domingo, 14 de julio de 2013

OSWALDO PÁEZ-PUMAR, PATRIA SEGURA

El abominable asesinato de una madre y su hija perpetrado por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana es una muestra de la efectividad del plan “patria segura” diseñado para combatir la inseguridad. Escribo efectividad, no inefectividad, ni ineficacia, pues la muestra lo que prueba es que el estado de inseguridad que vive la población es propiciado desde las más altas instancias del gobierno y su ejecución la inició el fallecido Hugo Chávez, desde el momento cuando comenzó su mandato y con él la creación de grupos armados al margen de la Constitución, como fuerzas de choque contra toda manifestación de oposición.
La inseguridad que se quiere combatir no es la que padecen los ciudadanos víctimas del hampa, hoy integrada por la común y la política a la que se le dio, y ya no le pueden quitar, patente de corso para robar, secuestrar, extorsionar y asesinar, lo que impide que los órganos encargados de combatir el crimen en las calles y en  los estrados judiciales puedan cumplir eficazmente su función, entre otras razones porque no pueden distinguir cuando los delincuentes delinquen en su propio nombre y cuando lo  hacen en nombre de la revolución. No, la inseguridad que se quiere combatir es la que sienten ministros, gobernadores, directores y diputados ante la posibilidad de ser víctima de los que ejercen con patente, pero sobre todo ante la posibilidad de que la inseguridad generalizada conduzca a la pérdida del poder.
El plan “patria segura” es que la tropa esté en la calle, sin capacitación alguna para combatir el crimen, pero con capacidad de fuego suficiente para sobrevivir ellos en combates donde (y aquí la frase si es verdad) “disparan primero y averiguan después”, al igual que en La Habana cuando van a circular los hermanos Castro y el trayecto es “repasado” un par de veces, quizá más.
Esos planes la única seguridad que ofrecen es para los capitostes del régimen. Idéntico en sus modos al que emplean cuando combaten con sevicia las manifestaciones políticas por parte de guardias que exhiben en sus uniformes el título de “guardia nacional chavista”. Son los asesinos emboscados de Puente Llaguno absueltos por un sistema judicial corrompido, mientras los comisarios Simonovis, Vivas y Forero experimentan en carne propia la vocación “humanitaria” que el usurpador Maduro invoca para Snowden.
OPaezPumar@menpa.com
                                        
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