miércoles, 31 de julio de 2013

JOSE FELIX DIAZ BERMUDEZ, 28 DE JULIO, FECHA CIVILISTA

El presidente Vargas y el Vicepresidente Narvarte se hallan en San Tomas echados por la fuerza de aquel país que presenta un aspecto bastante triste…”.

Jose Antonio Páez,
“Caudillo de la Constitución”
El 24 de marzo de 1835, don Pablo Morillo, escribía a don Francisco Martínez de la Rosa, sobre sus sentimientos, no de odio por los hechos pasados en la guerra, sino considerando: “de la mayor importancia”, la gestión de los generales Carlos Soublette y Daniel Florencio O’ Leary ante la Corte de Madrid.

Expresaba Morillo sobre Venezuela que: “Sus habitantes son muy análogos a nuestro carácter y costumbres, y sus producciones de comercio no sólo nos son muy interesantes y casi de primera necesidad…”, y además que:

“Conocía al general Soublette de reputación en el ejército del Sr. Bolívar, y al Sr. O’Leary personalmente, por haber venido a mi cuartel general de parlamentario y como Edecán de aquel: Ambos se los recomiendo a usted con el mayor interés por lo mismo que en otros tiempos nos hicimos la guerra con mucha actividad y calor; muy en el día nos miramos como buenos amigos y camaradas”.

SIMON BOLIVAR Y PABLO MORILLO, 

La comisión patriota solicitaría ante España el reconocimiento de la independencia de Venezuela. Nadie podía imaginarse en aquellos tiempos de la guerra a muerte, que el general Morillo iba a recomendar aquella misión, admitiéndose así la superación de los rencores y el avance de la historia, como corresponde a las naciones civilizadas, a los hombres y políticos sabios que no comprometen el destino de una nación.

Mientras la diplomacia pretendía persuadir, el militarismo destruía la credibilidad del país. El gobernador y capitán general de Puerto Rico daba noticias alarmantes al secretario de Estado del Rey sobre: “el mal estado en que se encuentran las provincias de Venezuela, puestas en nueva revolución por el general Mariño para derrocar a Vargas de la presidencia… a cuyo destino ambiciona y para lograrlo intrigó mucho al tiempo de hacerse la elección, pero el partido de Vargas ganó los votos a su favor…

Este lance perdido para Mariño lo irritó en tales términos que no perdió medios ni ocasión para seducir y hacer entrar en su proyecto a muchos militares que unidos a sus adictos han dado el grito vitoreándolo en Caracas y otras provincias.

El presidente Vargas y el Vicepresidente Narvarte se hallan en San Tomas echados por la fuerza de aquel país que presenta un aspecto bastante triste…”.

El comandante Pedro Carujo, entre otros, había irrumpido contra la autoridad del presidente Vargas exigiendo su renuncia, pretendiendo imponer el capricho autoritario y caudillesco.

La llamada “Revolución de las Reformas” quiso justificar con el federalismo las ambiciones de la fuerza, insurreccionando el occidente, el centro y el oriente.

El 28 de julio de 1835, fecha del civilismo, Páez entró a Caracas, derrotando a los alzados para que el presidente Vargas continuase su gobierno de derecho y civilización:

“Todo otro medio que no sea éste, - expresó Vargas- el único, eficaz y establecido por la nación toda, lleva el sello de la injusticia, de las miras individuales o de partido, que sólo pueden triunfar por la violencia y el crimen, con la opresión del pueblo y la subversión total de nuestras instituciones libres”. Páez, “Caudillo de la Constitución”, restableció así el poder civil.

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