viernes, 10 de mayo de 2013

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, TOCAR FONDO

Creímos haber tocado fondo, el sistema instalado por el difunto expresidente había dividido los venezolanos, desatado la delincuencia en el país y cercenado los derechos humanos de los ciudadanos.
Los mensajes de odio hacia una parte de población, los 200.000 muertos impunes, las expropiaciones ilegales y el abuso de poder, parecían índices insuperables. Caer más bajo era imposible.
Los venezolanos no salimos del asombro, existen niveles insospechados del desastre, que jamás imaginamos pudieran alcanzarse.
No contábamos con los Castro y su capacidad de generar odio, destrucción, dependencia y sometimiento. Desconocíamos lo que era tener un traidor con las riendas del gobierno y no previmos las consecuencias de una penetración sistemática en las esferas de la seguridad nacional.
No calculábamos la ruina a la que seriamos conducidos, cuando presenciamos regalos millonarios, financiamiento de campañas electorales extranjeras, la destrucción de nuestra empresa petrolera y las industrias básicas.
Ni siquiera cuando fuimos testigos de contratos sin respeto a los procedimientos legales, comprando armas por sumas millonarias, recibiendo créditos para mantener el gasto público que comprometían el futuro de las nuevas generaciones.
Presenciamos como se comprometió para siempre los recursos del estado venezolano, sustrayendo las reservas nacionales de Oro para colocarlas en Rusia, China y la Habana, las dos primeras como garantía de deuda y la tercera como bote salvavidas cuando llegue la hora.
Cada vez creímos que no podíamos descender más, de ahora en adelante solo podemos subir, argumentábamos con paciencia.
Pero en cada ocasión nuevas aberraciones venían a golpear nuestra capacidad de asombro, hasta completar 15 años de pérdidas de los espacios democráticos y de posibilidades de desarrollo.
Hoy con Maduro a la cabeza, el gobierno comienza a quitarse la careta, tener que fingir lo que no es molesto a la gente del PSUVE. Las reglas democráticas fastidian a quienes huelen un fin cercano y están dispuestos a radicalizarse y a cercenar derechos, para mantener el usufructo de las riquezas del pueblo venezolano.
Siempre fue ese el proyecto de Chávez y bien lo reconoce el diputado Freddy Bernal recordando sus “enseñanzas”, “él nos llamaba a ser radicales, volver a la raíces”. El cinismo del amor del difunto por el pueblo, queda bien al descubierto con la conducta de sus herederos, más “simples y primarios” en su comportamiento político.
Frente a un régimen que se agota, el venezolano seguirá sufriendo atropellos, ya que la violencia será el único camino que les queda para sustituir la falta de afecto y de pueblo.
Seremos testigo de que se puede caer más bajo, hasta perder la condición de ser humano. La historia nos muestra como en el pasado, gobiernos autoritarios y dictadores utilizaron los medios más barbaros para sostenerse en el poder.
A medida que avancemos el fraude les será insuficiente para justificar resultados electorales, y faltaran ciudadanos para crear falsos votantes. La opinión pública internacional ha tomado la dimensión de la situación que vivimos y ha presenciado en directo la conducta autoritaria de los socios del Presidente “mientras tanto”.
La incompetencia del pretendido, sus destempladas declaraciones contra otros países y organizaciones internacionales, el comportamiento público de ministros, funcionarios y diputados del gobierno han sido el mejor medio de comunicación, para presentarle al mundo la verdadera cara violenta y antidemocrática, del sistema implementado por los Castro y quienes les han entregado nuestra soberanía.
Se vislumbra una confrontación, como lo señalan muchos analistas de la situación, ella viene cargada de violencia. Los hechos brutales y cobardes (por la espalda), protagonizados por la bancada oficial del PSUVE en el parlamento, son una pequeña muestra. Los diputados de la oposición son el símbolo de que los valores democráticos no se transigen ni se negocian.
La amenazas, la persecución política, la calumnia, la cárcel los golpes y las balas causaran más dolor y más tragedia, servirán para medir los niveles de pérdida de confianza del gobierno. Mientras más débiles se sientan, más salvaje será la respuesta y mayor la impunidad que les permitirán los agentes castristas que controlan los organismos del estado.
Será también la hora de la valentía, del coraje de nuestros dirigentes, de nuestros diputados y la de todos los venezolanos libres, que continuaran dando la pelea, en sus curules, en sus alcaldías, en las universidades, en los sindicatos, en la prensa y en la calle.
El deterioro en Venezuela es palpable. La escases de alimentos, que va acentuar en los meses por venir, la falta de servicios, el hampa desbordada, en tantos años de incompetencia administrativa, nos arrastran al colapso interno.
Las deudas, el incumplimiento de las sanciones internacionales, las agresiones a otros gobiernos, el irrespeto a los derechos humanos, a los valores democráticos. La amistad con factores de desestabilización internacional, terminaran por aislar paulatinamente al régimen, incapaz de seguir comprando voluntades, como consecuencia de la baja renta petrolera.
En Venezuela se acaba el tiempo y se cierran los espacios. Para el trabajo, para estudiar, para disfrutar de la ciudad, para la investigación, para la cultura, todo eso es posible solo en un país libre, organizado, con dirigentes preparados y respetuosos de las leyes, de nuestros valores y con respeto a los otros.
Ser popular y sencillo no consiste en ser vulgar, guapetón de barrio y hacer las cosas porque me da la gana, tarde o temprano al más “pintao” le sale su “tate quieto” y “a todo cochino le llega su sábado”, afirma la sabiduría popular. La frustración existente en los ciudadanos, producto de la distancia que existe entre el país que somos y el que deberíamos ser, se convertirá en fuente de inspiración al tribunal que impartirá la justicia cuando llegue la hora de pedir cuentas.
El temor que invade a Maduro y su combo, los hace peligrosos y traicioneros. Ellos no trabajan para los venezolanos, unos trabajan para enriquecerse lo más rápido posible y presienten que les falta tiempo. Los otros están al servicio de los intereses de la fuerza extranjera que nos tiene invadidos.
nelsoncastellano@hotmail.com
Ex Cónsul de Venezuela en Paris
Presidente de Venezuela-Futura, Francia

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