jueves, 26 de septiembre de 2013

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, LOS CRÍMENES DE LA “ROBO-LUCIÓN”

El difunto hablaba de una revolución, que no paso de un discurso. 14 largos años repitiendo mentiras, creyendo convertirlas en verdades.
Un crimen contra un pueblo que fue manipulado, engañado, traicionado. Al que le vendieron un proyecto de país, que nunca tuvieron la intención de construir.
Se instalaron en el Ejecutivo con un engaño nacionalista, el tiempo necesario para que la pandilla que los rodeaba se apoderara del ingreso nacional, de las instituciones, del Poder Legislativo y Judicial, así acabaron con la separación de poderes.
En el ínterin entregaron la soberanía del país a los hermanos Castro, quienes siempre añoraron apoderarse de nuestra riqueza petrolera para financiar su supervivencia. Ellos fungieron como gendarmes, que les garantizaban los mecanismos de espionaje y control que necesitaban para perpetuarse.
Con su consejo fueron desmontando la industria, el comercio, con excepción de los que se plegaron al juego pautado por ellos. Se ensañaron con gran parte de los medios de comunicación, terminando con la televisión libre en Venezuela.
Armaron milicias y delincuentes afectos a su causa. Convirtieron a PDVSA en un portamonedas, que repartía dadivas nacionales y extranjeras.
Cercaron los Alcaldes y Gobernadores de la oposición, revirtiendo los logros de la descentralización. Violando la Constitución al crear estructuras superpuestas a los funcionarios electos y despojándolos de cualquier tipo de recursos. Condenando y castigando a las respectivas comunidades.
Se dedicaron a construir una sociedad que dependía completamente de las importaciones, para someterla a través del control de divisas.
Hasta que todo el sistema, así como el cántaro que va a la fuente, terminó por romperse. Hoy Maduro cosecha lo sembrado, su impopularidad es proporcional a la realidad que construyeron.
La inseguridad que priva a los venezolanos de circular en la ciudad, con más muertos que en Siria, país sometido a una guerra civil. La inflación rondando el 50%, también superando al mismo país del medio oriente, que se encuentra bajo los ataques químicos del genocida Bachar el-Assad, ilustre defendido del régimen venezolano.
Un país con escases de alimentos, medicinas, repuestos, debido a la falta de dólares que ya PDVSA no percibe.
Y como todo es importado, ya que hoy en día no producimos nada, consecuencia de la intención política del gobierno de destruir los comerciantes e industrias privadas, a fin de tener a todo el mundo sometido y dependiente.
Con problemas de suministro eléctrico, con hospitales sin recursos, con sus empresas básicas arruinadas por la corrupción gubernamental.
Con sus cárceles dirigidas por pranes, con refinerías que explotan por falta de mantenimiento e inversión. En fin un país que se desborona a la vista de todos.
Esto sin hablar de lo que se ve poco y no se denuncia lo suficiente, la crisis de la educación y de la Universidad, ya que la revolución no puede permitir la libre expresión del pensamiento.
El robo, expropiación y confiscación de la propiedad privada, con ella se van las inversiones y las fuentes de trabajo, pero eso no preocupa a nadie en el poder, ya bien dijeron que necesitaban más pobres, para seguir contando con sus votos.
El gobierno configuró un país sin rumbo, que no cuenta con planes de desarrollo. La ineficiencia paraliza los servicios, los puertos y las líneas aéreas, que en el estado que están, los aviones logran aterrizar a salvo, con oraciones.
Cada vez que se produce un desastre producto de la desidia, salen los cínicos a cuidarse las espaldas culpando a la oposición, a intervenciones extranjeras o a la fauna silvestre, aparentemente todos más poderosos que los organismos de prevención del gobierno.
Son muchos los desastres cometidos por este régimen, el ultimo ha sido dejarnos sin protección de los organismos internacionales en materia de derechos humanaos. Normal para los gobiernos con vocación autoritaria, quienes necesitan poder violar los derechos de los ciudadanos sin tener que rendir cuentas por ello.
Ya brincaron los defensores de sus puestos, la defensora del Pueblo, Gabriela Ramírez, el vicepresidente Jorge Arreaza, la viceministra de Relaciones Exteriores Verónica Guerrero, pretendiendo justificar que los venezolanos estamos mejor sin protección internacional.
Probablemente el mayor crimen cometido por el régimen, es haber dividido a los venezolanos, con un discurso de odio y de venganza que implantó en el alma de muchos.
Un sentimiento bien administrado, para evitar a toda costa, la posibilidad de trabajar unidos en la construcción del país, todo se planteó como entre bandos enemigos, dentro de una lucha fratricida que le era fácil ganarla al que contaba con las armas.
Hoy en día todos estamos convencidos de la necesidad de salir de esta situación, que es necesario una transición en la que confluyan sectores diferentes, pero con un mínimo de proyecto común, retomar el camino democrático que permita la inclusión política y social de todos.
Salir de esta espiral de destrucción es un objetivo impostergable, antes que sea demasiado tarde, cuando todavía podemos recoger los pedazos del país que una vez fuimos. Salir de este pozo oscuro signado por la mayor corrupción que ha conocido Venezuela, para recuperar una economía destruida, comprometida con Cuba, China y Rusia.
Necesitamos que vuelva a brillar una luz, que represente las leyes, la democracia y la libertad. Para que exista una justicia que exija responsabilidades, para que no se repitan casos como el de Brito, Simonovis o Afiuni.
Lo que ha sucedido es una tragedia, se detuvo un país en proceso, se trata de que perdimos una gran oportunidad para realizar una verdadera transformación.
Existía un germen nacional que buscaba cambiar de dirección, el venezolano había comenzado a mirar en otra dirección, buscaba otras alternativas a la política tradicional, aspiraba un relevo.
El experimento se convirtió en un apocalipsis, que arraso la nación y comprometió su futuro, lo que hoy en día sucede tiene muchos responsables. Pero sobretodo él que dirigió el proceso de desmantelamiento del Estado Democrático, para dejarnos en manos de un gobierno extranjero con unas marionetas manejadas por el ventrílocuo de la Habana.
No son más que una banda ilegitima, traidora al pensamiento libertario de Bolívar, enquistada en el control del poder, para su beneficio personal.
nelsoncastellano@hotmail.com

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