por el presidente Maduro, supuestamente creadas para enfrentar la mal
denominada “guerra económica”, habrán de complicar aún más la situación
político-económica nacional.
Todo
esta intención de controlar la dinámica
económica, dejan ver al mundo que estos gobernantes no saben nada de economía.
Desconocen que el comportamiento de la economía tiende a reaccionar
contrariamente a cualquier imposición que sobre su incorpórea condición quiera
aplicarse.
Los
problemas que derivan de la relación entre la oferta y la demanda, son también
de naturaleza sociopolítica por lo que resulta imposible, coercitivamente,
intentar modelar absurdos que no podrían ser replicados, ni tampoco
reemplazados a instancia de una ideología o proyecto anacrónico de país. El
gobernante venezolano, en su obnubilación, no comprende que los problemas
económicos tienen causas, No culpables. Y el culpable del desorden que está
agobiando al país, es el propio régimen toda vez que sus decisiones no han sido
debidamente elaboradas así como tampoco concienzudamente estudiadas. En
consecuencia, el régimen se ha valido del resentimiento para engendrar la
represión policial que está observándose.
Es
así como las medidas anunciadas este jueves, se estructuraron sobre mecanismos
administrativos y legislativos que sólo servirán para constreñir la democracia
sin siquiera tener alguna idea de la razón del problema en cuestión. Así que
para el régimen, en su afán de tantear las realidades al margen de los
instrumentos adecuados que dispensa la ciencia económica y la ciencia política,
toma determinaciones que apuntan al blanco equivocado. A pesar de que el tiro
habrá de salirle por la culata. Y para seguir justificando sus yerros, sin
decir que la culpa “es de la vaca”, todo lleva a colegir que las susodichas
medidas inculpan a la oposición por ser oposición. Es como decir que ahora la
culpa es del otro.
CUANDO
EL DESASOSIEGO HIERE
El
pensamiento de una escritora y poetisa mexicana, Esmeralda Mora, estremece al
momento de reflexionar lo que significa “poner en evidencia el anacronismo del
poder actual”. Esta acuciosa intelectual, siempre pendiente del accionar
político y social venezolano, describe de manera asidua su preocupación por
Venezuela la cual expone a través de sus escritos cuya profundidad anima a
meditar en torno al dramático cuadro de asfixia que vive el venezolano
consciente del papel de la democracia.
En
alguna parte de su ultima opinión que puede leerse desde la Internet, plantea
“la indignación y desasosiego que provoca en estas personas la situación
general de Venezuela y particularmente su forma de gobierno (o desgobierno)”.
Justamente,
ante la molestia y tristeza que todo ello causa, Esmeralda cuyo seudónimo evoca
la cálida naturaleza marina, Alondra Mares, se pregunta: “¿A dónde; a cuántas
conciencias van a parar las palabras de quienes la utilizan como recurso
periodístico para protestar ante tanto despotismo y autoritarismo?” De ahí
refiere que su deseo va en la dirección de que la labor del periodista, “no
empiece a convertirse en el mundo en un simple hobby, instrumento político a
modo, o necesaria válvula de escape”.
Esmeralda
Mora agrega que su deseo es que “todos los que de una u otra forma evidenciamos tanta incongruencia
en el mundo, veamos reflejado en el terreno de los hechos un cambio real. De no
ser así, ¿tiene sentido el ejercicio del escritor en estos turbios terrenos?”
La reflexión de Alondra Mares, constituye uno de esos imborrables momentos
cuando el desasosiego hiere.
LA
EDUCACIÓN TIENE UN ANGEL
Figurar
que los ángeles son seres exclusivamente espirituales, no corporales, es una
verdad de fe. Pero complementa otra verdad. Sólo que ésta otra, es de sentido y
razón. Y tiene que ver con otros ángeles aunque estos son criaturas físicas.
Comparten con todo mortal los avatares de la vida.
De
ahí que no resulta extraño comprender que el proceso que mejor puede perfilar
la personalidad de todo ser humano, está acompañada por ángeles. Y la educación
es uno de ellos pues apunta a formar ciudadanía. Más, desde la escuela. Y para
lograrlo, el recurso de trabajo es inducir la mejor y mayor conciencia sobre
los derechos y deberes de los niños y adolescentes que acuden a recibir la
instrucción necesaria en la escuela venezolana. Y esto es un trabajo para los
ángeles.
Ahora
Mérida, se convirtió en el más adecuado espacio para que una educadora como
Mary Contreras, fungiera como ángel hasta hacerse, por obra y gracia de sus
estudios tanto como de su pasión educacional, en un verdadero ángel. Es el
Ángel de la Educación, cuya más reciente actividad la llevó a organizar la I
Jornada “Ángel de la Educación” a la cual se dieron cita defensores educativos
venidos de distintas ciudades del país.
La
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, ULA, recibió a tan distinguido
grupo de defensores escolares con la idea de intercambiar opiniones y afinar
propuestas a favor de la niñez del país. Ahora, bien puede decirse que la
educación tiene un ángel.
“La
incapacidad del gobernantes es sinónimo de imbecilidad. Por eso, un gobierno
incapaz suele confundir la gimnasia con la magnesia y cuando viven crisis creen
superarlas con mera verborrea” AJMonagas
antoniomonagas@gmail.com
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