martes, 21 de mayo de 2013

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, EL ROSTRO HERIDO DE LA UNIVERSIDAD, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

Las  realidades han trascendido los límites de la tolerancia al dar cuenta que detrás de graves vicisitudes, se han planteado imposiciones gubernamentales que revelan su desquicio pues no aceptan que  la Universidad autónoma jamás se arrodillará ante alguna ideología política.
EL ROSTRO HERIDO DE LA UNIVERSIDAD
Entender la Universidad en su complejidad, no es sencillo. Comprender sus problemas, tampoco. Particularmente, cuando las circunstancias obligan a revisarla desde la crisis que la afecta en casi todas sus dimensiones. Sobre todo, al reconocer que ésta es una variante de la crisis de la educación en general. 
Pero también es expresión de la tribulación que padece el Estado venezolano toda vez que no resiste más el modo de cómo  el actual régimen continua azorando a la sociedad y sus instituciones a objeto de moldearla a semejanza de naciones que confundieron el camino del desarrollo con la senda del empobrecimiento.
Hace casi treinta años, Ernesto Mayz Vallenilla había advertido sobre el conjuro que pesa sobre la universidad autónoma. Refirió el asedio no sólo desde afuera. Asimismo, desde adentro lo que vino convirtiéndose en una temible amenaza de insondables efectos. Mayz Vallenilla, quien luego de fundar y haber dirigido la Universidad Simón Bolívar se declaró su humilde “jardinero”, denunció la premonitoria asfixia de la soberanía universitaria por parte de sediciosos y usurpadores ocultos bajo el manto de la política cuya misión consistiría en desarticular la Universidad desde el ámbito de su autonomía. De forma tal que su institucionalidad pudiera resignarse ante el inminente acoso y afrentosa intrusión por quienes han buscado entregarla a factores en desavenencia con el curso de su historia de dignidad,  gallardía y resolución.
No obstante el hostigamiento mediante el cual pretende doblegarse a la Universidad autónoma, deriva de razones de ascendencia política y social. Sobre todo, en el laberinto en el que se ha convertido el país cuando la descomposición del sentimiento republicano ha entrado en conflicto con el devenir que marca el discurso del desarrollo económico. En medio de tan arrebatadas realidades, son sacudidos importantes sectores del mundo académico universitario dado los peligros que acechan la institución.
Desde lo que significa el problema de reconocer autoridades aprisionadas en su propia “autonomía”, que capitulan vergonzosamente ante crudos aprietos; o lo que representa la ficción jurídica que exhibe la igualdad de los ciudadanos que integran la comunidad universitaria para ser elegidos y electores, hasta la pesadez de un burocratismo excedentario que atosiga la razón abstracta de ser de la universidad que basa su proceder en la autonomía como condición y determinación para darse su propio gobierno, son contrariedades alrededor de las cuales sigue gravitando la existencia de  la Universidad autónoma. Sin embargo, las actuales realidades trascienden los límites de la tolerancia cuando dan cuenta que detrás de tan graves vicisitudes, están planteándose imposiciones gubernamentales que revelan su desquicio pues no terminan de aceptar que la Universidad autónoma jamás podrá arrodillarse ante alguna ideología política que paute el sometimiento y la sumisión a cambio de un presupuesto supuestamente “justo y necesario”.
Aunque las distintas coyunturas instarán la transformación de la universidad ya que ello forma parte de la lucha por la transformación del país y del mundo, eso no justificará que la Universidad vaya a esconderse detrás de infundadas consideraciones. Por el contrario, cada día su conciencia contestataria inspirará reacciones que darán plena cuenta de que por encima de todo, el miedo no sofocará el entusiasmo del universitario por demostrar que la Universidad no se amilana. Por más garrotazo que el régimen pueda propinarle. Aunque las realidades políticas muestren el rostro herido de la Universidad.
VENTANA DE PAPEL
¡¡¡PERIODISMO EN EMERGENCIA!!!
El régimen ha hecho de las contradicciones su mejor recurso para acusar a los factores políticos de la oposición de lo que viene divulgando y promoviendo, valiéndose del abuso, la patraña y la soberbia. Luego de que el titular del MINCI, Ernesto Villegas, el pasado 6 de Abril manifestara su apoyo al derecho político de los ciudadanos para afianzar la presencia del “pueblo comunicador” y de “los medios de la mano con la gente del pueblo”, los oficialistas en Mérida han pensado en restringir ese mismo derecho universal de expresarse pues aseguran que “diversos medios de comunicación privados son utilizados como armas contra el pueblo fomentando la mentira”.
