martes, 12 de noviembre de 2013

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, TIEMPOS DE ZAMUROS, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL

El régimen, hambriento de poder y de corrupción, pretende  que sus ejecutorias se vean justificadas por el ruido que sus amenazas y actos carroñeros.

El desarreglo nacional es realmente dramático. Y ello tiene su explicación, y hasta su justificación. No hay de otra, por lamentable que sea. El caos pareciera haberse institucionalizado. Ha pasado a formar parte de la estructura funcional sobre la cual se elaboran las decisiones tomadas por el alto gobierno. Por eso, el país no sale de una. O como dice la prédica popular: “salió de guatemala para meterse en guatepeor”. Así ha venido sucediendo pues en el fondo de este desorden, existen múltiples insuficiencias sumadas a agudas inconsistencias que, además, devienen en serios problemas de gobernabilidad.

En principio, debe reconocerse que la capacidad del gobernante se verifica por los resultados de su gestión en relación con la dificultad del proyecto de gobierno que emprende y el grado de gobernabilidad del sistema en que actúa. 

De manera que cuando se revisa la capacidad del gobernante venezolano, no hay duda que nada puede hallarse por cuanto la ineptitud domina por encima de cualquier circunstancia. Ante este grave problema, luce pertinente referir la proverbial frase que pregunta: “¿con qué se sienta la cucaracha?”. 

Pero tan irónica interrogación se contesta por si misma luego de observar el desastre que, con el desmoronamiento que viene dándose en el curso de estos años de “revolución bolivariana”, ha alcanzado descomunales proporciones.

A decir por los resultados de la pretendida gestión de gobierno, no es difícil darse cuanta de los agravios que el propio proyecto político acarrea en virtud de las contradicciones que sus presunciones comprometen en medio de las delicadas realidades que vive el país. Esto, indudablemente, hace que la gobernabilidad se vea menguada toda vez que el Ejecutivo Nacional, por causa de los reveses que su incompetencia induce de cara a la conducción del país, no ha podido resarcir. Fundamentalmente, la legitimidad presidencial así como tampoco la promoción del desarrollo socioeconómico del cual habla el cacareado Plan de la Patria 2013-2019.

Lo peor de todo es el hecho de un régimen que no ha escondido su carácter indolente, violento y despótico. Quizás, por la razón de vivir tiempos relativamente nebulosos Tiempos éstos que han confabulado a que el régimen tome sus decisiones solapadamente bajo la nocturnidad y con la alevosía necesaria para seguir incitando la anarquía que favorece cada inmoralidad cometida. Incluso, en nombre del socialismo del Siglo XXI.

Ya Heinz Dietrich, constructor del actual modelo socialista que hoy viene astillándose ante la desfachatez de sus mismos colaboradores, habría expresado que de seguir el gobierno venezolano por tan equivocado camino, el país se derrumbaría inexorablemente por cuanto “tiene los meses contados”. 

Y aunque esto es noticia de ayer para el oficialismo, éste vive, indiscutiblemente, exasperados momentos. Tanto es así, que pretenden forzar la barra violentando el Estado de Derecho mediante determinaciones que terminan siendo ridículas. 

Pero que por otro lado, son recursos inspirados en la imposición extrema del miedo. Así, el régimen busca urdir cualquier tipo de maniobra con tal de sacar ventajas de donde no hay. Precisamente, con la intención de continuar la usurpación del poder. Por eso, apostando a mantenerse en el poder, pretende que sus ejecutorias se sientan justificadas por el ruido que sus amenazas y actos carroñeros incitan y cometen. De ahí que se dice. por lo que se ve, que estos son tiempos de zamuros.

VENTANA DE PAPEL

AHORA LA CULPA ES DEL OTRO

Lejos de ordenar la administración de gobierno y descargarle parte del peso del enorme burocratismo, las acciones del régimen se extraviaron en sus propósitos. Es decir, a atiborrar con mayores compromisos al Estado venezolano con el único propósito de hacer más flemático su devenir. Las medidas económicas anunciadas por el presidente Maduro, supuestamente creadas para enfrentar la mal denominada “guerra económica”, habrán de complicar aún más la situación político-económica nacional.

Todo esta intención de controlar  la dinámica económica, dejan ver al mundo que estos gobernantes no saben nada de economía. Desconocen que el comportamiento de la economía tiende a reaccionar contrariamente a cualquier imposición que sobre su incorpórea condición quiera aplicarse.

