jueves, 17 de octubre de 2013

ENRIQUE G. AVOGADRO, A ESTE POZO NO RODÉ (ME MUDÉ CON GRAN TRABAJO), CASO ARGENTINA

“No es lo mismo ser profundo que haberse venido abajo” María Elena Walsh

Si la decadencia argentina, que tanto esfuerzo nos ha costado conseguir, no encontraba la forma de quedar expuesta, definitivamente, ante el mundo, la asunción de Amado Guita-rrita Boudou como Presidente, en razón de la dolencia transitoria de la señora de Kirchner, fue el reflector que la iluminó con más fuerza.

La prensa mundial, que dio poco espacio –salvo honrosas excepciones- a la operación que sufrió doña Cristina, reflejó con gracia y humor, y con terrible ironía, la penosa historia personal de quien ejerce hoy la primera magistratura. O Estado de São Paulo, por ejemplo, lo mostró montado en una enorme Harley Davidson, cuya propiedad atribuyó a un ministro brasileño, paseando por las calles de Brasília y exhibiendo su habitual sonrisa; ignoraba Guita-rrita, a ese momento, qué estaba sucediendo en Olivos y las consecuencias personales que traería.

Llegar a saber de qué se ríe, permanentemente, este siniestro personaje resulta una verdadera misión imposible. Los jueces federales que lo investigan avanzan, aunque todavía muy lentamente, en la investigación de sus relaciones, personales y como funcionario, con hechos delictivos de enorme magnitud. Ciccone y la comisión (¡$ 7.000.000.=!) percibida por Vanderbröele por renegociar la deuda de la Provincia de Formosa –la más pobre del país- con la Nación, no son los únicos problemas que, sin dudas, enfrentará más temprano que tarde. Falsificación de documentos para comprar automóviles, un enriquecimiento de imposible explicación, bienes camuflados bajo mantos de parentescos y noviazgos, negociaciones incompatibles con la función pública y antiguas quiebras sospechosas, son los compases que compondrán el tango del amargo final de este Vicepresidente que, como dicen sus neo-defensores, fue también elegido por el 54% de los votos válidos.

Si nuestra sociedad pudo darse un segundo mandatario de este nivel se debe a que, sin lugar a dudas, somos decadentes terminales. Tal vez, la magnitud de la comprobación permita que, cuando llegue el momento de concurrir a las urnas en elecciones ejecutivas los argentinos habremos aprendido y ejerceremos nuestro primer derecho republicano con seriedad y a consciencia. Recuerdo una vieja frase: “La experiencia es lo que hace que un hombre que ha tropezado dos veces con la misma piedra, lo confiese la tercera vez”; si ponemos a la triste Isabelita en ese inventario, se comprenderá a qué me refiero.

El problema de esta regencia constitucional de Guita-rrita es que nadie, en el Gobierno o fuera de él, lo quiere, ya que resulta un salvavidas de plomo y una fuente inagotable de problemas. Es una verdadera pena, porque su formación académica es, por lejos, superior al hato de payasos a los que la Presidente ha encomendado conducir la economía nacional y las relaciones con el mundo.

Pero, según es vox populi, el poder real será ejercido, durante este interregno, por una mesa compuesta por Carlos Chino Zannini, Máximo Bebito Kirchner, Héctor Señor 5 Icazuriaga y el Gral. Espión Milani. Otra vez, la concentración y el personalismo que han sido el modelo de poder de los Kirchner desde sus lejanos días en Santa Cruz, produce un hecho curioso; veamos a qué me refiero.

El Chino nunca fue elegido para nada. Con un pasado maoísta –de allí una de las acepciones de su apodo; el otro es su aspecto- y carcelario por actividades subversivas, debe su participación en el círculo áulico exclusivamente a la voluntad del matrimonio imperial. Carece de formación económica, aunque no en materia de negocios, como lo muestra su padrinazgo de Electroingeniería, la empresa de su compañero de celda, Gerardo Ferreyra, hoy gran adjudicataria de las obras públicas que no recibe, o no puede recibir, Lázaro Báez.

De Bebito nada se sabe, con excepción de su detallado relato acerca de cómo su papá muerto le tiraba los soldaditos de plomo. Su madre intentó que entrara en política, con escaso éxito, dada la falta de interés del candidato y su obvia falta de talento, corroborada por la carencia de estudios formales. Su rol, sin embargo, podría ser actuar como polea de transmisión de los deseos de la enferma; resta ver con qué fidelidad serán transmitidos por alguien que, por lo que se supone, ni siquiera sabe hablar con coherencia.

