martes, 1 de octubre de 2013

FORTUNATO GONZÁLEZ CRUZ, EL NEGOCIO CHINO, POR LA CALLE REAL

En La Quebrada las bestias han sido sustituidas por motos chinas. 

Con ellas desaparecieron los aperos y quienes los hacían. No se sabe por cuánto tiempo aguantarán las pulperías en las que   se consigue   de todo   incluso   artesanías como   alpargatas,   cuchillos   cachoe’vaca, canastos, budares y escardillas hechos por algún herrero sobreviviente.

Antes el dispensario atendía partos y uno que otro picado de alacrán; ahora se dedica a traumatismos causados por motos.

En Colombia hubo una protesta nacional de talabarteros, zapateros y sastres que han visto amenazada su existencia por chancletas y confecciones chinas. En Venezuela vemos desaparecer nuestros artesanos y pequeños industriales, los abastos, las pulperías, los supermercados y demás comercios que están siendo sustituidos por bazares chinos, que sólo venden mercancía china. Ahora es la generación eléctrica, la minería y la producción de petróleo. En los negocios chinos casi no trabajan venezolanos, solo chinos.

No sé cuántos chinos llegan semanalmente a Venezuela pero lo que si sé es del desplazamiento masivo de nuestros pequeños y medianos productores y comerciantes y pregunto: ¿La masiva inmigración china responde a una política del gobierno bolivariano? Si es así, ¿Qué gana el país con la pérdida de sus artesanos y de su pequeña industria? ¿Qué gana el país con la sustitución de nuestra artesanía por mercadería china? ¿Qué gana el país con la pérdida de sus sastres y costureras? ¿Qué se gana con la sustitución de los pequeños comercios por bazares chinos? ¿Es más eficiente la gran empresa china que la alemana, o la gringa, o la francesa, o la brasileña? ¿Es un negocio de algunos boliburgueses? ¡Sería traición a la patria!

Venezuela produce emigrantes calificados y trae inmigrantes semiesclavos para quienes no hay Ley del Trabajo, ni SENIAT, ni INDEPABIS, ni leyes de inmigración, ni idioma castellano, ni valores patrios, ni siquiera integración al colectivo donde llegan a montar el tarantín y a vender sin horarios ni días feriados. Venezuela siempre ha sido amable con quienes han llegado entre ellos mis bisabuelos que vinieron a meterle el hombro a este país: colombianos trabajadores bien educados, italianos y portugueses emprendedores, árabes hábiles para el comercio y se integraron para formar una sola gran familia. Pero el chino no se integra ni genera desarrollo. ¿Por qué, entonces, la revolución los trae en masa? ¿Por qué autoriza miles de millones de dólares para importar desde centrales eléctricas, chucherías hasta papel higiénico?

Los recientes acuerdos con China amplían la entrega con nuevos préstamos y llena al país de más y más chinos. ¿Puras baratijas a cambio de petróleo? ¿O hay sectores estratégicos entregados a China como a Cuba? Y no es xenofobia sino una reflexión sobre nuestra soberanía y los grandes intereses nacionales.

Fortunato González Cruz 

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