Cómo será de malo el actual MinPoPoRelEx que ni los Kirchner lo quisieron aceptar y le negaron el plácet cuando el muerto
difunto que falleció, en una de sus muchas locuras, lo designó como embajador
en Argentina. Pero eso no es lo peor,
porque si esa mullida poltrona ha recibido las amplias posaderas de José
Temiente y del Inmaduro, cualquier hijo de vecina puede. Por lo menos el actual puede mostrar una
cartulina que certifica que es graduado universitario; los otros dos, no.
Pero es que a este puede aplicársele aquello
de don Simón: “el talento, sin probidad, es un azote”. Y, luego, si ejerce el cargo a tiempo parcial
—como lo hace porque está más ocupado tratando de sabotear al Gobierno del Estado
Miranda—, peor. Y a la prueba me remito.
Cuando uno revisa el discurso que cometió
recientemente en la Asamblea General de la ONU, lo que provoca decir es que
perdió una excelente oportunidad para quedarse callado. Aquello fue ofensa tras ofensa, provocación
más provocación. Desde el mismo
“vamos”. Cuando dijo: "Esta
organización está secuestrada (…) el secuestrador tiene muchos rostros (…) pero
sigue siendo el mismo: el imperialismo", lo que intentaba era —al igual
que el niñito que le da un puntapié en la espinilla a un adulto— descomedirse con los Estados Unidos; pero a quien
retrataba de cuerpo entero era a China, la potencia que ya nos tenía atenazados
por el guargüero con lo del petróleo a futuro y que ahora, por la desesperación
de Girafales, también ha logrado asegurar la entrega de otros materiales
nuestros.
Luego apeló a lo que le aprendió a Goebbels: repetir
mentiras. Salió a decir que le tocó
reemplazar a su jefe porque los Estados Unidos —los muérganos de siempre—
pusieron obstáculos y no dieron garantías “para él y para los miembros de su
delegación". Lo malo es que lo hace
después de que ese país ya había informado de todas las excepciones que habían
hecho en lo que es usual en el derecho de gentes para poder acomodar la resultante
de las inexperiencias en esa materia por parte de la cancillería nuestra. Que había dejado que el caracol (por aquello
de que lleva el animal por dentro)
sobrevolara su espacio aunque nuestros “diplomáticos” no habían cumplido
con los plazos de aviso, y que habían extendido más de 200 visas a unos tipos
—bastante dudosos, añado yo— que ya se estaban echando palos en Manhattan,
incluida la peluquera de la primera combatiente.
Pero nada dijo de Siria, ni de la extraordinaria
decisión del Consejo de Seguridad, que votó por unanimidad —después de dos años
y medio, y cien mil muertos— para condenar el uso de armas químicas en ese país
y advertir al régimen imperante allí de que habrá "consecuencias" si
no desmantela ese arsenal. Y no pudo
decir nada porque siguen siendo curruñas de Al Assad y de todos los déspotas
que quedan en el Oriente Medio y que son sus socios — ¿o será “cómplices” la
palabra adecuada? Tampoco dijo nada del
acercamiento entre el nuevo gobierno de Irán y los Estados Unidos, de la aceptación
por parte del nuevo gobierno iraní de la supervisión de sus desarrollo
nuclear. Debe ser porque esas cosas
tienden hacia la paz y este régimen —que lo que hace es buscar pelea con todo
el mundo— quiere, necesita, que su archirrival, el imperio meeesmo, se
empantane en otra guerra. Para nada les
importa, o entienden, que esta pueda ser nuclear.
Más adelante, tuvo la cachaza de felicitar a Edward
Snowden —el soplón de la NSA, a quién de vainita no le dimos asilo— por sus
"valientes revelaciones" acerca de cómo ese gobierno nos espía. ¿Qué diría si uno de los esbirros venezolanos
que se ocupan de esa materia entre nosotros, cansado de recibir órdenes de un
abusivo jefe cubano, hiciera lo mismo que el chivato gringo? Por menos que eso, hicieron desaparecer de
VTV al drogo hojillero…
Fue notorio el ruidoso silencio —para usar un oxímoron
bastante manido— que mantuvo en relación con los abusos guyaneses al conceder
permisos de exploración en el mar territorial venezolano. Y no me refiero a las aguas que genera la
zona en reclamación al oeste del
Esequibo —que también debieran ser no-no— sino al mar que origina Delta
Amacuro. De eso no dice nada. ¿Por qué?
Porque así no tienen que contradecir a la calamitosa momia cubana, que
tan lejos como en la década de los 80, ya había tomado partido por Guyana. Nuestra política exterior, en manos de
“diplomáticos a las carreras”, como Jaua, ya no es para fortalecer al Estado,
es para complacer los intereses de los cubanos y del Foro de Sao Paulo.
En lo que sí apoyo al caucagüense es en eso de que hay que crear “un organismo de las Naciones Unidas que trabaje en función de garantizar el derecho a la privacidad y el poder comunicarse sin intercepciones, para todos los habitantes del planeta". Porque los venezolanos saldríamos ganando: el régimen tendría que dejar de pinchar nuestros teléfonos, allanar ilegalmente nuestras propiedades y censurar lo que dicen los medios…
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