Los Romanos definían los “dies nefasti” como aquellos marcados por eventos infelices,
que impedían que se adoptasen decisiones
públicas, jurídicas o legales. El 11 de
Septiembre es un Día Nefasto:
Quien no recuerda los horrores del 11 de
Septiembre de 1973 en que los militares
chilenos violaron los derechos humanos de sus ciudadanos –hasta el punto que 40
años después los propios jueces chilenos lamentan que se hayan incumplido
normas de protección de derechos humanos ya que se hubieran salvado muchas
vidas.
Quien
no recuerda del terror del 11 de Septiembre de 2001 con el ataque a las Torres
Gemelas de Nueva York por los grupos fundamentalistas que acabaron con la vida
de cientos de hombres y mujeres de las más diversas nacionalidades y que cubrió
de luto a la humanidad entera?
Cuando
el Presidente Maduro convocó en Caracas
a invitados de todo el mundo para recordar los eventos de Chile -como
queriéndole dar una torpe “lección” a los Chilenos progresistas de cómo hacer las cosas- no hizo una sola mención del criminal
atentado del terrorismo fundamentalista en Nueva York, y silenció la fecha en
que Venezuela dejó de formar parte del
Sistema Interamericano de DDHH,
ya que el 11 de Septiembre del 2013 es el inicio del desconocimiento de la
prioridad que en nuestra región se la ha dado a los principios consagrados en
la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El
Gobierno Venezolano al desconocer la Convención Americana de Derechos Humanos y
al Tribunal de Derechos Humanos, asume una posición que va en contra corriente
del resto del mundo que define que el
Hombre debe ser el centro y meta de las preocupaciones en vez de proclamar la “defensa del Estado” por encima de sus
ciudadanos.
A ningún Gobierno le agrada que sea condenado por violar los
derechos humanos; o por desconocer derechos de las minorías; o cercenar la
libertad de expresión. Pero, el gran logro de los Tribunales Supranacionales de
Derechos Humanos, es que los Gobiernos responsables cumplen con esas
decisiones, con excepciones como las del actual Gobierno que incumple las
sentencias de la CIDH, alegando la absurda posición que “las acata pero que son
inejecutables”.
El precedente “bolivariano” es muy grave,
porque sus aliados podrían aprovecharse de esa situación para revertir el gran
triunfo del ciudadano sobre el Poder de un Estado que viola sus derechos. De
esta decisión anti histórica, podría surgir una perversa doctrina, que en vez de defender al ciudadano del
Poder del Estado, invierta la carga de
la prueba y quiera “proteger al Estado” de las acciones del individuo contra un
Estado poderoso que se presenta como “victima” de las exigencias de sus
ciudadanos.
Además del desconocimiento de los Tratados sub regionales sobre la
materia (Mercosur, Unasur), hemisféricos (OEA) y mundiales (Declaración Universal de los
Derechos Humanos) la escandalosa decisión criolla incumple con los alcances de
la propia Constitución Bolivariana que obliga a ejecutar las decisiones de los
Tribunales en relación a los Derechos Humanos.
El 11 de Septiembre de 2013
constituye un DIES NEFASTUS para los venezolanos y para los latinoamericanos,
tal como reconoce el propio Insulza hablando en nombre de nuestro Hemisferio.
milosalcalay@yahoo.com
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