miércoles, 30 de octubre de 2013

ANDRÉS SIMÓN MORENO ARRECHE, EL ABC DE LA PROPAGANDA DEL SIGLO XXI

Resumen de la conferencia final del Seminario-Taller “Comunicación persuasiva para tiempos electorales” Incluye mis respuestas a las preguntas que más se repitieron al final del evento

La guerra comunicacional es, por decirlo de alguna manera simple, una de las muchas formas como se manifiesta la propaganda, entendiendo como propaganda el conjunto de comunicaciones persuasivas que tienen como objetivo cambiar o profundizar las convicciones, la fe y la percepción del entorno de un determinado grupo humano. La guerra comunicacional  no se hace para ‘honrar’ a la verdad, ni para avalar la autenticidad de un argumento, tampoco se hace para reflejar, objetivamente, la realidad, sino que es un conjunto de comunicaciones persuasivas, manipuladas y orquestadas con el deliberado propósito de captar adeptos a la causa de un partido, de un líder o de una organización, y mientras la guerra de percepciones sucede, se  genera una matriz de opinión favorable a los intereses de ese partido, de ese líder o de esa organización, sea una organización No Gubernamental, un partido político, una religión o una organización privada.

Como es una de las muchas formas de la propaganda, la guerra comunicacional utiliza las distintas modalidades de la comunicación para alcanzar sus fines; utiliza la información periodística de todos los medios de comunicación social y también la desinformación como recurso táctico. Echa mano de la persuasión sutil de las formas ocultas de la publicidad para transmitir mensajes concienciadores.  Usa los instrumentos de las Relaciones Públicas inter institucionales para matrizar una percepción pública corporativa y por ello la guerra comunicacional se encuentra es ‘su elemento’ en los medios de 4º generación, como el internet, la telefonía satelital y el celular de última generación, sin desmerecer la influencia que tiene la calle como soporte de la comunicación de percepciones inter personales, que en Venezuela se llama ‘radio-bemba’, un término por demás ilustrativo del proceso.

La guerra comunicacional es, por lo tanto, una consecuencia, tal como lo es la conflagración militar de la política, como nos lo advertía Karl v. Clausewitz, en su libro “De La Guerra” Tomo I, Capítulo II (Teoría de la guerra) “La guerra es la continuación de la política, pero por otros medios”.  Entonces podríamos secuenciar que “La guerra comunicacional es la continuación de la información, pero por medios persuasivos”.

¿EL GOBIERNO UTILIZA LAS LEYES Y LOS PRINCIPIOS DE LA GUERRA COMUNICACIONAL?

No me queda la más mínima duda de ello. Desde el año 2002, fecha del primer estudio que realicé de la comunicación gubernamental en esta ‘era chavista’, hasta el más reciente ‘focus group’ y los otros que realicé el Occidente de la república, a propósito de las próximas elecciones del venidero 8 de diciembre, he comprobado lo que muchos colegas se resistían a creer: Que el gobierno no informa, como es el mandato constitucional, sino que utiliza cada vez más eficazmente, las formas persuasivas de la guerra comunicacional como una política desinformativa.

Algunos de mis colegas comunicólogos, como el profesor Marcelino Bisbal (Director de los estudios de Postgrado de la UCAB) o el Doctor Carlos Pérez Ariza (Profesor Titular del Postgrado de Comunicación Social de la Universidad de Salamanca, España), han reconocido, apenas recientemente, que la comunicación pueda convertirse en una guerra persuasiva, con leyes y principios estratégicos y tácticos que se pueden aplicar y comprobar una y otra vez, lo cual corrobora lo difícil que es aceptar este cambio paradigmático.  Pero es una modificación irreversible, que como el clima, te cambia los referentes una veces con sutileza; otras abruptamente.  Hasta el momento he identificado seis de las diez Leyes fundamentales y ocho de los 13 Principios estratégicos y tácticos que pone en práctica el gobierno venezolano, como único vocero del Estado, que es una forma ‘tropical y televisiva’ de la guerra de guerrillas comunicacional  porque nadie, excepto el cuestionado Presidente Maduro, sabe qué se va a disparar comunicacionalmente porque los principios de la guerra comunicacional se han convertido en la Doctrina Informativa del gobierno bolivariano.

¿DÓNDE GENERA EL GOBIERNO ESA GUERRA COMUNICACIONAL?

