miércoles, 10 de julio de 2013

ROSALÍA MOROS DE BORREGALES, EN BÚSQUEDA DE LA INTEGRIDAD


La vida del ser humano es una constante búsqueda. Incansablemente nos esforzamos por conseguir aquello que valoramos como bueno, positivo o placentero. No importa cuáles sean los conceptos que sustenten nuestra búsqueda, siempre estamos tratando de lograr algo más, de llegar a una nueva meta, de adquirir algo material o conquistar un área intelectual. 

Dependiendo de los individuos y sus valores nadie escapa a este sentir interior de ir por más; aun los más holgazanes buscan su comodidad y, los más deshonestos andan buscando atajos para conseguir lo que quieren.

En nuestra búsqueda irrenunciable por mostrarle a nuestros hijos el camino a Dios, por convertir nuestras propias vidas en ejemplo, nos encontramos cada día en la búsqueda de la integridad. Una palabra poco usada, poco entendida en nuestros días; sin embargo, desde nuestra visión, un tesoro escondido, una clave para alcanzar la dignidad en todos los ámbitos de la sociedad.

La palabra integridad viene del latín integritas , vocablo que refiere la idea de entero, completo e intacto; así como, la idea del verbo latino tangere , que refiere pureza, el no haber sido alcanzado por el mal. Además, al indagar en el origen de esta palabra en las Sagradas Escrituras encontramos que es usado el vocablo hebreo tom cuyo significado abarca la idea de estar completo; además, abarca el concepto de rectitud e inocencia.

El ser humano fue hecho a la imagen y semejanza de Dios. Por esta razón, para comprender la profundidad de lo que representa la integridad debemos volver los ojos a nuestro Creador. Debemos buscar en el fundamento cristiano de nuestro origen. Porque precisamente allí, en ese diseño divino fuimos completos, intactos, puros, íntegros. Hoy, vivimos en mundo caído, alejado de Dios y de Su propósito para el ser humano. Nuestra integridad se ha quebrantado, la pureza de nuestras almas ha sido alcanzada por la maldad que impera por doquier. El único camino para encontrarla, para asumirla, para vivirla es volvernos a Dios.

De tal manera que, el primer paso hacia una vida de integridad lo constituye el primer paso que demos para acercarnos a Dios. Esa conversación pendiente que hemos pospuesto tantas veces; ese venir ante Él despojándonos de nuestra soberbia; ese estrechar la mano de un Amigo que hemos olvidado por largo tiempo. Él es la fuente de integridad, al acercarnos a Él nuestras vidas van siendo transformadas a ese diseño original donde fuimos intactos en la semejanza de Dios.

Después de este primer paso, la integridad vendrá pero no como un resultado mágico. Pues la integridad es un proceso de vida que comienza con la decisión y el compromiso de construir nuestro carácter de acuerdo a los principios de Dios. A medida que nuestra relación de amistad con Él se vaya profundizando iremos recogiendo las piezas rotas, la fuerza del amor de Dios las irá pegando, transformándonos en seres humanos a la semejanza de Dios.

Aunque algunos tratarán de vejarme, como en otras oportunidades, por expresar abiertamente mis convicciones, lo hago y lo seguiré haciendo mientras viva porque valoro con cada célula de mi ser a los hijos que Dios me dio y, en ellos, valoro a cada joven venezolano que sueña con vivir en una patria íntegra. Imposible de alcanzar a través de cualquier otro camino que no sea el camino de Dios.

"Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí".
Juan 14:6

rosymoros@gmail.com
@RosaliaMorosB

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