Se
nos ha pedido muchas veces que recomendemos un artículo simple que exponga la
teoría austriaca del ciclo económico. De mi parte, creo que Richard Ebeling ha
ofrecido una buena síntesis en este artículo que compartimos, publicado
originalmente por FEE como Freedom Daily, traducido al español por Verena
Wachnitz.
La
teoría austríaca del ciclo económico fue desarrollada por primera vez por
Ludwig von Mises, quien se basó en las contribuciones de su profesor austríaco
Eugen von Böhm-Bawerk y los escritos del economista sueco Knut Wicksell.
Los
economistas austríacos, especialmente a partir de Böhm-Bawerk, han enfatizado
que toda producción requiere tiempo y que todo proceso productivo involucra
necesariamente un período de producción desde el momento en que se inicia el
proceso productivo hasta el momento en el que el producto terminado está listo
para la venta y en última instancia el consumo. Los Austríacos también
explicaron que para poder llevar a cabo un proceso de producción que consume
tiempo se requieren ahorros. Los ahorros son necesarios para liberar recursos
del consumo inmediato, de manera que
estén disponibles para la inversión en la formación y el mantenimiento de
capital, y para ofrecer bienes y recursos que mantengan empleados a aquellos
que trabajan en procesos de producción que se encuentran en desarrollo.
Los
ahorros surgen de las preferencias intertemporales de los participantes del
mercado, quienes están dispuestos a renunciar al uso presente y al consumo de
bienes y recursos para transferirlos a aquellos que desean utilizar dichos
bienes y recursos en procesos de producción. Las interacciones de oferentes y
demandantes por estos recursos generan las tasas de interés de mercado que
balancean ahorros e inversión. Al mismo tiempo, los ahorros disponibles que
resulten del intercambio en el mercado intertemporal ponen límites a los
períodos de producción que pueden ser llevados a cabo y sostenidos con éxito,
dada la cantidad de fondos ahorrados disponibles para sostenerlos en el largo
plazo.
En
1898 Wicksell publicó Interés y Precios. Adaptó la teoría del capital y de
los procesos de producción consumidores
de tiempo de Böhm Bawerk y la llevó un paso más allá. Wicksell explicó que en
los mercados reales los bienes no se
intercambian directamente entre sí. En realidad es el dinero el que hace
de intermediario en todas las transacciones, incluyendo la transferencia de
ahorros a potenciales prestatarios e inversores. Los individuos ahorran en
forma de ingresos monetarios no gastados en consumo. Dejan entonces parte de
sus ahorros monetarios como depósitos en bancos, los cuales hacen de
intermediarios financieros en las transacciones intertemporales del mercado.
Los
bancos reúnen los ahorros monetarios de numerosas personas y prestan estos
ahorros a prestatarios confiables a la tasa de interés que prevalece en el
mercado y que equilibra la oferta de ahorro y su demanda para inversiones. Los
prestatarios utilizan entonces los ahorros monetarios para ingresar al mercado
y demandar el uso de recursos, capital y trabajo, ofreciendo precios monetarios
para comprarlos o contratarlos. Por ello la disminución en la demanda de dinero
y los menores precios de los bienes de consumo debido al ahorro – y el aumento
de la demanda y los mayores precios monetarios de bienes de producción debido a
la inversión- actúan como la forma en que el mercado acomoda y reasigna
recursos y trabajo de fines de consumo a procesos de producción capital
intesivos.
Pero
Wicksell señaló que precisamente porque el dinero sirve de vínculo
intermediario al conectar las decisiones de ahorro con las decisiones de
inversión, puede producirse un desequilibrio muy peculiar y perverso en el
proceso de inversión -ahorro. Supongamos que los ahorros de una sociedad fueran
justo suficientes como para financiar procesos productivos de exactamente un
año de duración. Ahora supongamos que en esa misma sociedad la autoridad
monetaria del gobierno incrementa la cantidad de dinero a disposición de los
bancos para otorgar créditos. Para atraer prestatarios, los bancos reducirían
la tasa de interés a la que otorgan créditos.