El Señor 5 tiene su propio circo y sus propias complicaciones. Su cotorro privado, la ex SIDE, se ha transformado en una bolsa de gatos, como mostró el episodio de la muerte del Lauchón (¿qué fue de la investigación de lo ocurrido?). Como responsable –comparte el rol con Milani- de la información de inteligencia que recibe la Presidente, su papel ha sido pobrísimo: no fue capaz de anticiparle la ruptura de Massa ni la magnitud de la derrota en  agosto. Hay quien dice, en los mentideros políticos, que a Icazuriaga lo llaman “corazón de ballena”, en alusión a la forma popular con que se nombra a ese órgano y al tamaño del cetáceo.

Finalmente, el Espión, tan sospechado de enriquecimiento ilícito por su mansión en San Isidro, el primer oficial de inteligencia que llega a la cúspide del Ejército que, según se sabe, ejerce con mano dura. Su preponderancia alcanza a las otras fuerzas armadas y, en especial, al Estado Mayor Conjunto. Habrá que observar, con minuciosidad, cómo continuará la carrera de este hombre, muy controvertido por lo sinuoso de sus actitudes.

Resta saber qué hará el núcleo duro del cristinismo con Guita-rrita si la convalecencia de la Presidente se prolongara demasiado; el mismo miércoles, el inefable y “aspirador” Jefe de Gabinete recortó cualquier ínfula que pudiera tener el Vicepresidente en ejercicio, aclarando públicamente que las decisiones las tomaría siempre doña Cristina y las funciones de aquél serían meramente protocolares, por lo cual no le permiten siquiera ocupar un despacho en la Casa Rosada, a la que debe concurrir a diario a recibir instrucciones del Chino. Por lo demás, tampoco hay que descartar que, ante tamaño cerco, Boudou mismo decida dar un paso al costado, aún a costa de ser pasto de las fieras de Comodoro Py en lo inmediato.

La inseguridad, el flagelo que se encuentra al tope de las preocupaciones ciudadanas, remató la campaña oficialista. El horrible asesinato de Araceli, descubierto doce días después de su desaparición, el episodio protagonizado por Cabandié y la agresión a la casa de Bonfati, en Santa Fe, han golpeado con fuerza y por igual a Lancha, Martín Insaurralde, la Emperatriz enferma y a todos los suyos.

La economía, por su parte, continuará a la deriva, debido tanto a la supina ignorancia que doña Cristina exhibe sobre la disciplina. El G-7 (Lorenzino, Patotín, Kiciloff, Marcó del Pont, Bossio, Echegaray más Fábrega), al cual la Presidente ha encomendado la gestión diaria ha sido incapaz, siquiera, de mostrar alguna cohesión interna y, por el contrario, sus peleas trascienden públicamente. En la materia, tanto como en las relaciones internacionales, la Argentina carece de rumbo y, sobre todo, de políticas de largo plazo y planificación, y toda la actividad se reduce a dar manotazos de ahogado y tratar de evitar que continúe la caída en las reservas monetarias.

La conservación de esas reservas reviste, a los ojos del Gobierno, una importancia trascendental, ya que el peligro inminente es que no alcancen para pagar el nuevo botín de la banda delictiva que nos gobierna. El jueves pasado, el Senado convirtió en ley el Presupuesto Nacional 2014, que prevé un crecimiento que duplica el estimado por todos los organismos multilaterales y analistas privados. Esa adulteración permitirá que quienes tienen bonos atados a ese crecimiento roben, el año próximo, cuatro mil millones de dólares. Mi eterna pregunta conserva su vigencia: ¿quién, salvo aquel que supiera que podía falsear las cifras del INDEC, pudo haber comprado esos bonos?

Para concluir, una breve mención a la oposición. Su pánico ante un posible efecto de empatía que disminuya los porcentajes de la victoria el 27 de octubre, o lo transforme en derrota en algunas circunscripciones, los ha llevado a mantener un total silencio de radio. Es un flaco favor que le hace a la democracia y a la República, que debiera estar enterada de cuál es la posición de cada uno de los dirigentes frente a los grandes problemas que nos aquejan, sobre todo cuando el acto eleccionario ya es inminente.

Sólo espero que, para las próximas elecciones ejecutivas, los argentinos hayamos aprendido algo; sobre todo, a no elegir a un nuevo “salvador” que reedite el círculo eterno de esperanza y desilusión, que tanto le ha costado al país desde hace demasiadas décadas. Debemos luchar por la vigencia de la Constitución y de las instituciones que de ella se derivan, y entender que, si queremos ser verdaderamente libres, tenemos que ser esclavos de las leyes.

Mis deseos de rápida recuperación de doña Cristina Fernández, para que pueda reasumir las riendas del Estado y, sobre todo, hacerse cargo de la factura de esta triste fiesta que duró ya una década, no precisamente ganada.

Enrique Guillermo Avogadro

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