Aunque pueda parecer una falacia, lo más preocupante de la situación actual
de nuestro país no es la inseguridad, ni la inflación galopante, ni la
deficiencia eléctrica y de los demás servicios, ni la crisis misma de
gobernabilidad que se asoma por todos lados. Lo que más debe mover a
preocupación es lo que se expresa en una pregunta que a veces alguien nos
hace: “¿Cuánto tiempo cree usted que se necesitará, después de salir de este
gobierno, para recuperar la normalidad y para que el país vuelva a ser
por lo menos como fue en los cuarenta años de la mal llamada “4ª república”,
con sus muchos vicios y defectos, pero también con sus numerosas realizaciones
positivas?”.
La respuesta no es fácil, pero es indudable que se requerirán varias
generaciones. La tremenda responsabilidad y la gigantesca tarea del
próximo gobierno abruman de solo pensarlo. Porque habrá un próximo
gobierno, no se sabe cuándo ni por qué vía, independientemente de que el señor
Maduro considere que el solo hecho de decirlo es subversivo, y prueba de
que quien lo dice es un conspirador. Y ese próximo gobierno tendrá que iniciar
ese largo proceso de recuperación, tarea nada fácil ni sencilla.
Porque no hay duda de que lo que el próximo gobierno heredará del actual
es una verdadera catástrofe, que muchos sectores de la población –y
no únicamente los chavistas, por cierto– tratarán no solo de mantener, sino
incluso de incrementar.
Basta citar un caso cualquiera, al azar, para comprender lo inmenso y grave
de esa futura situación. Digamos lo que hoy ocurre con los motorizados.
Sabemos que no todos ellos son delincuentes, pero de que estos abundan no
puede haber duda. Y se trata, además, de un problema nada reciente, pues
existía ya mucho antes de la llegada del actual gobierno, pero este ha
permitido –algunos dicen que intencionalmente– que en este caso se haya
llegado a una situación inaudita, de tal magnitud y naturaleza que el gobierno,
en todas sus instancias, no está en capacidad de controlar. Es notorio el
pavor que la policía misma siente ante esa terrible mafia que son hoy los
motorizados.
Y así como ocurre con los motorizados, erigidos en un tremendo problema
social, hay muchos otros casos, de situaciones catastróficas que el próximo
gobierno heredará del actual. Y lo peor es que ese próximo gobierno en
muchos casos tendrá que adoptar medidas drásticas, con todos los riegos
que eso significa, ante un pueblo mal acostumbrado a numerosas prácticas
negativas, incluso algunas de carácter delictivo.
Alexis
Márquez Rodríguez
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