Cubazuela
está en guerra, comunistas contra demócratas. Oremos para que Dios nos ilumine
y nos ayude a recuperar la libertad y la paz.
Aunque
con cierta timidez, por fin Henrique Capriles Radonsky dice que “los
venezolanos estamos viviendo una guerra interna”, sin embargo, a uno le queda
un sin sabor cuando lo circunscribe a la violencia, a la inseguridad. Eso es
sólo un aspecto de esta guerra declarada por los comunistas contra los venezolanos,
quienes pretenden el poder por siempre mediante la implantación del Castro
comunismo disfrazado de democracia participativa y protagónica.
En
este “mar de la felicidad cubana” no ha explotado una guerra civil porque la
dirigencia democrática ha apaciguado (política de Chamberlain, II Guerra
Mundial) y desarrollado su estrategia de una salida: “Pacífica, constitucional,
democrática y electoral” acatando las reglas impuestas por el régimen que ha
secuestrado los instrumentos de la democracia para garantizar su triunfo en
todos los terrenos de la contienda, especialmente en el electoral, donde hasta
la fecha no ha perdido ninguna elección en la que se discuta el poder y dadas
las condiciones, se requiere de un milagro para que las pierda (es el árbitro,
es el juez y ejerce todo el poder del Estado para comprar conciencias,
intimidar, financiarse, promoverse, en fin, para hacer fraude).
Así
transcurre el tiempo sin sumisión total ni rebelión (porque nadie quiere una
guerra civil), sino con una cierta resistencia por parte de los demócratas que
retarda mas no detiene el avance del Castro comunismo. Mientras, el régimen
avanza en el adoctrinamiento comunista; aumenta sus cuerpos armados, oficiales
o no, para la defensa de la revolución “pacífica pero armada” (véase la
propaganda de reclutamiento de la FABN); formaliza su salida de organismos que
velan por el respeto de los Derechos Humanos; sustituye la legislación
democrática con la Castro comunista; encarcela, persigue, reprime, discrimina y
despoja sus bienes a quien quiere; depaupera a la gente; destruye la
infraestructura; sincera la ausencia de libertad de expresión; profundiza la
escasez; aumenta y perfecciona el control de la gente y sus bienes; provoca el
éxodo de quienes aspiran un futuro; etc.; todo lo cual conforma esta guerra que
supera el genocidio disfrazado de inseguridad.
Una
guerra termina cuando un bando gana y el otro se rinde.
Los
planteamientos que tiene que hacerse la nación venezolana son:
1- ¿Qué quiere,
libertad o esclavitud?
2- ¿Es posible una salida pacífica, democrática,
constitucional y electoral en un contexto de guerra, de totalitarismo
comunista, donde la constitución es letra muerta y las elecciones son
antidemocráticas? y
3- ¿Qué pasa si la gente se rebela o si no se rebela?
Corea
del Sur, Corea del norte, Cuba, la Unión Soviética, entre otros, pueden servir
de referencia histórica. Nunca un régimen comunista ha hecho implosión o caído
por sí mismo.
@elinormontes.
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