SUSANA MORFFE, EL TIEMPO SE AGOTA, ENTRE CIELO Y TIERRA,

Los venezolanos hemos aceptado la sinvergüenzura porque no hemos exigido a los políticos lo que por conciencia y justicia nos corresponde en esta etapa nefasta que vivimos. Tampoco los políticos cumplen con su verdadera razón de ser. Tienen a todos contra la pared. 

El país es un solo eco de quejas: “No se aguanta más la situación” es lo que sistemáticamente escuchamos, pero nadie mueve un dedo para reconvertir el desastre y la agonía de familias carentes de toda clase de oportunidades de vida. Solo estamos viendo por encima del hombro el ojo ajeno.

Dejamos perder los valores, y no se levanta nadie para el rescate de lo más preciado que hemos perdido en el país. Salvo algunas excepciones, los políticos no avanzan y entre ellos líderes de la unidad opositora sin poder frenar esta hecatombe económica. Seguimos en el mismo círculo vicioso de la complicidad, de la ofensa y la respuesta, de la mentira y la respuesta, de la violencia sin respuesta y no salimos a flote lo que ciudadanos pensantes, maltratados y sobrevivientes quieren ver, escuchar  y sentir.

Estamos a escasos dos meses de las elecciones municipales y no hay otra cosa distinta en el país que la lucha entre los integrantes de la unidad, los chavistas y maduristas, peleando por un puesto de alcalde o concejal.  La oferta  o plan concreto para hacer obras y soluciones en beneficio y desarrollo de los electores, salvo escasas excepciones, no es lo que se maneja, todo queda en librar batalla por el adversario, descuidando el propósito de toda elección: Plan para el desarrollo de las comunidades. Candidatos a última hora arreglando calles, limpiando y ordenando lo que debieron haber hecho años atrás. A modo de ejemplo, en Islas Caimán construyen un hospital de 150 camas para atender a residentes y visitantes, bautizado como Ciudad de la Salud. En cambio, los huéspedes de los principales hoteles de la isla de Coche, debieron ser evacuados y trasladados a establecimientos en la isla de Margarita, debido a la crisis que vive Coche por falta de agua.

El show político-mediático solo tiene espacio para el que más dice y no como lo hará. Lo que se ha radicalizado en el país es la protesta dirigida y pocas veces espontánea. Es la verdad que duele y a la vez se oculta y silencia. La crisis hospitalaria sigue igual, el desabastecimiento o acaparamiento es el día a día, la penumbra en calles y avenidas, la inseguridad sigue galopando cabeza a cabeza con la muerte. El dólar sube, la devaluación nos traga y anuncian un aumento de sueldo mínimo de 10% para noviembre ¿Y cómo queda el resto de los trabajadores profesionales, públicos y privados?, no se visualiza quien va a detener tanta infamia, descontrol y abuso para el pueblo.

¿Qué es la MUD? ¿Qué es la unidad? ¿Qué es está cosa llamada gobierno? Debe ser algo como  el silencio  perturbador. Nadie sabe hacia dónde va el barco sin capitán y sin timón. Somos una vergüenza de país ¿Qué no tenia Venezuela? Hoy día nos hemos dejado arrebatar hasta la conciencia por los socialistas y su mal gobierno, han empujado a Venezuela  hacia el abismo y el fracaso. Se nos agota el tiempo y no hay  luz en el túnel para dejar de ser la manada de imbéciles y cobardes sometidos por otros, incapaces de reconocer sus propias miserias.

Soltar las amarras apuntando hacia la libertad y admitiendo la responsabilidad que tiene el gobierno en los más fraudulentos problemas que tenemos, es el camino para cambiar las irregularidades antidemocráticas. Lo dijo  José Ortega Y Gasset…“la democracia del corazón y la costumbre, es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad”.

Susana Morffe

@susanamorffe

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