La religión se ha considerado como un
instrumento para la paz y la armonía, no para la guerra. Sin embargo, en la
Biblia, en 1Samuel, se lee que Dios
ordena a los israelitas a ir a la guerra contra otras naciones. En el Código Deuteronómico se prescribe que en
los pueblos dados en propiedad por Dios, se destruya por completo a los
hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y
jebuseos.
Ares (Marte) El Dios de la Guerra |
En el Apocalipsis se cuenta de un enfrentamiento sangriento
entre el Rey de reyes y Señor de señores, representante de la ira de Dios, y
los reyes de la tierra, sus naciones y sus ejércitos. En el Corán se lee
igualmente, en el Sura 9:5, versículo de la espada: “Mata a los infieles allí
donde los encuentres.” Es de suponer que
en un mundo dominado por el odio y la maldad, la guerra es inevitable.
La
guerra revela la naturaleza oscura y grotesca del ser humano. La mezquindad, la
crueldad, la amargura, la malicia, el odio y el celo residen en el corazón de
la guerra.
Mis afectuosos amigos, Dres. Ciro Durán y
Gina Vargas, prestigiosos médicos tachirenses, me han obsequiado un libro de
profundidad histórica, teológica y filosófica. Se titula “Guerras en nombre de
Dios” y lo escribe Christopher Catherwood, historiador de las Universidades de
Cambridge y Richmond. La obra me ha permitido comprender aún más las guerras
religiosas, las conquistas del islam a través del imperio musulmán (632-751),
las cruzadas, el ascenso y caída del Imperio Otomano, la guerra entre católicos
y protestantes y la Reforma, la matanza en los Balcanes y las consecuencias del
terrorismo a partir del 11 de Septiembre.
La guerra es un fenómeno extremadamente
complejo. Donde hay seres humanos hay guerra. Desde el comienzo de los tiempos
los individuos han estado matándose los unos a los otros y las naciones han
luchado entre sí.
En nuestros tiempos las guerras tienen efectos más
devastadores porque los medios con que cuenta la modernidad son muchos más
eficientes que las armas del pasado. En los últimos años las armas químicas con
propiedades tóxicas para aniquilar masivamente, se han incrementado.
Organizaciones terroristas las consideran sus predilectas, por ser baratas,
accesibles y de fácil transporte. Hay diferentes tipos de guerras y ellas han
tenido diversas motivaciones: beneficios
territoriales y económicos, conquistas ideológicas y fanatismos
religiosos, entre otros.
No desaparece el temor mundial de una guerra total, en
la que grandes facciones de la especie humana estén dispuestas a utilizar todos
sus recursos en hombres, dinero y materiales. Esto incluye el peligro de usar
armas nucleares, en la que en un mundo totalmente destruido, sea un eufemismo
decir que hubo victoria.
Durante siglos los cristianos, los musulmanes, los
judíos, los hindúes y los miembros practicantes de muchas religiones han
cometido, todos, los hechos más
vergonzosos en nombre de sus respectivas creencias. Los musulmanes y cristianos
han estado matándose durante casi mil cuatrocientos años.
Tal vez Dios nos está
colocando en estos sufrimientos para permitirnos ver nuestra locura espiritual,
“el oscuro corazón del hombre”, y así podamos comprender que estamos ciegos y
no hemos podido apreciar sus bendiciones y bondad infinita.
isaacvil@yahoo.com
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