(A la memoria de Miguel Quevedo, propietario
y director de la Revista Bohemia)
Muchos periodistas le hicieron al autócrata
el canto de las sirenas, seduciendo al electorado a su autodestrucción. Muchos
recapacitaron y trataron desesperadamente de rectificar su craso error, sin
admitir que lo cometieron y el daño que le hicieron a Cuba, su país. Para
algunos fue muy tarde, para otros aún había tiempo de rectificar. En Venezuela,
se está generando temor, miedo, desesperanza y horror en el pueblo, por los
vientos huracanados que desde el gobierno están soplando en contra de la
libertad de expresión.
No se debe olvidar que en Cuba, muchos fueron
los medios que se unieron al canto de sirena de la revolución socialista, entre
ellos la influyente revista Bohemia. Su director, luego de ser capitalista a
ultranza, no tuvo el menor empacho de cambiarse a la revolución, engañado como
tantos otros por las tentadoras ofertas de los barbudos revolucionarios, que
asomaban esperanzas democráticas al pueblo cubano.
Miguel Ángel Quevedo y de la Lastra, heredó
de su padre del mismo nombre, la revista Bohemia la más longeva de Cuba e
Hispanoamérica fundada en el año 1908. En 1940 a partir de los cambios
políticos que experimentaba su país natal con la nueva Constitución, su
propietario y editor no vaciló en ningún instante en convertirse en defensor de
la democracia representativa recién instalada. Su revista pasó a constituirse
en un fenómeno editorial y la publicación tuvo un tiraje para la época de
100.000 ejemplares que se distribuían no sólo en Cuba, sino también en países
latinoamericanos.
Una vez instalado en el poder la revolución
castrista Quevedo no vaciló en ningún instante en apoyar a Fidel Castro, en la
creencia de que su país experimentaría un cambio luego de la caída del régimen
de Fulgencio Batista. Al poco tiempo salió a relucir la verdad y se encontró
con un ambiente político ajeno al que había apoyado. Ya era muy tarde y Bohemia
se convirtió en un instrumento más del totalitarismo que regenta a Cuba.
Quevedo, acosado por su propia conciencia tomó el camino del exilio en el año
1960, un año justo después de la instalación del régimen comunista. Exilado en
Venezuela, reeditó la revista Bohemia, y sin recursos para hacer frente al
compromiso editorial se sintió solo y abandonado, y en medio de la
desesperación tomó la trágica decisión de suicidarse.
En carta que envió a un amigo anunciando su
propia muerte, hizo un recuento de su experiencia periodística, de la cual
citaremos unos cuantos párrafos dado el momento político que vivimos, ante las
evidentes manifestaciones del gobierno empeñado en limitar el derecho de
expresión y la libertad de prensa.
He aquí parte de su contenido:
“Fidel
no es más que el resultado del estallido de la demagogia y de la insensatez.
Todos contribuimos a crearlo. Y todos, por resentidos, por demagogos, por
estúpidos o por malvados, somos culpables de que llegara al poder (…) Bohemia
no era más que un eco de la calle. Aquella calle contaminada por el odio que
aplaudió a Bohemia cuando inventó ‘los veinte mil muertos’. (…) Fueron
culpables los millonarios que llenaron de dinero a Fidel (…) Fueron culpables
los curas de sotanas rojas (…) Fueron culpables los políticos abstencionistas,
que cerraron las puertas a todos los cambios electoralistas. Y los periódicos
que como Bohemia, le hicieron el juego a los abstencionistas, negándose a
publicar nada relacionado con aquellas elecciones. Todos fuimos culpables.
Todos. Por acción u omisión. Viejos y jóvenes. Ricos y pobres. Blancos y
negros. Honrados y ladrones. Virtuosos y pecadores. Claro, que nos faltaba por
aprender la lección increíble y amarga: que los más ‘virtuosos’ y los más
‘honrados’ eran los pobres. (…) Fuimos un pueblo cegado por el odio. Y todos
éramos víctimas de esa ceguera. Nuestros pecados pesaron más que nuestras
virtudes. Nos olvidamos de Núñez de Arce quien dijo: ‘Cuando un pueblo olvida
sus virtudes, lleva en sus propios vicios su tirano’. Adiós (…) que me perdonen
todo el mal que he hecho”.
Estamos en el camino hacia el paraíso del
socialismo utópico. Ese camino no será democrático, como ya lo ha demostrado el
autócrata ratificado. Pero es el pueblo el que le ha dado su mandato a
sabiendas de lo que hemos vivido los dos años ya pasados. Será el pueblo el que
cosechará los frutos de lo que ha sembrado, sean estos dulces o amargos. Pero,
¿qué rol jugará la prensa en ese camino?”
Deben entender quienes tienen en sus manos
los hilos del poder que la profesión del periodista no es una actividad
circense, ni los medios de comunicación un anfiteatro para exhibirse, tampoco
un tribunal para juzgar, y menos para asesorar a ineptos, sino un instrumento y
una herramienta para mantener informada a la opinión pública. Hay quienes en el
gobierno pretenden tener como cómplice el silencio de los medios, y es por ello
que a menudo el periodista soporta presiones y oposiciones. Y no se diga del
verbo agresivo e intolerante de voceros del oficialismo contra quienes ellos
califican como voceros de la prensa privada, por el simple hecho de no apoyar
su mal llamada “revolución bonita”, o por criticar su nefasta gestión.
Dejamos
constancia de nuestro irrestricto respaldo a esa permanente lucha, que
es la lucha de todos. La Constitución y las leyes de la República son asideros
y garantes, así como el marco legal dentro del cual debe llevarse adelante esta
causa.
Miembro fundador del Colegio Nacional de
Periodistas (CNP-122)
careduagui@yahoo.com @_toquedediana
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