Los problemas que derivan de la relación entre la oferta y la demanda, son también de naturaleza sociopolítica por lo que resulta imposible, coercitivamente, intentar modelar absurdos que no podrían ser replicados, ni tampoco reemplazados a instancia de una ideología o proyecto anacrónico de país. El gobernante venezolano, en su obnubilación, no comprende que los problemas económicos tienen causas, No culpables. Y el culpable del desorden que está agobiando al país, es el propio régimen toda vez que sus decisiones no han sido debidamente elaboradas así como tampoco concienzudamente estudiadas. En consecuencia, el régimen se ha valido del resentimiento para engendrar la represión policial que está observándose.

Es así como las medidas anunciadas este jueves, se estructuraron sobre mecanismos administrativos y legislativos que sólo servirán para constreñir la democracia sin siquiera tener alguna idea de la razón del problema en cuestión. Así que para el régimen, en su afán de tantear las realidades al margen de los instrumentos adecuados que dispensa la ciencia económica y la ciencia política, toma determinaciones que apuntan al blanco equivocado. A pesar de que el tiro habrá de salirle por la culata. Y para seguir justificando sus yerros, sin decir que la culpa “es de la vaca”, todo lleva a colegir que las susodichas medidas inculpan a la oposición por ser oposición. Es como decir que ahora la culpa es del otro.

CUANDO EL DESASOSIEGO HIERE

El pensamiento de una escritora y poetisa mexicana, Esmeralda Mora, estremece al momento de reflexionar lo que significa “poner en evidencia el anacronismo del poder actual”. Esta acuciosa intelectual, siempre pendiente del accionar político y social venezolano, describe de manera asidua su preocupación por Venezuela la cual expone a través de sus escritos cuya profundidad anima a meditar en torno al dramático cuadro de asfixia que vive el venezolano consciente del papel de la democracia.

En alguna parte de su ultima opinión que puede leerse desde la Internet, plantea “la indignación y desasosiego que provoca en estas personas la situación general de Venezuela y particularmente su forma de gobierno (o desgobierno)”.

Justamente, ante la molestia y tristeza que todo ello causa, Esmeralda cuyo seudónimo evoca la cálida naturaleza marina, Alondra Mares, se pregunta: “¿A dónde; a cuántas conciencias van a parar las palabras de quienes la utilizan como recurso periodístico para protestar ante tanto despotismo y autoritarismo?” De ahí refiere que su deseo va en la dirección de que la labor del periodista, “no empiece a convertirse en el mundo en un simple hobby, instrumento político a modo, o necesaria válvula de escape”.
Esmeralda Mora agrega que su deseo es que “todos los que de  una u otra forma evidenciamos tanta incongruencia en el mundo, veamos reflejado en el terreno de los hechos un cambio real. De no ser así, ¿tiene sentido el ejercicio del escritor en estos turbios terrenos?” La reflexión de Alondra Mares, constituye uno de esos imborrables momentos cuando el desasosiego hiere.

LA EDUCACIÓN TIENE UN ANGEL

Figurar que los ángeles son seres exclusivamente espirituales, no corporales, es una verdad de fe. Pero complementa otra verdad. Sólo que ésta otra, es de sentido y razón. Y tiene que ver con otros ángeles aunque estos son criaturas físicas. Comparten con todo mortal los avatares de la vida.

De ahí que no resulta extraño comprender que el proceso que mejor puede perfilar la personalidad de todo ser humano, está acompañada por ángeles. Y la educación es uno de ellos pues apunta a formar ciudadanía. Más, desde la escuela. Y para lograrlo, el recurso de trabajo es inducir la mejor y mayor conciencia sobre los derechos y deberes de los niños y adolescentes que acuden a recibir la instrucción necesaria en la escuela venezolana. Y esto es un trabajo para los ángeles.

Ahora Mérida, se convirtió en el más adecuado espacio para que una educadora como Mary Contreras, fungiera como ángel hasta hacerse, por obra y gracia de sus estudios tanto como de su pasión educacional, en un verdadero ángel. Es el Ángel de la Educación, cuya más reciente actividad la llevó a organizar la I Jornada “Ángel de la Educación” a la cual se dieron cita defensores educativos venidos de distintas ciudades del país.

La Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, ULA, recibió a tan distinguido grupo de defensores escolares con la idea de intercambiar opiniones y afinar propuestas a favor de la niñez del país. Ahora, bien puede decirse que la educación tiene un ángel.

“La incapacidad del gobernantes es sinónimo de imbecilidad. Por eso, un gobierno incapaz suele confundir la gimnasia con la magnesia y cuando viven crisis creen superarlas con mera verborrea” AJMonagas

antoniomonagas@gmail.com

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