Supongo que el Gobierno tiene a la disposición del Presidente Maduro una Mesa Situacional que, algunos afirman, funciona en los sótanos del Palacio de Miraflores (no me consta eso) pues no de otra manera se podría orquestar un aparato propagandístico como el que ostenta actualmente el gobierno. Esa mesa debe obtener información diaria de múltiples ‘think-tanks’, clasificados por áreas y por especialidades, que presumo están ubicados en distintas regiones del país y estimo, razonablemente, que uno de los principales ‘tanques ideológicos’ debe estar en la Embajada de Cuba, o en una locación externa a la sede de la embajada pero integrada por pensadores cubanos, lo cual no es malo ni es bueno sino lógico, en virtud de las relaciones tan estrechas entre el Gobierno de Caracas con el de La Habana.   Sea donde fuere que estén esos ‘tanques de pensamiento profundo’, la Mesa Situacional recibe de ellos los insumos y es la que genera los perfiles opináticos para difundir entre las instituciones del gobierno, los temas-eje para diseminar entre los forjadores de opinión del Gobierno y del PSUV, así como también se derivan de la Mesa Situacional los lemas y las promesas básicas para las campañas informativas y publicitarias que habrán de ejecutarse a través de los medios del Estado.

¿Y LA OPOSICIÓN?

La oposición debería tener una Sala Situacional con unos cuantos ‘tanques de pensamiento profundo’ a su disposición, no sólo para los emprendimientos reactivos a los que somete el desgobierno al país opositor, sino para ir más allá de lo reactivo y emprender una guerra comunicacional propositiva, que yo sugeriría fuese ‘de aproximación indirecta’, pero lo suficientemente persuasiva, coherente y clara, con vista en el futuro inmediato: convocar por la promoción del pueblo a una Asamblea Constituyente para refundar la República. Esto solo le logra con claridad de objetivos y estrategias comunicacionales para consolidar una propuesta de país basada en la 5º Ley de la Guerra Comunicacional: La idea más sencilla penetra más fácilmente y perdura más tiempo en el recuerdo de las masas.
¿Qué se requiere para entender el hecho comunicacional en esa ‘guerra de percepciones’?

Aceptar que hay un cambio paradigmático en el proceso de la información. Hasta hace pocos años, el paradigma de la comunicación cabalgó sobre lo informativo. La información y la búsqueda de la verdad objetiva fueron el paradigma y su correspondiente corolario, pero con el advenimiento de las técnicas publicitarias, el paradigma informativo de la comunicación se vio desbancado por la persuasión blanda de la publicidad. Textos como ‘La Seducción Subliminal’ de Wilson Bryan Key, o “La Guerra de la Mercadotecnia” y “Posicionamiento” de Al Ries y Jack Trout fueron fundamentales para entender un aspecto esencial del problema que la postmodernidad planteó a la comunicación, a tal punto de quiebre que desmitificó la carga moralmente negativa de la mentira en la comunicación de la información persuasiva y se validó como un elemento integral de la propaganda. Goebbels se encargó de lapidar la epistasis de la verdad en la comunicación validando la mentira al afirmar (y comprobar) que una falsedad repetida insistentemente (nunca dijo que 100 veces) se convierte en una verdad. ¿En una verdad para quién y por qué? Las respuestas a estas interrogantes están en los objetivos del enfoque persuasivo de la información, el nuevo paradigma de la comunicación en la presente guerra de percepciones.

¿LA REALIDAD NO IMPORTA?

Por supuesto que sí. Importa tanto que es el modelo referencial para poder armar una estrategia persuasiva. Ahora bien, habría que preguntarse qué es la realidad. La realidad se podría definir como “aquello que parece ser” porque la realidad es fundamentalmente un acuerdo, una cognición preestablecida; aquello que acordamos como real y que asumimos como realidad.  De hecho, la realidad del universo físico es experimentada a través de los sentidos que nos conectan y luego decidimos que fuera de mí hay algo, y entonces esa realidad perceptiva la transformamos en algo que intuimos verdadero. Pero de la única forma que conocemos este objeto es a través de nuestras percepciones, que son conductos artificiales e imperfectos, por lo tanto no estamos en contacto directo con el universo físico. Sólo estamos en contacto con él a través de nuestros conductos sensitivos.

