miércoles, 29 de mayo de 2013

FERNANDO FACCHIN B, REFLEXIÓN II, RECUPERAR LA DEMOCRACIA

     Ha llegado el momento de asumir la noble tarea de recuperar la democracia para la sociedad, por ello la férrea voluntad ciudadana, legítimamente representada por la sociedad civil y las organizaciones políticas democráticas que hacen vida en el país y nuestra sociedad democrática, nos convocan hoy, dentro del marco de la legalidad y la constitucionalidad , a luchar denodadamente y sin descaso, aun cuando la falta de cultura democrática del oficialismo el disentimiento de la sociedad les provoca pánico.
   
Se ha repetido infinidad de veces que el país vive una grave crisis, pero, son muchos los que todavía no alcanzan a visualizar su profundidad y trascendencia, la crisis va mucho más allá de lo político y de lo económico, afecta profundamente a la sociedad misma, a la familia, al futuro del país, hemos llegado a una encrucijada y debemos estar conscientes que el camino a seguir en esa encrucijada es la unidad superior de todas las fuerzas que queremos al país y queremos para rescatar la democracia. El sucesor  del nefasto régimen   nos lleva al paroxismo de la mediocridad, la ineptitud, la ineficiencia y la corrupción  de la función pública, con un sin fin de ofensas, descalificaciones y “horrores” políticos, esas ofertas inmorales profundizan la quiebra del país y del sistema político imperante aun cuando nació sin bases sólidas, el descalabro ético tiene consecuencias institucionales de mucha gravedad, a pesar de ello todavía quedan algunos tontos –cada día menos- que se alimentan de promesas, consignas,  mentiras y mitos.
     La profundidad de la crisis exige sensatez, nunca en la historia de Venezuela se había presentado un contexto tan complejo, razón por la cual la ciudadanía debe estar atenta, alerta, presta a intervenir con los medios cívicos y constitucionales a su alcance para preservar las libertades públicas y los derechos ciudadanos sin miedo al terrorismo verbal presidencial.
     Lo que en nuestro país se llama “revolución” no es una ideología, es una simbología asociada al falso culto de una persona que en la medida que se debilita y borra de la historia, como le está sucediendo, los pocos restos que todavía le siguen se preparan ya para su disipación definitiva, no es posible ante niveles tan bajos de demagogia, populismo, adulación, resentimiento y mentira sustentar un régimen en los estertores de su vida pública, parecen los muertos vivientes de las películas de terror, el sucesor usurpador e ilegítimo requiere desesperadamente que se le profese o se simule profesar una lealtad incondicional y como tiene justificadas dudas de todo su entorno el pavor que ello le causa me permite recordar a Sófocles: “Para quien tiene miedo, todo son ruidos”.
     En este momento estamos en el umbral de una nueva Venezuela llena de esperanzas y de proyectos de libertad, con valentía frente al hostigamiento gubernamental, decididos a salir a la calle. Es la hora de decidir entre la dignidad ciudadana o el envilecimiento servil, debemos aprovechar el miedo que produce la ilegitimidad, el fraude electoral y el desprecio ciudadano al gobernante, siempre recordando a Julio César: “En el miedo extremo no hay piedad”. Venezuela cuenta con  nosotros, no con los rojos depredadores.
ffacchinb@gmail.com

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