La
menor tasa de interés causada por la expansión monetaria llevará a un aumento
del valor presente de los proyectos de inversión con mayores horizontes
temporales hasta su finalización. Ahora supongamos que, en consecuencia, los
prestatarios llevan a cabo proyectos de inversión que involucran un período de
producción de dos años de duración. Dado que ahora se demandan más recursos y
trabajo para los proyectos de inversión de dos años de duración, parte de los
factores de producción serían alejados de los proyectos de inversión de un año
de producción. Como resultado, al cabo del primer año, habrá menos bienes de
consumo disponibles para ser vendidos a los consumidores. Al haber menos bienes
de consumo en el mercado, aumentará su precio y los consumidores se verían
obligados a disminuir sus compras de bienes de consumo. Wicksell afirmaba que
los consumidores se veían forzados a ahorrar, deberían consumir menos en el
presente y esperar hasta que concluya el segundo año y los proyectos de producción de dos años de duración hayan sido
concluidos para que haya una mayor oferta de bienes de consumo.
Al
mismo tiempo, la mayor oferta de dinero para recursos y bienes tendería a hacer
que aumente su precio y, en consecuencia, la sociedad experimentaría una
inflación general de precios durante este proceso. Si la autoridad monetaria
repitiera el aumento en la oferta monetaria período tras período, el resultado
sería un “proceso acumulativo” de aumento de precios.
En
su libro “Teoría del Dinero y del Crédito” , Ludwig von Mises aceptó en líneas
generales el análisis de Wicksell de los efectos de la expansión monetaria
sobre la producción y los precios. Pero llevó la idea de Wicksell más allá,
mostrando el proceso a través del cual una expansión monetaria de este tipo crea
una “crisis económica” y genera una serie de eventos conocidos como el “ciclo
económico”.
Mises
hacía una distinción entre dos tipo de créditos que se ofrecen en el mercado:
“crédito mercancía” y “crédito circulatorio.” Fritz Machlup, alumno y seguidor
de Mises en la aplicación de la teoría austríaca del ciclo económico, denominó
a estos dos tipos de crédito “crédito de transferencia” y “crédito creado”.
Usaremos esta última terminología porque designa con mayor claridad la
distinción que quiso hacer Mises.
Si
no se produjera ningún aumento en la oferta monetaria, entonces todos los
ahorros monetarios provenientes de ingresos representarían una transferencia
real de control de mercado sobre recursos y trabajo de los que reciben los
ingresos a potenciales inversores. Los ahorristas habrán prestado una cantidad
real de recursos, representados por el valor monetario de estos recursos
reales, para actividades de inversión en vez de utilizarlos más directa e
inmediatamente en la manufactura de bienes de consumo. Este “crédito de
transferencia” de recursos reales para fines de inversión sería devuelto a los
ahorristas cuando los créditos monetarios fueran devueltos con el interés
acordado. La suma de dinero devuelta tendría entonces la capacidad de adquirir
una mayor cantidad de bienes reales y servicios para fines de consumo. Y los
proyectos de inversión llevados a cabo con el crédito de transferencia tendrían
horizontes temporales consistentes con los ahorros disponibles y con el período
por el que se realizaron los créditos.
Sin
embargo, la autoridad monetaria del gobierno tiene la capacidad de trastornar
este delicado equilibrio entre ahorro e inversión mantenido por las tasas de
interés de mercado. Por su capacidad de expandir la oferta monetaria, la autoridad
monetaria tiene el poder de crear crédito. El “crédito creado” es
indistinguible del crédito de transferencia en las transacciones de
mercado.Representa unidades adicionales del medio de cambio que son
intercambiables con todas las otras
unidades
de dinero ofrecidas en el mercado a cambio de bienes y servicios. Por ello
estas unidades son tan aceptadas en las transacciones de mercado como las
unidades de la oferta monetaria existente antes de la expansión monetaria.
Mises
afirmaba que existe, sin embargo, una diferencia importante: no se produce la
disminución en la demanda de los consumidores por bienes, servicios y recursos
que ocurre normalmente ante la decisión de ahorrar más que antes, para
compensar el aumento en la demanda de recursos y trabajo por parte de los
inversores que han tomado el crédito creado que se les ofrecía en el mercado de
crédito.
