miércoles, 29 de mayo de 2013

NELSON CASTELLANO-HERNANDEZ, EJEMPLOS Y SÍMBOLOS

Ascender a la Primera Magistratura trae consigo derechos y sobre todo obligaciones, son compromisos inherentes con la función de personificar una Nación.
El Presidente de Venezuela es a la vez el jefe de Estado y de Gobierno, dirige el Poder Ejecutivo y es Comandante en Jefe de la Fuerza Armadas Nacionales. Es considerado el funcionario público nacional de mayor jerarquía. Su prioridad es la soberanía nacional y la integridad territorial.
Por allí comienza la cosa, se trata del primer servidor público, por lo tanto está obligado a salvaguardar la legalidad, la honradez, la lealtad, la imparcialidad y la eficiencia en el ejercicio de sus funciones.
Es responsable de los servicios que le son encomendados, de su buen funcionamiento y de la suspensión o deficiencia de ellos. Por supuesto está obligado a no abusar, ni a utilizarlos de forma indebida o para su provecho personal.
Debe estar atento a que los planes y programas implementados sean útiles a los ciudadanos del país, respetando la normativa jurídica en vigor. Es evidente que los recursos que se destinan para ellos son propiedad de la Nación y no para su provecho privado.
Todo servidor público debe observar buena conducta y debe tratar con respeto, eficacia y rectitud a sus conciudadanos, quienes son en definitiva quienes lo nombraron.
Debe ser celoso y eficaz en su actuación, abstenerse de aceptar o recibir beneficios económicos en el marco de sus obligaciones, directamente o por persona interpuesta.
En definitiva debe ser un ejemplo, pero que lejos nos encontramos de esa realidad en Venezuela.
En los 14 años del gobierno anterior y en lo que va del ilegitimo, la presidencia ha olvidado que la Constitución vigente en sus artículos 236 y 237 lo obliga a cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes.
En todos estos años se ha pisoteado la separación de los poderes públicos, se han creado fuerzas militares fuera del ordenamiento jurídico constitucional, se han tomado decisiones en el parlamento destinadas a cambiar las estructuras del país, sin que se respete la mayoría calificada exigida por la ley.
Se ha endeudado a Venezuela con regalos millonarios y contratos contrarios al interés nacional, se han aprobado instituciones jurídico-políticas territoriales, contrarias a las gobernaciones establecidas en la Constitución Nacional
Y lo peor de todo, se ha colocado la soberanía, la seguridad y la defensa de la Patria, en manos del gobierno extranjero de los hermanos Castro.
La Primera Magistratura ha dejado de ser un ejemplo a seguir, ha perdido la majestad del cargo, ha dejado de ser un símbolo de respeto y unidad nacional, para convertirse en una especie de verdulero que grita, ofertas, rebajas,… insultos, expropiaciones y condenas judiciales. Que transmite un mensaje de odio y de división entre los venezolanos. Terminando hoy en días con visiones y apariciones esotéricas.
Una actitud contraria al gentilicio nacional, en Venezuela cualquier padre o madre de familia se ha preocupado siempre por darle lo mejor que pueda educación a sus hijos, hoy en día con razón se pregunta, si dejar escuchar las alocuciones de los funcionarios no será contraproducente en la educación de los menores.
¿Que presenciamos los venezolanos?, en primer lugar el uso y el abuso de las cadenas de la televisión, servicios públicos puestos al servicio de un partido y convertidos en medios censores y acusadores de la mayoría de los ciudadanos. Los estudiantes, obreros, políticos, sindicalistas y hasta la iglesia son el blanco del atropello gubernamental.
Vemos ministros vociferando que no le importa lo que digan las leyes y que expulsaran de sus trabajos a los que no votan por ellos, a una incompetente afirmando que tiene una celda lista para el verdadero triunfador de las últimas elecciones fraudulentas.
Evidenciamos la poca capacidad de abstracción de ciertos políticos, que silban por falta de léxico. Escuchamos burlas, ironías, malas palabras y violaciones a la ley desde la Asamblea Nacional.
Sobre todo escuchamos el “ensordecedor silencio” de Consejo Nacional Electoral, del Tribunal Supremo de Justicia, de la Defensora del Pueblo y de todos los organismos contralores de la república, cómplices de la situación.
En nuestro país la muerte nos visita por la prensa, miles de vidas que se pierden en manos del hampa desatada. A través de ella y por la experiencia diaria, nos enteramos de la inflación galopante y de la falta de alimentos.
Observamos también como violan las leyes impunemente, como irrespetan los derechos humanos, la corrupción que los ha enriquecido escandalosamente y encima se ríen de nosotros, llegando a afirmar que controlan el secreto al voto.
Todo eso viniendo de quienes deberían ser un ejemplo y un símbolo para el pueblo de Venezuela.
Este país hay que refundarlo, con valores propios, sencillos, auténticos como nuestro pueblo. Quien ha dicho que lo popular debe ser vulgar o reñido con una vida familiar y cristiana. Tenemos que recuperar la honestidad como principio de vida.
Debemos volver al funcionario idóneo, que ocupa un puesto por que está preparado y no porque se es una ficha del partido, tenemos que encontrar de nuevo las carreras profesionales, insistir en mejorar la educación, acabar con la improvisación y el oportunismo.
Tenemos que generar empleos y producir alimentos e invertir el dinero del petróleo en nuestro bienestar.
No podemos seguir aceptando espectáculos como el permitido por Cabello en la Asamblea Nacional, la agresión a los diputados de la oposición ante la mirada complaciente de su Presidente, nos disminuye como seres humanos. Es el leguaje de la fuerza bruta y la violencia lo que impera cuando escasean las razones.
La sangre corrió en el rostro de los parlamentarios de oposición, esa sangre la vimos todos, ese dolor y esa humillación la sintió cada uno de nosotros, ella alimenta ahora nuestro deseo de cambio.
Es ahora un ejemplo y un símbolo de lo que no queremos ser. Es un grito al mundo para denunciar lo que aquí sucede. Es sangre que brota de nuestro patriotismo, es un compromiso de todos para recuperar nuestra soberanía, entregada a los Castro por los traidores a la Patria.
nelsoncastellano@hotmail.com
Ex Cónsul de Venezuela en Paris
Presidente de Venezuela-Futura, Francia

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