El país tiene tiempo sin Contralor General.
Eso es un escándalo. Y no hay Contralor porque no hay diálogo. Hay que ponerse
de acuerdo para elegir a un venezolano de categoría moral e intelectual
adecuada para desempeñar esa alta responsabilidad.
El país quiere tener un Tribunal Supremo de
Justicia independiente y autónomo, capaz de merecer la confianza de todos los
venezolanos. Para elegir magistrados probos, competentes y dignos hace falta
diálogo.
El país requiere un Consejo Electoral que
merezca la confianza de todos los ciudadanos. No se trata de un CNE que le
guste al Gobierno. Tampoco de uno que le guste a la oposición. No se trata de
buscar una relación 3 a 2 en lugar de la actual que sería 4 a 1. Tampoco de una
formula equilibrada 2 a 2 con uno de común acuerdo. Lo ideal es que se eligiera
un CNE cinco a cero; es decir, cinco venezolanos dignos, que merezcan el
respeto y el acatamiento de todos los venezolanos.
Para todo eso se necesita diálogo, respeto al
adversario, reconocimiento de la otra parte, actitud constructiva, patriotismo,
amor por Venezuela. Y esas virtudes son las que están ausentes en la hora
actual de Venezuela y son las que reclama con sentido de urgencia, la
República.
Se trata de la reconstrucción institucional
de la nación. De sembrar un ambiente de confianza y de respeto por las
instituciones y de aproximarnos al ideal bolivariano, que pedía un gobierno de
instituciones y no de caudillos o de personalidades mesiánicas. Para lograr
todo ello es necesario restablecer la dignidad y la majestad de la institución
parlamentaria. El Parlamento o Asamblea Nacional, como lo llama la Constitución
venezolana es, por definición, el escenario para el diálogo político de altura.
Es el espejo de la nación. Allí van o deberían ir todos los venezolanos con
recogimiento republicano a encontrarse con sus líderes. De uno u otro bando.
Partidarios del Gobierno o partidarios de la alternativa democrática.
Si lo que el pueblo observa en el hemiciclo
de la Asamblea es intolerancia, violencia y odio, esa será la cultura que
prevalecerá en el país. Si, por el contrario, en el hemiciclo predomina el
respeto, el debate civilizado, la confrontación de ideas y el patriotismo, esa
será la cultura que prevalezca en la nación.
Eduardo Fernández
eduardof18@gmail.com
@efernandezVE
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