Nadie conoce el futuro, pero recordar el
pasado es necesario cuando nos acechan
las consecuencias de las fallas cometidas. Y en Venezuela no se debe
olvidar el comienzo de esta tragicomedia actual, la cual se inició cuando
escuchamos la sentencia: "Juro delante de mi pueblo que, sobre esta
moribunda constitución, haré cumplir, impulsaré las transformaciones
democráticas necesarias para que la República nueva tenga una carta magna
adecuada a los nuevos tiempos". Ahí comenzó el desastre, defenestrando la constitución de 1961, con el pitazo de
arrancada para gobernar con todos los poderes arrodillados.
Entre el apoderamiento de la nueva Carta
Magna se extendió el periodo presidencial, se eliminó la Cámara del Senado en
el Congreso de la República, que a diferencia de Inglaterra, compuesta por
Cámara de Los Lores y Cámara de Los Comunes, en Venezuela tenemos una partida
de loros que son comunes fieras para repartir puñetazos, incluida las damas, si
el calificativo se le puede atribuir a la desenfrenada actuación de púgil femenino
o del hombre de la era de piedra, arrastrando a su “adversaria” por los
cabellos. La vida humana está amparada,
pero desobedecida en el socialismo-comunismo del siglo XXI.
Todos los males que confronta Venezuela
actualmente vienen de la deformada
constitución de 1999, cuando la contaminaron con nuevos artículos y diabólicas
interpretaciones, para terminar con una
Carta al estilo del personalismo que se gestaba al inicio de la década. El
haber eliminado la Cámara del Senado, restó gobernabilidad democrática al país.
La cámara alta, infundía respeto, era el cierre de las confrontaciones
políticas cuando se discutía una ley que debía encaminarse al interés público.
Hoy día lo que ha hecho el gobierno, en su
obra trascendental, es armar a la población y recientemente a una descabellada
tropa de obreros armados. En la Isla de Margarita Los Carapaicas y Tupamaros
tienen poder en las calles. Mientras tanto, todo gira alrededor de las mesas de
trabajo, porque con la crisis los menos
calificados o flojos han tenido que inventarse algo para justificar sus
espacios de poder. Así tenemos, mesas de trabajo para alimentación, mesas de
trabajo para el turismo, mesas de trabajo para salvar al puerto libre ¿Donde
queda la mesa de comida que día a día se encuentra como adorno porque no hay
nada que servir en la tabla? Todo se diluye en ofertas a manera de gotas para
calmar el dolor y pinceladas para adornar lo que está presente en la realidad cotidiana:
Hambre y pobreza.
En el estado Nueva Esparta la vida se ha
convertido en un infierno; primero, con
la inseguridad que no ha podido vencer el gobierno regional de turno y en segundo lugar, se suma la muerte del
puerto libre asfixiado por falta de divisas. Nunca se había visto la región
insular tan empobrecida como ahora. Por citar un ejemplo, la emblemática calle
Igualdad presenta un panorama que da
tristeza, cada día amanece una tienda cerrada y también a lo largo de la Avenida Santiago Mariño o la 4 de mayo. A los
transeúntes se les escucha decir: ¡Que asquerosidad, revolución para la
destrucción! El ministro de la
electricidad se vanagloria al revelar que “solamente el 1% de los
venezolanos no disfruta el servicio eléctrico”, todo para terminar en un
posible aumento por el pago del servicio.
Importar alimentos y generar delincuentes es
el hándicap de este país hundido en las más grandes calamidades de la historia.
El líder eterno dejó hijos regados por todas partes y de su semilla germinaron los
malandros, los corruptos, los que apuntan como bobalicones, los que parecen
jarrones chinos que no terminan de arrancar y se disuelven en promesas falsas.
Hay un criadero de insectos que no contribuyen en nada a mejorar la situación
del país. Las larvas terminan siendo más útiles que los insectos. Lo mas
reprochable en un político es hacer política barata, además no hacer nada por
la población que gobierna y que diluya
su tiempo en el poder con promesas a bajo precio.
Lamentablemente el capítulo anterior
terminó con una nueva sentencia: "Mi opinión firme,
plena, como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que en un escenario
que obligaría a convocar de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes elijan a
Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se
los pido desde mi corazón".
En este punto, Eudomar Santos, Por estas
Calles, nos recuerda la frase: “Como vaya viniendo vamos viendo” ¡Entiéndelo,
bichito!
www.desdelaisla.hazblog.com
@susanamorffe
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