viernes, 11 de octubre de 2013

ELINOR MONTES, ESTA LUCHA ES POR LA DIGNIDAD

Esta es una lucha por el respeto de la dignidad humana. Si la sociedad recupera los valores morales la prosperidad y el bienestar vendrán por añadidura.

El ilegítimo en sus discursos convoca a “cuidar la formación diaria de las nuevas generaciones,… la doctrina y la ideología", “hay una guerra psicológica”, “el día que nuestra Patria deje de creer en su propia fuerza, ese día comienza la disolución de lo que somos y lo que fuimos” y amenaza con radicalizar la revolución “si continúa la guerra económica, política y eléctrica”.

Como le es propio, el régimen con mentiras y medias verdades intensifica el odio hacia “los burgueses-la derecha-el imperio yanqui” (es decir, quienes no lo comparten) y cohesiona sus filas contra éstos, a quienes transfiere la culpa de las consecuencias de la guerra que ellos, los comunistas, libran para mantenerse en el poder, expandirlo a otras naciones y justificar la radicalización que intensificará la miseria moral y material que padecemos.

Lo más terrible de los totalitarios comunistas es su habilidad para dar sensación de poder a quienes son considerados por ellos cosa desechable y usar el poder para posicionar su pensamiento único mediante el engaño, la manipulación, la traslación al contrario de sus culpas y delitos y la perversión de los valores: convierten la mentira en verdad y el amor en odio; hablan de paz, libertad, justicia e igualdad mientras hacen la guerra, controlan, reprimen, cometen las injusticias más graves y discriminan; aparentan bondad mientras promueven la maldad; hablan de humanismo mientras destruyen la humanidad y hablan de Cristo mientras niegan los valores cristianos y sustituyen la adoración a Dios por la adoración a la revolución y su líder; el Papa Pío XI en su Encíclica Divini Redemtoris sobre el Comunismo Ateo, cita diversos pronunciamientos de la Iglesia Católica contra el comunismo, entre ellos al Papa Pío IX, en su encíclica Qui pluribus: «[A esto tiende] la doctrina, totalmente contraria al derecho natural, del llamado comunismo; doctrina que, si se admitiera, llevaría a la radical subversión de los derechos, bienes y propiedades de todos y aun de la misma sociedad humana».

La labor de la gente decente es combatirlo, sembrar y mantener los valores morales y desenmascarar a los comunistas.

Los comunistas temen perder el poder porque la gente deje de creerles y de temerles y quienes no lo comparten deberían temerle a que la gente pierda la noción de dignidad, el criterio para juzgar entre el bien y el mal y se inmovilice por miedo.

Esta no es una lucha por el problema de la basura, los huecos, la inflación o la escasez como pregona la dirigencia opositora en su campaña para el 8D. Esta es una lucha por la dignidad de la persona humana, por el amor, por la verdad, por la libertad, por la justicia, por la igualdad, por la paz, por la humanidad, por la vida. 

Los flagelos que padecemos son consecuencia de la ausencia de valores morales en gobernantes y gobernados. Si los recuperamos la prosperidad y el bienestar vendrán por añadidura.


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