lunes, 14 de octubre de 2013

MARÍA ISABEL PÁRRAGA B., LOS DOS MIEDOS

Maduro tiene miedo pero los venezolanos también. Quien hoy está al frente del Gobierno por la "carambola" de los deseos de un moribundo y su "cuerdita" de asesores cubanos tiene tanto temor de perder el poder que buscó cobijo en las botas y las charreteras. 

¡Qué paradoja! Este civil en cuestión fue más allá del otrora presidente militar y le entregó completamente el poder a los uniformados. Sí, Maduro tiene miedo hasta de las "sombras" del misterio de su nacionalidad hasta el punto de la torpeza de sus seguidores de "ponerlo a nacer" en varios sitios al mismo tiempo: que si en el Táchira, que si en El Valle, en Los Chaguaramos y más recientemente el mandado hecho por la presidenta del CNE mostrando "de lejitos" un supuesto documento de un "presunto libro" donde se verificaría que el hombre fue dado a luz en La Candelaria. Tanto enredo causa muy mala impresión...

Pero es que más allá de las "impresiones" está la verificación palpable y hasta "cuantificable" del fracaso del régimen expresada en la calidad de vida del venezolano. Hoy somos cincuenta por ciento más pobres que hace un año. Y lo peor es que resta y sigue... No saben qué hacer y en un "tira y encoge" de medidas que no terminan de anunciarse, una guerra interna de poderes y de visiones y una carencia evidente de recursos que "se fumaron" entre burocracia, despilfarro y corrupción, lo único que atinan a inventar son conceptos vacíos como el "cadivismo" que, por cierto, también es fruto de su pésima gestión. Maduro vive con miedo y tiene sus razones. Le falta talento, liderazgo y carisma. Por eso no le queda más remedio que gritar a los cuatro vientos cada vez que puede: "yo soy el Presidente" como para convencerse a sí mismo. Pero el temor mayor es que en diciembre puede venir la "hora de la verdad" en cuanto a la medición de fuerzas. Si como todo apunta y la gente así lo asume los comicios municipales se convierten en un referéndum sobre su gestión, la verdad quedará al desnudo. De allí el apuro loco por querer tomar el "control total" a través de una Habilitante. Legalmente, tendrá la herramienta para gobernar por decretos y si la gente "se pone cómica" mostrar los dientes del control militar. Ese es el juego y la forma para imponerse nuevamente será el miedo, ya no solo amenazando con quitarles a los que menos tienen las dádivas que les dan a través de mecanismos que los hagan cada vez más dependientes del Estado, sino procurando que "nada se diga" y "que nada se sepa" por medio de la censura directa a los pocos medios que quedan con independencia editorial.

Los regímenes con miedo se tornan aún más represivos. La gente tiene dos opciones: o sucumbe y se somete o, simplemente dice NO con todas las consecuencias. En esa disyuntiva estamos.

mariaisabelparraga@gmail.com

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