Estos personajes, contrariando la Constitución cuando establece, entre las libertades fundamentales, la de poder expresar libre y responsablemente “sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o por cualquier otra forma de expresión y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación, sin que pueda establecerse censura”, instituyeron un pretendido Estado Mayor de Comunicación, al mejor estilo militar-dictatorial.
A pesar de aducir que “todos tienen derecho a una libre comunicación, pero de manera imparcial, respetando las leyes del Estado”, su praxis demostraría un sectarismo que desdice de lo que refiere la Carta Magna cuando, seguido a lo anterior, plantea que “la comunicación es libre y plural y comporta los deberes y responsabilidades que indique la ley”. Y además que “toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura, de acuerdo con los principios de esta Constitución” lo cual extraña más aún el desconocimiento de lo que exalta la Magna Ley. Tan ridículo e inconstitucional propósito, evidencia el miedo gubernamental ante la cercana posibilidad de verse descubierto en sus mentiras para lo cual recurren a este tipo de práctica mediante la cual podría fungir como interventor, fiscalizador y censurador emulando así al más recalcitrante fascismo, puntal del aberrante totalitarismo que intenta ordenarse desde Miraflores. Razón suficiente para que en Mérida se haya declarado al ¡periodismo en emergencia!
¿SUELDOS DE HACE SIETE AÑOS?
Pues si. Tal como se lee. La reducción presupuestaria, tanto en términos de capacidad real del gasto como en reducción de la importancia presupuestaria a que ha estado sometida la Universidad venezolana en los últimos años, es inaudita. Tal es el tamaño del referido problema, que dicha situación ha conducido a una depauperación  de sus trabajadores y estudiantes, a un retroceso en la calidad de la docencia, la investigación y de la extensión. En consecuencia, la Universidad ha venido devolviéndose frente a los logros alcanzados. Esta reducción presupuestaria, lleva inevitablemente a favorecer una sociedad de la ignorancia en la cual se anima una mayor y peligrosa dependencia en todos los terrenos. Los decaídos sueldos del personal universitario, incluyendo becas estudiantiles, así como los salarios de las distintas categorías del empleado público, son el resultado de esta miopía que padecen quienes ostentan la condición (ilegítima) de gobernantes.
Las opiniones expuestas por importantes factores de la vida política universitaria, son contundentes en este sentido. Lo expresado, por ejemplo por Acción Humanista Gremial, recoge el sentimiento de una comunidad universitaria golpeada por el indigno trato que dispensa el Ejecutivo Nacional a los sectores que, de alguna manera, se atreven a desafiar decisiones que sólo favorecen una mínima parte de la sociedad venezolana. Entonces, ¿por qué el empeño en utilizar aforismos que rezan “la patria somos todos”? Ello, tristemente potencia una demagogia en su máxima expresión. Particularmente, cuando logra comprenderse que el país va en reversa. O para ser algo benevolentes, pudiera decirse que el país se tornó “ancho para unos y angosto para el grueso”. Por tanto, qué puede pensarse con ¿sueldos de hace siete años?
VALIENTE, GRAL. RIVERO
La cobardía propia de quien vive oculto y custodiado por huestes armadas “hasta los dientes”, determinó el inconstitucional apresamiento del Gral. Antonio Rivero, quien supo ganarse el respeto y admiración de una nación que apreció su excelente desempeño como director nacional de Protección Civil. Bastó que acusara al régimen de actuar traicioneramente utilizando militares cubanos como “comisarios políticos” dentro de la institución militar venezolana, para que lo declararan “enemigo de la revolución”. En consecuencia, dirigieron sus “cañones judiciales” contra el Gral. Rivero, además ingeniero electrónico, para hostigarlo en su vida personal. Lo último que padeció Rivero, fue el injusto encarcelamiento donde lo único que el régimen no pudo confinar fue su orgullo y su dignidad. Ni siquiera importó su justificada protesta que asumió mediante una huelga de hambre a la que en un principio acompañó su anciana madre.
Poco o mucho advirtió, que el régimen tiene “piel de cocodrilo” toda vez que no expresó la menor angustia ni el más mínimo remordimiento de verse inculpado de la muerte del productor agropecuario Franklin Brito, quien falleció luego de sufrir los embates de una intensa huelga de hambre. Pero las cosas con el Gral. Rivero, tuvieron otra respuesta. Frente a una justicia “chucuta” y vergonzosamente prisionera  de la obtusa ideología que busca imponerse desde Miraflores,  la valentía de Rivero es abierta. Desde la clínica, expresó: “no descansaré hasta ver caído el régimen” pues a lo único que teme es “a que se termine de perder la democracia” (El Nacional, 19 Mayo, 2013, N-5). Precisamente, en medio del desarreglo que busca el régimen con su desgobierno, hombres de la talla política de Rivero encauzarán esta lucha que pacífica y democráticamente, está dándose. Valiente, Gral. Rivero.
Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com

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