miércoles, 18 de septiembre de 2013

JOSÉ LUIS MÉNDEZ LA FUENTE, ¿NOTICIERO DE LA VERDAD?

La última ocurrencia del señor Maduro de decretar un espacio radial y televisivo donde, dos veces al día,  el gobierno dispondrá de un noticiero que diga la verdad, puede resultar para algunos una idea más de esas que no tienen ni pies ni cabeza, que busca llamar la atención, al mismo tiempo que mantener otro frente de lucha contra  las supuestas mentiras que propalan los medios de comunicación privados de la oposición. Para otros, la medida debe ser vista con mucha seriedad, como un mecanismo electoral y de control de largo alcance, más allá de las próximas elecciones municipales, como un verdadero instrumento de hegemonía informativa y propagandística que tiene como único propósito imponer la información del gobierno como la única verdad posible.

Como quiera que se vea y sin entrar a ahondar en sus objetivos políticos, lo cierto es que hay aspectos de la medida que crean dudas a priori y los cuales requieren una  explicación. Uno de ellos tiene que ver con los destinatarios de ese noticiero, ¿a quién va dirigido realmente?  Si es a los votantes de la oposición, no creemos que  nadie le vaya a prestar atención; si por el contrario va destinado a fortalecer la opinión de los electores que votaron por Maduro en las pasadas elecciones presidenciales de abril, o a  recuperar los votos que el chavismo perdió en dichos comicios, pensamos que el problema a resolver seria a quien que creerle, lo que nos lleva  a la segunda cuestión a aclarar. En efecto, si el gobierno en estos momentos posee al menos una media docena de canales de televisión y un  sinnúmero de emisoras de radio  entre comunitarias, alternativas y propias dentro de la red del Estado, así como varios medios de divulgación impresa y digital, que han venido diciendo lo que el gobierno quiere, entonces ¿para qué hace falta un noticiero distinto?, ¿es que acaso las noticias que se venían divulgando por esos informativos oficiales no eran ciertas? O será  cosa de que quienes informan ahora en esos medios oficialistas no son veraces y  por eso a Maduro, con un nuevo noticiario, si le van a creer. Si eso fuese así, como quedan, entonces, las constantes y cansonas cadenas de radio y de televisión con que el propio Maduro, copiando a Chávez, ha venido informando a la opinión pública semanalmente, casi a diario; o resulta ahora que tampoco  él  ha sabido explicarse. No será que al oficialismo le hace falta aquel  “Aló Presidente” de los domingos,  a través  del cual Chávez anunciaba  a la opinión pública lo que iba  a hacer y este “Noticiero de la Verdad” buscaría  suplir su ausencia,  explicando no lo que piensa hacer sino lo que ya hizo. De ser así, hay que recordar que la verosimilitud del  programa “Aló Presidente” venia de su conductor y que tanto para decir verdades o mentiras de manera creíble quien las transmite debe  ser  igualmente creíble.
Otro aspecto a considerar, de gran sensibilidad social y política, es el que encierra el nombre del espacio informativo anunciado por Maduro, que según dijo es el de “Noticiero de la Verdad”, por todo lo que se desprende de allí. 
Y es que si de un noticiario del gobierno, que debe tener carácter de oficial se afirma que lo difundido en él es la verdad, pues esa “verdad” se convierta en la verdad oficial, ante lo que cualquier otra “verdad” queda convertida en mentira. 
Y que pasará, cabe preguntarse, cuando la misma noticia no sea comunicada o explicada por un medio de los catalogados hasta ahora, como opositores, de la misma manera que lo hace ese “Noticiero de la Verdad”; ¿habrá que rectificarla, o se impondrán sanciones? pudiera seguirse preguntando uno mismo, ¿O simplemente seguirán coexistiendo ambas en el ambiente como puntos de vista diferentes, dentro de es eterna lucha  de la verdad contra la mentira?, ¿Hasta qué punto algunos medios no se quedaran a esperar la versión  de ese “Noticiero de la Verdad” antes de emitir la suya propia, en una especie nueva de autocensura rutinaria?
Lo que sí parece incuestionable, es que un espacio informativo del Estado en cadena nacional de radio y televisión,  forzando a la población a que lo escuche o lo vea, ya levanta, por si solo, sospechas de todo tipo, incluso dudas de si  será la verdad, toda la verdad y solamente la verdad la que se transmita. Y es que por más que lo intente el señor Maduro, la verdad no se puede imponer como una camisa de fuerza; no al menos, mientras los seres humanos se esfuercen en buscarla, no obstante y aun en contra de sus distintos  puntos de vista.       

Xlmlf1@gmail.com

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