Benjamin
R. Barber, proponente de que los alcaldes gobiernen el mundo
"Si
los Alcaldes Gobernaran el Mundo". Audaz propuesta, desarrollada por
Benjamin R. Barber (nacido el 2 de agosto de 1939), teórico político y escritor
mejor conocido por su best seller del año 1996, Jihad vs. McWorld.
En los
próximos meses la Universidad de Yale publicará su libro If Mayors Ruled the
World el cual versará sobre al rol que las ciudades deberían jugar en este
mundo globalizado. Su tesis puede resumirse brevemente en la siguiente
afirmación: la democracia se encuentra bajo amenaza. Y, este peligro, proviene
del desacople existente entre los problemas globales (calentamiento global,
terrorismo, desigualdad económica, etc.) y las estructuras políticas heredades
del siglo XV. Los problemas concernientes a la democracia y la política,
sostiene Benjamin Barber, no pueden resolverse en el marco de los Estados
nacionales que constituyen abstracciones jurídicas heredadas hace 500 años.
En
este marco de argumentación Barber se pregunta: ¿qué hacer, entonces, en
relación a la asimetría existente entre estos desafíos contemporáneos e
instituciones políticas arcaicas? Su respuesta es provocativa. Hay que colocar
el peso de la atención sobre las ciudades y permitir que estas instancias a
través de un Parlamento Global de Alcaldes gobiernen el mundo. Estos espacios
proporcionan cobijo a más de la mitad de la población humana; son fuentes
primarias de las innovaciones sociales, culturales y políticas que dan forma a
nuestro planeta. En sus plazas adquirimos nuestra condición de ciudadanos y
ejercemos el derecho de escribir nuestras propias narrativas. Véase, por
ejemplo, Zuccotti Park (New York), la plaza Tahir (El Cairo), la Tiananmen
(Pekín) y más recientemente, la plaza Taksim (Istambul). En fin, sin la menor
duda, la ciudad es el hombre.
Desde
luego esta argumentación del profesor Barber se encuentra enmarcada en un
contexto global y es referida a ciudades (principalmente) del mundo
"desarrollado". Sin embargo, su razonamiento tiene pertinencia en los
ámbitos locales. En otras palabras, esta contrariedad entre espacios urbanos y
abstracciones jurídicas es recurrente en nuestro país. Sobre este tema me he
referido en ocasiones anteriores. He señalado que una de las aristas del
conflicto político en Venezuela, es aquel que opone, por un lado, el estado
centralizado y expoliador de las regiones y, por el otro, las ciudades y
municipios que luchan por su autonomía política y financiera. En este sentido
hemos propuesto asumir a plenitud la tesis federal y federalizar la narrativa
política del bloque democrático. Ello es necesario por varias razones. Primero,
fracciones de la oposición hacen suya una concepción monolítica del país que no
se presta para la valoración positiva de las diferencias; y segundo, articulado
con esta visión, practican un "centralismo" que resta eficacia
discursiva a la lucha política por las autonomías regionales. Operan, por así
decirlo, con herramientas conceptuales que no facilitan la creación de una
narrativa política alternativa.
Con
vista a las elecciones municipales del 8 de diciembre la Mesa de la Unidad
Democrática (MUD) ha redactado un importante documento bajo el nombre
"Lineamientos de gestión municipal por el pueblo y el progreso" (ver
enlace al final del artículo). En este papel de trabajo se abordan cuatro
sectores: desarrollo económico, urbano, paz y ciudadanía. Sin lugar a dudas,
constituye un genuino esfuerzo por asumir con seriedad la cuestión municipal y
es punto de partida en la senda hacia la construcción de un genuino
federalismo.
De
los distintos aspectos analizados en este documento vale la pena detenerse en
el área de financiamiento de los gobiernos locales. Este es un aspecto crucial.
Sin autonomía financiera no es posible concebir la política. El documento de la
MUD señala que la debilidad financiera de los estados y municipios ha sido
recurrente desde el siglo XIX. Esta tradición centralista en las finanzas
públicas ha persistido a pesar de las reformas descentralizadoras iniciadas en
el año 1989 y las que se intentaron en el marco del proceso constituyente. Las reformas
fiscales de los años 1989 y 1999 se llevaron a cabo bajo la férula de una
orientación centralista. No se incrementó la generación de recursos propios.
Por el contrario, se amplió la asignación del sistema de reparto vigente hasta
ese momento. Al respecto Christi Rangel, investigadora de estos temas de la ULA
(Universidad de los Andes), señala que persistió "la imposición desde el
centro de las reglas del juego en las condiciones de las transferencias,
relaciones jerárquicas y clientelares, discrecionalidad en las entregas y su
distribución, autonomía limitada para los gobiernos territoriales y por último,
lo más grave es que dejó abierta la posibilidad de la re-centralización
fiscal". Es obvio que la tesis del federalismo fiscal ha de ser un ingrediente
en la formulación del progresismo que alienta la MUD.
En
fin, como señala Benjamin R. Barber, no se puede avanzar en la democratización
global y local en el marco de estas estructuras políticas y jurídicas
centralizadas. Enfrentar al estado rentista, federalizar el relato y abogar por
la organización federal del estado venezolano son tareas inaplazables. En fin,
no resulta fantasioso ni utópico plantearse que nuestros alcaldes puedan algún
día gobernar a Venezuela.
A
continuación el enlace al documento de la MUD.
autonomiaspoliticas@gmail.com
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