Esta diferencia fundamental, entre ‘realidad’ y ‘lo real’ es la esencia epistemológica que le da sustento a la guerra comunicacional como proceso persuasivo. Lacan distingue realidad de todo lo que existe, que identifica como lo real, siendo la realidad el conjunto de las cosas tal cual son percibidas por el ser humano; la realidad es, por tanto, un fenómeno mientras que lo real es el conjunto de las cosas independientemente de que sean percibidas por el ser humano. La primera pregunta que un estratega de guerra comunicacional debe hacerse es ¿Cuál es la realidad que debo modificar, corregir o profundizar? Y se trata de una pregunta que no considera a lo real, a lo verdadero, sino a lo perceptible.  Como puede inferir, la realidad si importa ¡Y mucho!

¿CÓMO Y PARA QUÉ SE INSTRUMENTA ESTO DE LA GUERRA COMUNICACIONAL?

Son dos preguntas en una que le voy a responder por la segunda: La guerra comunicacional es una Teoría de procesos persuasivos que se rige por 10 Leyes fundamentales y se ejecuta con 13 Principios estratégicos y tácticos. Los procesos persuasivos se inician con la definición del o de los objetivos (a corto, mediano y largo plazo), luego con el análisis de los cinco escenarios para cada situación (el escenario real, el posible, el probable, los escenarios concomitantes y los inesperados), para luego seleccionar las estrategias y las tácticas que garanticen la consecución de los objetivos persuasivos predeterminados.
Pero también la guerra comunicacional es planificación de campañas persuasivas, cuyos objetivos específicos deben responder a la jerarquía y el orden de los objetivos generales; jerarquía y orden que se desprenden del análisis de los escenarios y de la adecuación permanente de los objetivos políticos, que varían constantemente, y con ellos deben  cambiarse o incrementarse las campañas de información, de desinformación, y las de 'aproximación indirecta', sin descuidar las campañas de 'pulsión interna' que son las que se utilizan para evitar 'troyanos' y 'gusanos' dentro de la organización. En un escenario de batalla persuasiva, las acciones de inteligencia y contrainteligencia corporativa son tanto o más importantes que las de información.
Por estas consideraciones del ‘para qué’ es que la guerra comunicacional se considera una doctrina propagandística, cuyo objetivo no es la consecución de la verdad, sino la captación de adeptos a la causa propia, para concienciarlos y convertirlos en propaladores del mensaje, sea éste un mensaje de bien o de mal. Vista así, la guerra comunicacional es un proceso político que por un lado facilita el convencimiento y la captación de adeptos, pero simultáneamente desarrolla maniobras divisionistas y distraccionistas dentro de las filas contrarias, con el deliberado propósito de desarticular sus bases filosóficas, crear desconcierto entre sus seguidores y finalmente debilitar al extremo posible las oposiciones ideológicas para imponer, por convencimiento, las ideas que inspiran las políticas de acción.
El ‘cómo’ es una información que reservo a la exclusividad de los clientes que contratan mis servicios de asesoría.
¿Qué se necesita para tener la mayor eficacia en los mensajes de esa guerra?

En términos generales, se habla de eficacia una vez que se han alcanzado los objetivos propuestos en las diferentes campañas de la guerra comunicacional.  Como un ejemplo muy ilustrativo podríamos decir que equivale a ganar un partido de béisbol independientemente de si el juego es aburrido o emocionante para el espectador, porque lo importante es hacer lo necesario para lograr el triunfo. Y en eso consiste obtener la mayor eficacia en los mensajes: en lograr los objetivos propuestos. Pero habría que preguntarse cómo hacer que esos mensajes sean eficientes y aquí la respuesta varía.
La eficacia tiene que ver con resultados y está fuertemente relacionada con el logro de los objetivos. La eficiencia, en cambio, se enfoca a los recursos, a utilizarlos de la mejor manera posible. ¿Se puede ser eficiente sin ser eficaz? ¿Qué tal ser eficaz sin ser eficiente? La respuesta a ambas interrogantes es afirmativa. Aunque existe la posibilidad de desarrollar una guerra comunicacional eficaz o eficientemente, prescindiendo de una u otra habilidad, lo ideal es ser eficiente y eficaz para poder ser productivos, pues la eficiencia sumada a la eficacia es igual a productividad en el desempeño persuasivo.
En el emprendimiento de una guerra comunicacional, la productividad está directamente relacionada con la observancia de las 10 Leyes Fundamentales y la aplicación de los 13 Principios estratégicos y tácticos. Junto a estas consideraciones de orden teórico, es necesario disponer de una Sala Situacional de alto nivel. De alto nivel presupone que debe estar conectada directamente a los líderes que comandan el emprendimiento persuasivo, y además de ello, que disponga de tantos ‘tanques de pensamiento profundo’ como aspectos involucrados en los escenarios de la guerra emprendida.
¿EN CUÁLES ESCENARIOS DEBIERA MOVERSE LA OPOSICIÓN NACIONAL PARA DESARROLLAR UNA CONTRAOFENSIVA COMUNICACIONAL EFICAZ?

