Las dictaduras de todo signo --sean comunistas, fascistas, orientales u
occidentales-- se caracterizan, sin
excepciones, por violar los derechos de la persona humana, despreciar las normas constitucionales y legales, perseguir
o encarcelar a los ciudadanos que se les oponen, asesinar a los opositores que
consideren peligrosos y cometer todo tipo de atropellos que consideren
necesarios para su finalidad de mantenerse en el poder.
GENE SHARP |
Esas situaciones, de violencias
incontroladas, las ejercen con la deliberada intención de procurar reacciones
violentas de parte de los ciudadanos que se sienten oprimidos y temen por sus
vidas y las de sus familiares y amigos.
La intención clara y manifiesta, es provocar
reacciones subversivas de las personas que, generalmente se rebelan, pero los
tiranos y sus adláteres están muy conscientes de la superioridad de sus fuerzas
represivas, por lo que esas rebeliones terminan siendo neutralizadas y sus
actores son asesinados o llevados a prisión permanente mientras dure el régimen
dictatorial. Por eso, Gene Sharp afirma en el libro que estamos considerando,
que “al depositar la confianza (los
opositores) en los medios violentos, se ha escogido precisamente, el modo de
lucha en el cual los opresores casi siempre tienen la superioridad. Los
dictadores pueden aplicar la violencia irresistiblemente.” En efecto, la
rebelión violenta es capaz de alcanzar logros pero pocas veces la libertad.
En nuestra historia nacional, a lo largo de
casi todo el siglo XIX y después de nuestra Independencia, tuvimos múltiples
dictaduras --excepción hecha de la
primera parte de vida republicana posterior a la guerra liberadora de la
Metrópoli española y a la disolución de la Gran Colombia, durante el período de
la IV República iniciado en 1830 con el gobierno de José Antonio Páez, luego
con Soublette, el Dr. Vargas, Páez y Soublette de nuevo. La primera presidencia
tiránica fue la de José Tadeo Monagas, quien invadió con la fuerza al Congreso
a costa de la vida de varios ilustres congresistas e inició la violación de las
Constituciones en nuestro país cuando
dijo “la constitución sirve para todo.”
Pero las tres grandes tiranías venezolanas fueron la de Guzmán Blanco,
que se mantuvo durante 17 años mandando; la de Cipriano Castro de diez años y
la de Gómez quien detentó el poder por 27 años. A pesar de la resistencia que
tuvieron ninguno de los tres fue derrocado. El período Castro-Gómez se extendió
por 37 años.
Tampoco las guerras de guerrillas tienen para
Sharp garantía alguna: suelen durar mucho en el tiempo; son causa de muchas
víctimas pero muy pocas veces resultan exitosas. Cuando logran vencer, los
regímenes que instalan suelen ser tanto o más tiránicos que las dictaduras
derrocadas, como lo ha sido el caso de Cuba.
Por otra parte, tampoco los golpes militares --con escazas excepciones-- son buenos instrumentos para resolver la
conflictividad política, porque muchas veces algunas camarillas militares
suelen distinguir una tiranía por otra quedando en pie nuevos conflictos (casos
como los de Pinochet en Chile y de Pérez Jiménez entre nosotros).
Las elecciones realizadas en un régimen
dictatorial no constituyen garantías algunas para sustituirlo por gobiernos
democráticos: validos de su poder total controlan todas las instancias de los
Estados y, de manera fraudulenta y sistemática, manipulan y alteran los
resultados porque no permiten participar efectivamente a los sectores
opositores en el desarrollo y actos de los procesos electorales. Las
elecciones, entonces, son simulacros montados “sólo con el propósito de
aparentar ser democráticos.”
Con respecto a las intervenciones extranjeras
realizadas para desplazar las tiranías, Gene Sharp manifiesta sus dudas:
“• Con frecuencia los estados extranjeros
tolerarán, o ayudarán inclusive, a la dictadura a fin de avanzar sus propios
intereses económicos o políticos. • Los
estados extranjeros podrían estar dispuestos a vender al pueblo oprimido a
cambio de otros objetivos, en lugar de mantener las promesas que le hicieran de
ayudarlo en su liberación. • Algunos estados extranjeros actuarán contra la
dictadura, pero sólo a fin de ganar para sí mismos el control económico,
político y militar del país.”
Finalmente: “• Los estados extranjeros
podrían involucrarse activamente para fines positivos sólo cuando hubiere un
movimiento interno que ya haya comenzado a sacudir la dictadura y logrado que
la atención internacional se enfoque sobre la índole brutal del gobierno.” Respecto a esta última consideración, podemos
considerar que las intervenciones extranjeras son efectivas y valorables solo
cuando es la comunidad de naciones
--como la ONU-- la que
interviene, sea directamente o autorizando la actuación equilibrada y bajo su
control y vigilancia, como ha sido en casos como los realizados en
Boznia-Herzegovina y en algunos países del Medio Oriente. En efecto, expresa
Sharp: “las presiones internacionales pueden ser muy útiles cuando apoyan un
poderoso movimiento de resistencia interna. Entonces, por ejemplo, el boicot
económico internacional, los embargos, la ruptura de relaciones diplomáticas,
la expulsión del gobierno de organizaciones internacionales, la condena del
mismo por alguno de los cuerpos de las Naciones Unidas y otros pasos
semejantes, pueden contribuir grandemente. A pesar de todo, si no existe un
fuerte movimiento de resistencia interna, tales acciones por parte de otros es
poco probable que se den.”
Pedro Paul Bello
@PedroPaulBello
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