lunes, 16 de septiembre de 2013

AURELIO USECHE K, EL DILEMA ECONÓMICO DE MADURO


En agosto fue del 3%, el nivel mensual más alto desde que Chávez asumió

Pensar que el Gobierno de Maduro haga una rectificación a fondo de la política económica, es una ilusión, sobre todo porque ello implicaría solicitar asistencia financiera al Fondo Monetario Internacional. Y este solo hecho significa una traición a los principios y fundamentos de la llamada revolución chavista, de ser contraria a los postulados de una economía de mercado. Venezuela no cuenta con financiamiento exterior de mayor significación, salvo el que venía prestando China,  ya agotado  por el país.

No obstante, no recurrir a esta ayuda exterior, seria descartar una alternativa posible. Existen otras a las cuales pudiese recurrir, que en todo caso serían apenas medidas transitorias, como, por ejemplo, la apertura de una banda de cambio libre y la elevar modestamente el precio de la gasolina, las que lograrían apaciguar muy tenuemente la crisis económica de Venezuela.

Hay que estar claros. Venezuela enfrenta, quizás, la más profunda crisis económica de los Siglos XX y  XXI de su existencia; es decir, nunca antes se habían observado tantos desequilibrios y desajustes como los que está padeciendo hoy la población venezolana, por la crisis de su economía. 

Veamos: 

Déficit en Balanza de Pagos Total del orden de los  $50.000 millones , y quizás del orden de los $ 30.000 entre exportaciones e importaciones; un enorme Déficit Presupuestario ( 15% PIB); inflación que estimo llegue al 70% a fines de 2013; desempleo, que se hará más evidente al no poder cumplir con las misiones, por la grave situación fiscal; escasez de productos básicos de consumo, por efecto del control de precios; limitaciones de divisas y una pésima gerencia estatal de las industrias de alimentos, a más de otros productos como la gasolina, el cemento, el acero , etc.

Una gigantesca crisis en el suministro de electricidad, por las carencias de inversiones en generación, transmisión y distribución; déficit de abastecimiento de agua potable en casi toda la poblaciones del país, y, para colmo, una industria petrolera al borde de la insolvencia financiera, sin capacidad para aumentar las exportaciones en el corto plazo, teniendo en cuenta que cuya única fuente de financiamiento es el Banco Central de Venezuela, institución que está actuando en el sentido contrario para la cual fue creada, como autoridad monetaria, transformándola en una fuente de crédito al Gobierno. Sus efectos los tenemos todos los días cuando los venezolanos vamos a comprar al mercado y encontramos que los precios cada día se elevan rápidamente, en los productos que existen en los stands. En los otros bienes de consumo pasaría lo mismo, pero no hay disponibilidad.

Una rectificación del Gobierno tendría lugar, si asume las responsabilidades que le corresponden. Es decir que es necesario corregir y enfocar la política económica, desregulándola, soltar las intervenciones, e invitar al capital extranjero, de primerísima prioridad para solventar la crisis, a la inversión petrolera y en energía. Tal como se ha planteado México, país, que tiene un sector externo de exportaciones de automóviles, equipos y tecnología, diferentes al petrolero de importante presencia, pero que Venezuela no tiene.

Tengo profundas dudas de que se produzca una rectificación. La reciente creación de un Consejo Interventor y Regulador de la Economia, más bien apunta hacia una toma aun mayor de control por parte del Estado, del resto del sector productivo aun en manos privadas, a quienes continua acusándose de saboteadores.

Desde luego, la creación de este ente, y otras medidas más, como la apertura de un mercado paralelo y no libre, como algunos analistas comentan, con la continua intervención del Gobierno, el cual no podrá sustituir al negro. Ello solo logrará extender la vida de esta economía por algunas semanas más. Y esperar las elecciones de Diciembre, que solo serán un evento político, pero que no van a cambiar ni resolver la crisis económica

En todo caso, hay que estar conscientes de que el Gobierno, cuando la situación sea ya de extrema gravedad, podrá apelar a una rectificación solicitando un gran dialogo nacional. Ello es una posibilidad, desde luego, pero pensamos que ya es tarde para armar un pacto político como el que requiere una situación de esta profundidad. Por ello, recuerdo la famosa frase “Cojan alpargatas que lo que viene es Joropo”, pronunciada por Luis Herrera Campins, cuando Chavez ganó las elecciones en 1998. Y es lo cierto. No ha existido un día de descanso del joropo al cual nos sometió Chavez, desde ese entonces hasta acá, y todavía falta mucho más por bailar.

Se comenta, que en estas circunstancias la oposición debería asumir una responsabilidad en dar el apoyo político, para una rectificación económica. Ello sería viable, si desde luego el Gobierno convoca al país nacional y al país político a un dialogo, pero me temo que personas como Maduro, Cabello, Miguel Torres y Jaua, tendrían que retrotraerse y olvidar el discurso político actual. Ello implicaría, no considerar a la MUD como organización de fascistas traidores, cómplices del Gobierno de los Estados Unidos de América, ocupados más bien en forjar un golpe de estado y sabotear al Gobierno. ¿Es ello posible?

Otros países han logrado ese gran pacto nacional, como Chile y la Concertación Democrática. España y los pactos de la Moncloa, y ahora México. Pero ninguno de ellos ha sido posible, sin que hayan estado precedidos por una ruptura, salvo el caso de México, cuyos políticos conscientes de una eventual crisis de autenticidad del régimen, se han adelantado a la ruptura, como la que desea con fervor revolucionario Andres Manuel López Obrador.

Una eventual salida por vías de la acción militar, sería trágico para el país. Nuestras Fuerzas Armadas, son parte del actual régimen al cual le dan apoyo, no solamente por razones institucionales. En este caso van mucho más allá, por cuanto comparten responsabilidades políticas en la conducción del Gobierno, desde varios ángulos políticos y administrativos. Estamos en presencia de una gerencia pública de mayoría militar.

Otra salida sería plantearse Maduro una renuncia y convocar a elecciones presidenciales, pero ello entraría al terreno de las utopías.

De tal modo que las salidas de la crisis implica una enorme rectificación del Gobierno, la cual ojalá se haga realidad y la que sería la más sensata para el país; pero estimo, desgraciadamente, que no están dadas las condiciones desde el Gobierno para ello. Un país sin posibilidad de dialogo y reconocimiento de las partes, solo apunta a entrar en una etapa superior de la crisis.


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