Los
venezolanos fuimos gratamente sorprendidos por la noticia de que el patrullero
venezolano "Yekuana" había detenido el buque RV Teknik Perdana,
contratado por la transnacional Anadarko, para realizar labores de exploración
petrolera en la fachada Atlántica venezolana por orden de Guyana y que la
Armada venezolana había obtenido la autorización del gobierno nacional para reiniciar el patrullaje, suspendido
desde hace un año, en nuestra zona económica exclusiva.
Digo gratamente
sorprendidos porque la actitud de los gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro ha sido de una absoluta
debilidad en la defensa de los intereses vitales de Venezuela en el Caribe.
Esta debilidad ha llegado a tal extremo que sólo puede ser explicada si se
acepta que nuestra política exterior se encuentra subordinada a Cuba.
No
hay otra explicación posible. Veamos algunos casos para que se pueda entender
la gravedad de mi afirmación. Nicolás Maduro hizo recientemente una visita
oficial a Guyana. Curiosamente, aceptó la invitación días después de que el
ministro del ambiente de ese país había dado una rueda de prensa en la ciudad
de San Diego informando que Guyana había entregado una concesión petrolera a la
empresa Anadarko en el bloque Roraima, la cual afecta la fachada Atlántica de
la zona de reclamación y la del estado Delta Amacuro. Durante su visita, en lugar de rechazar el derecho de Guyana a
ese espacio marítimo venezolano, guardó un sorprendente silencio, que puede
haber producido un Stoppel de aquiescencia. Justamente, el buque detenido se
encontraba en el bloque Roraima realizando levantamientos sísmicos.
No
satisfecho con esta muestra de absoluta debilidad, en la rueda de prensa que
ofreció después de la lectura del comunicado conjunto de los dos gobiernos,
declaró que "recientemente han salido documentos desclasificados de la
década del 60, 70 y 80 que demuestran quiénes eran los intrigantes que
preparaban una guerra con Guyana" sin valorar que ese planteamiento debilita
de tal manera nuestra autoridad moral en las negociaciones que puede
comprometer sus resultados. Esa absurda posición coincide con la sostenida por
Hugo Chávez cuando se atrevió a decir que la reclamación venezolana se había originado por presión de Estados Unidos. No existe otra manera de
tipificar esas declaraciones que como traición a la patria. Ahora, el canciller
Jaua decide viajar a Guyana, cuando se violó nuestra soberanía.
El
problema con Guyana se ha ido agravando como consecuencia de la criminal
negligencia de los gobiernos chavistas. El Tribunal Internacional del Derecho
del Mar sentenció una controversia entre Guyana y Surinam, para delimitar las
áreas marinas y submarinas, utilizando varios puntos ubicados en la costa del
Esequibo, desconociendo que esa área forma parte de una controversia limítrofe
entre Venezuela y Guyana. Ante ese hecho, la cancillería venezolana no presentó
formal protesta. El colmo, es que en la concesión del bloque Roraima, Guyana
quiera aplicar en forma unilateral una línea divisoria con Venezuela con una
inclinación de 30 grados, sin respetar nuestra decisión soberana, respaldada
por el continuo patrullaje de 40 años de la Armada ratificando nuestra
soberanía, de que la inclinación de esa línea
es de 70 grados.
Esa
sorprendente muestra de debilidad no ha sido sólo con Guyana, sino también con
el Caribe. El Caricom, de manera arbitraria ha querido desconocer que la isla
de Aves genera mar territorial y plataforma continental, hecho aceptado por
Estados Unidos y Francia en el momento de delimitar las áreas marinas y
submarinas con Venezuela. Esta posición es una muestra clara de la actitud
inamistosa hacia Venezuela de los países del Caribe. Nuestra política
internacional siempre ha buscado la cooperación con estos países, pero
lamentablemente nuestra actitud siempre ha sido interpretada como una posición
imperialista que sólo busca la recuperación del territorio Esequibo. En
respuesta a esta actitud inamistosa, Venezuela debería revisar las ventajas
petroleras que les ha concedido en
Petrocaribe.
La
patriótica actitud de la Armada venezolana al imponer la necesidad del
patrullaje en nuestro mar territorial, plataforma continental y zona económica
exclusiva ha fortalecido en muchos venezolanos la fe en que la Fuerza Armada
cumplirá con su deber de defender la
soberanía nacional, y que rechazará con gran firmeza cualquier
presión de orden ideológico a que pueda
ser sometida para que suspenda dicho patrullaje. Estamos seguros que surgirán
maniobras de altos funcionarios del gobierno, fundamentalmente de Miraflores y
de la cancillería, para que la Fuerza
Armada modifique su actual posición. Tengan ustedes la seguridad de que el
pueblo venezolano comparte sus mismas preocupaciones por la defensa de nuestra
soberanía y rechaza toda posición entreguista que comprometa los intereses
vitales de Venezuela.
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich
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