Eso depende de los objetivos y del enfoque político para la consecución de esos objetivos; sin embargo hay al menos cuatro escenarios clave: El primer escenario clave es organizacional. Debe existir una unidad conceptual que determine qué se quiere persuadir, cuál es la prioridad que se le deben asignar a esos objetivos persuasivos y de dónde provendrán los recursos financieros para el emprendimiento de una guerra comunicacional. Con la unidad conceptual y los recursos financieros definidos se instala la Sala Situacional y se definen y organizan los diferentes ‘tanques de pensamiento profundo’. Comienza entonces la guerra comunicacional.
El segundo escenario clave es el político interno. La definición de este escenario comienza por la conceptualización de un Proyecto-País consensuado y seguidamente por el análisis situacional del rol de los diferentes actores que hacen ‘vida política’ en el escenario interno. Para ello, un equipo multidisciplinario de psiquiatras, psicólogos y sociólogos, integrarán uno de los primeros ‘tanques de pensamiento profundo’ para cumplir con la 3º Ley de la Guerra Comunicacional: La evaluación del enemigo provee los recursos para derrotarle”.

El tercer escenario clave es el de la política externa. Una parte importante de la guerra comunicacional tendrá que librarse en el exterior, aunque se origine desde la Sala Situacional ubicada en Venezuela. La oposición nacional deberá considerar la creación de ‘legaciones comunicacionales’ en el exterior como ‘consulados de propaganda’ con suficiente penetración en los medios de los países-meta. Tanto para este escenario, como para los demás es vital la orquestación de las campañas alrededor de un objetivo común, previamente acordado y de fácil cuantificación a corto plazo.
El cuarto escenario clave es el de ‘inteligencia corporativa’. Me abstengo de entrar en detalles porque forman parte de un ‘know-how’ vital; aún así, es un elemento fundamental.

¿QUÉ DEBERÍA IMPLEMENTAR LA OPOSICIÓN NACIONAL PARA TENER POSIBILIDADES DE ÉXITO?

Definir una unidad conceptual y a partir de allí armar una Sala Situacional con todos los elementos que le he señalado. Sin un proyecto de país alrededor del cual se defina una unidad conceptual, y sin una Sala Situacional que organice y dirija las batallas por emprender, cualquier esfuerzo persuasivo de la oposición está condenado al fracaso. Así de simple.

La primera acción consiste es asegurar que existe una idea clara de qué se aspira y hacia dónde se quiere ir. Eso es fundamental porque determina el tipo de Sala Situacional que se montará. Los demás escalones se arman de acuerdo con la logística que exijan los objetivos del emprendimiento persuasivo de la guerra comunicacional.

Andrés Simón Moreno Arreche
andresmorenoarreche@gmail.com
Twitter @Escribo-y-Leo

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3 comentarios:

  1. No me cabe duda que uno de los principales ‘tanques ideológicos’ de pensamiento profundo’, el cual usted llama 'la Mesa Situacional' se encuentre en la Embajada de Cuba en Venezuela. Esto lo hizo Cuba en Mexico en los 60's, 70's y continua hoy.
    Yo estoy muy de acuerdo que el triunfo de la oposición va depender de una estrategia similar con miras a penetrar las masas (no la clase media) del país. Esa ha sido la exitosa estrategia de Fidel Castro no solo en Cuba, Venezuela sino en todos los países del mundo donde ha penetrado.
    @gbensimon1

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    1. Agradezco su comentario y las acotaciones que nos comparte.
      Andrés S Moreno A.

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    2. Agradezco sus comentarios y sus acertadas acotaciones.
      Andrés S. Moreno A.
      @Escribo-y-Leo

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