lunes, 29 de julio de 2013

ELSA CARDOZO, CABOS (NO TAN) SUELTOS, CASO CUBA CANAL DE PANAMA


Las autoridades panameñas pasaron varios días escarbando la montaña de sacos cargada en el Chong Chon Gang para encontrar contenedores con viejo y abundante material militar. Entrega tan azucarada como ilícita, de Cuba a Corea del Norte. Leídas desde nuestro patio las noticias sobre este caso, resuenan dos observaciones. 

Ante el equipaje soviético, un inevitable déjà vu: la irresponsabilidad de Fidel Castro cuando, inconforme ante el arreglo pacífico de la crisis de octubre de 1962 entre Nikita Kruschev y Jonh F. Kennedy, insistía en la utilización de misiles nucleares contra Estados Unidos desde Cuba. La otra observación: las semejanzas entre dos regímenes históricamente tan diversos como los de los Castro y la dinastía Kim: dos burbujas de anacronismo y opresión siempre necesitadas del pretexto de la amenaza exterior e incapaces de producir por sus propios medios progreso y bienestar para su gente; excepción hecha, por supuesto, de los medios que generosamente se concentran en sostener la cúpula del poder.

Después de idas y venidas de altos funcionarios de gobierno, chinos y venezolanos, fueron anunciados en febrero catorce nuevos acuerdos de cooperación bilateral con los que se sumarían 10 millardos de dólares adicionales a los ya acordados con Pekín; el total, se dijo entonces, eran 38 millardos de dólares. Después de 5 meses se habla de la negociación de un nuevo préstamo por 5 millardos de dólares, muy próximos a lograrse. No está claro si esos millardos se sumarían a los 10 de febrero o directamente a los fondos de antes que, se dice ahora, totalizan cerca de 36 millardos. Tampoco nos son dadas a conocer a los venezolanos las garantías otorgadas al Gobierno chino, seguramente aumentadas ante la sucesión de escándalos de corrupción y denuncias de incumplimiento en el manejo de los fondos. Lo que sí está claro es que hay una hipoteca de recursos que evidencia nuestra enorme vulnerabilidad y acelerada pérdida de capacidad ya no digamos para producir, sino siquiera para negociar la oportuna importación de bienes esenciales de consumo.

Ocurrió en los mismos días en que, por tercera o cuarta vez en quince años, se relanzaban las relaciones con Colombia. En medio de un acto militar y rodeado por oficiales activos y retirados en uniforme, el presidente Nicolás Maduro anunció una política de “tolerancia cero” frente a Estados Unidos. Allí mismo insistió en que se estaba desplegando un sistema nacional de defensa antiaérea. Lo cierto es que las formas y el discurso que emulan poco menos que una suerte de ultimátum son fundamentalmente para el público venezolano que lo quiera oír. Al imperio, que, al fin y al cabo, recibe menos descalificaciones y ofensas que las que no cesan de dirigirse al liderazgo democrático, ya se le hizo llegar la señal para el reacomodo.

Quizá una lista de palabras y frases clave ayude a atar estos cabos sueltos: anacronismo, deshumanización, irresponsabilidad, militarización, ineficiencia, opacidad en las cuentas, necesidad de divisas, vivir de prestado, escasez de bienes y derechos, abundancia de cuentos, azúcar fuera y armas dentro.

ecardozo@neblina.reacciun.ve

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