No
se puede dejar pasar esta nueva agresión de las fuerzas de la oscuridad y la
barbarie en contra de "las casas que vencen las sombras". Nótese el
plural porque si el himno de nuestra principal casa de estudios, la Universidad
Central de Venezuela, es el que especialmente pone de relieve la casa que vence
las sombras, todas las demás representan también ese poder del conocimiento
sobre la ignorancia y de la luz sobre la oscuridad.
Mientras
los Ministros de este régimen se encapuchaban para quemar autobuses a las
puertas de la UCV, intentando imponer la barbarie sobre el conocimiento, la
Universidad siempre logró triunfar. Ahora esos mismos encapuchados, que ahora
tienen el poder, mandan a sus discípulos a quemarlos, ya no a las puertas de la
Universidad sino dentro del propio Rectorado.
Muchos
dicen que se debe dialogar con estos “egresados”. Mi opinión es que
debería existir la figura de la
“excomunión universitaria”, una suerte de castigo semejante al que aplicaba la
Iglesia Católica a aquellos que renegaban de la Fe, y que se aplique igualmente
a cualquiera que olvidando su condición universitaria reniegue de los valores
fundamentales de su Alma Mater, casa de donde aprendió lo que sabe para
desenvolverse en la vida.
A
ese “excomulgado” se le borraría como castigo de los registros de la
Universidad y se le desconocería como universitario en cualquier ámbito
profesional. Sin embargo, y afortunadamente para ellos, estamos en el Siglo XXI
donde existe la civilización y ya esos castigos ejemplares no se dan, como se
daban en el pasado en la Iglesia Católica. Pero sería lo más apropiado para los
Ministros de este régimen, porque el Ilegítimo no es universitario porque no le
dio la gana ya que bastantes oportunidades le dieron en la democracia para
serlo. Será por eso su odio hacia todo lo académico.
Todos
ellos se olvidaron que quemaron autobuses en nombre de la autonomía
universitaria que ahora desconocen, que la Universidad les dio un título sin
verles su credencial ideológica, y que ese olvido criminal incluye que fueron
protegidos por su presupuesto cuando eran perseguidos por la policía política
del gobierno de entonces. Porque eso es lo que hace una madre con sus hijos,
protegerlos aun cuando algunos de ellos resulten ser unos malagradecidos
delincuentes.
Pues
bien, ahora en nombre de aquella bandera socialista que sostenían cuando le
prendían fuego a los autobuses, y que la Universidad les toleró, ya que el
concepto era precisamente que se aceptaran todas las ideologías en la casa de
la universalidad de las ideas, esta gente ha ido paulatinamente asfixiando las
instituciones universitarias hasta llegar al punto de no retorno.
No
pudieron controlar el gremio universitario desde adentro ni a sus estudiantes
con elecciones porque allí no estaba el CNE. Ahora ensayan el trabajo sucio
desde afuera, dejando que la Universidad muera de mengua presupuestaria,
azuzando las llamas con una inconstitucional Convención Colectiva Única del
Trabajo, haciendo que todos quienes queremos una Universidad libre y autónoma,
salgamos a protestar a las calles.
Pero
esta estrategia se parece mucho al pito de Chávez por televisión despidiendo a
los gerentes petroleros en cadena nacional, provocando la misma confrontación.
La idea es que se produzca ese efecto para apoderarse de la institución
universitaria venezolana como se apoderaron de PDVSA. Desean que haya muertos
en las calles para endosárselos a los Rectores y profesores.
Sin
embargo, hay que ser muy cuidadosos porque que esta vez se estarían apoderando
de algo muchísimo más valioso que el petróleo y los reales de la petrochequera.
Se estarían apropiando de la formación de nuestros jóvenes, sometiendo su
educación a la obediencia autoritaria de un régimen comunista. Y eso mis
estimados amigos, es la última frontera.
Vamos
a ir a la marcha en defensa de nuestras Universidades a pesar de que ellos
sepan que nosotros sabemos lo que pretenden. Que si bien sabemos que un
profesor universitario gana un salario de hambre porque estos delincuentes han
querido por años arrodillar la esencia universitaria, que sepan que no es solo
por eso que se lucha. La dignidad no es un renglón de la nomina del recibo de
pago de un profesor, un empleado o un obrero universitario.
Los
grupos violentos del gobierno y los cuerpos de seguridad intentarán desvirtuar
la esencia pacífica de esta lucha justa de las Universidades. No hay que darles
el chance. No se puede caer en el juego perverso del régimen y permitirles una
intervención de la Universidad, que es lo que al final están cocinando. Es
importante que se evalúen las acciones que se están llevando a cabo y que
pueden ser la excusa perfecta que están esperando que les permita hacer lo
mismo que hicieron con PDVSA.
La
lucha debe y tiene que ser más inteligente que la que está planteando el
régimen. Los encapuchados que hoy nos gobiernan no aprendieron nada de su
Universidad. Nunca gobierno alguno doblegó el espíritu de la Universidad
venezolana. Las protestas de sus estudiantes y profesores siempre recibieron
las simpatías del país nacional. Y es por eso que el régimen les teme. Y les
teme demasiado. Por allí se les puede escapar el control del país. Es por eso
que les urge el control de la institución universitaria.
Controlaron
a la oposición comprando a sus dirigentes con elecciones, controlaron
Globovisión comprando la empresa, controlaron a los militares desarmando a la
institución militar y a quienes en su seno podían ser una amenaza, controlaron
a PDVSA despidiendo a sus gerentes y trabajadores, pero no han podido controlar
a los universitarios ni al resto de la sociedad y están tratando de aplicar la
misma técnica para doblegar a quienes no se venden. Creen que si no hay protestas
estudiantiles en las calles el resto de la sociedad no será capaz de atreverse
a protestar. Eso es un mal cálculo cubano que desestima la esencia de la
sociedad civil venezolana.
No
hay que seguirle regalando instituciones al régimen a pesar de que nuestros
dirigentes políticos estén engolosinados con elecciones periódicas que creen
que pueden ganar. El régimen sabe que hay valores universitarios no negociables
como la autonomía universitaria de rango constitucional. Por eso empuja a los
universitarios a una confrontación. Pues bien, no rehuimos la confrontación
pero en el terreno universitario, no en el del gobierno. Creo que la dirigencia
universitaria es lo suficientemente sagaz para percibir esa trampa y
enfrentarla.
Pero
aquellos universitarios que la han montado y han sido participes de ella, por
mi ya habrían sido “excomulgados universitarios”, que no merecen haber recibido
un titulo de una Universidad precisamente porque se constituyeron en la sombra
que el himno de la UCV refiere y que la Universidad siempre vencerá cada vez
que un verdadero universitario lo entone.
luismanuel.aguana@gmail.com
laguana
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