Aquel que no ha sudado lo que sus manos encuentran en sus bolsillos para satisfacer sus necesidades, no le preocupa regalarlo o malversarlo. Antonio Semprun
La
manera más patética que tuvo el difunto dictador para demostrar su
"gran" amor por Venezuela y el soberano como solía llamar al pueblo,
fue desmontar sus instituciones democráticas para dar paso al modelo fracasado
del comunismo, permitir la invasión de manera pacífica por parte de las huestes
de Fidel y Raúl Castro, entregar sus riquezas
a otros países para erigirse como líder continental a costa de su
destrucción y la mendicidad de sus ciudadanos.
La
destartalada herencia trasmitida a quien arrastra el peso de la ilegitimidad,
aunada a innumerables deficiencias de cultura general, buena dicción, conocimiento del país que desgobierna, que está rodeado, de narcotraficantes,
corruptos, saqueadores de oficio y delincuentes de cuello rojo, nos condena a
ser un país que marcha a paso veloz hacia el siglo IXX.
El
verdugo de la democracia venezolana hoy
fallecido y su corte de aduladores, la misma que acompaña a su iletrado heredero son arquitectos
de fracaso, miseria, ruina y muerte, han sido muy eficientes para
convertir a Venezuela en un país en
penumbras debido al fracaso de Corpoelec, sus calles, puentes y avenidas se
muestran como las de un país en guerra por las que transitaron las orugas de
pesados tanques, sus hospitales parecen instalaciones saqueadas por el
vandalismo, su principal empresa fue convertida en botín de filibusteros y sus
reservas en oro fueron fundidas en maletas y maletines que salen ilegalmente de
nuestras fronteras, para engordar millonarias cuentas cifradas en bancos
extranjeros.
Maduro
y su fracasada política económica hace que los venezolanos amanezcan cada día
más pobres, con menos calidad de vida, mientras ellos son cada vez más ricos,
son los reyes de un país de súbditos pobres,
este desgobierno logro uno de los objetivos del difunto dictador, que
los ricos y los pobres fueran iguales,
en Venezuela ni ricos ni pobres encuentran papel toilette, harina pan,
leche, café o aceite, no tienen seguridad, son iguales en la desgracia en la
que los ha sumido este régimen hambreador.
Hoy
Venezuela además de carecer de los artículos indispensables para la cesta
básica de los venezolanos, quienes la desgobiernan carecen de principios,
carecen de moral y luces que se han convertido en nuestras primeras
necesidades.
Cnel
(GN) Antonio Semprun
@antoniosemprun
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