En
este punto, Mises aplicó su teoría de la no neutralidad del dinero para
explicar la secuencia de eventos que ocurriría con mayor probabilidad desde el
punto de vista lógico. Con el crédito recientemente creado, los inversores que
adquirieron estos nuevos créditos atraerían recursos y trabajo de la producción
de bienes de consumo y de los proyectos de inversión de menores horizontes
temporales para iniciar proyectos de inversión de mayores períodos de
producción. Para lograr atraer recursos y trabajo hacia actividades de
inversión que consumen más tiempo, estos inversores deberían ofrecer un precio
mayor por los factores de producción
requeridos,
para poder alejarlos de sus usos alternativos en la economía. Los créditos
recientemente creados pasan a estos factores de producción como mayores
ingresos monetarios. Se convierten en los receptores de segunda vuelta del
dinero recientemente creado. Salvo que cambien las preferencias intertemporales
de estos factores de producción, y en consecuencia su disposición a ahorrar,
sus demandas reales por bienes de consumo serían las mismas que antes del
incremento de la oferta monetaria. Aumentaría, por lo tanto, su demanda
monetaria por bienes terminados y servicios en la misma proporción de su
ingreso que antes.
Como
resultado, los precios de los bienes de consumo también empezarían a aumentar.
Pero como se han reasignado los recursos, alejándolos de la producción de
bienes de consumo, hay menos de estos bienes disponibles en el mercado, lo que
intensifica el aumento de precios de los mismos. Como los factores de producción gastan su mayor ingreso en bienes
de consumo, los vendedores y productores de bienes de consumo se vuelven los
receptores de tercera vuelta del
dinero
recientemente creado. Los productores de bienes de consumo incrementan ahora su
demanda por aquellos mismo factores de producción escasos para reatraerlos hacia el sector de bienes de
consumo de la economía, y hacia proyectos de inversión con horizontes
temporales más cortos para satisfacer la mayor demanda de bienes de consumo.
Los factores de producción que ahora vuelven a ser utilizados en la producción
de bienes de consumo se transforman en los receptores de cuarta vuelta del
dinero creado.
Aquellos
que inicialmente habían tomado el crédito creado ahora se encuentran con
numerosas
dificultades para continuar y finalizar algunos de los proyectos de inversión de largo plazo, dados los
crecientes costos de continuar empleando las cantidades requeridas de factores
de producción que están regresando a los sectores de bienes de consumo de la
economía. Comienza entonces a emerger una “crisis” a medida que cada vez más
proyectos de inversión a largo plazo no pueden ser continuados por problemas
financieros. La demanda por más créditos para poder continuar con los proyectos
iniciados presiona la tasa de interés a la alza, creando una crisis aún mayor
en los sectores de inversión de la economía. La fase expansiva o “boom” del
ciclo económico ahora se transforma en un fase contractiva o depresión del
ciclo, a medida que un número creciente de proyectos de inversión colapsan,
sean dejados incompletos, y resulten en una mala inversión de capital en
proyectos de inversión largos y económicamente insostenibles.
La
única manera en que estos proyectos de inversión podrían se temporalmente
salvados sería que la autoridad monetaria del gobierno incrementase nuevamente
la oferta monetaria, creando más crédito. Pero esto meramente reiniciaría el
mismo proceso con el mismo resultado inevitable. Si la autoridad monetaria
intenta impedir este resultado inevitable a través de cada vez mayores aumentos
de la oferta monetaria, el resultado final sería una creciente tasa de inflación
que amenazaría con la destrucción y el colapso del sistema monetario de la
sociedad.
A
través de este análisis, Mises llega a la conclusión de que las causas del
ciclo económico en las sociedades modernas no se deben buscar en alguna falla
intrínseca de la economía de mercado. La causa básica se encuentra en la
manipulación del dinero y del crédito por parte del gobierno.
Publicado
por Adrián Ravier
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