martes, 5 de marzo de 2013

JOSÉ FÉLIX DÍAZ BERMÚDEZ, UN EJEMPLO DE TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA

En el año 1976, Adolfo Suárez, Presidente del Gobierno español, figura singular de la transición hacia la democracia luego del franquismo, señaló que la política y la responsabilidad de un jefe de gobierno era: "despejar incógnitas y clarificar los objetivos" y que la democracia: "debe ser la obra de todos los ciudadanos y nunca obsequio, concesión o imposición, cualquiera que sea el origen de ésta", siendo indispensable para consolidarla: "el concurso de cuantas fuerzas articulen el cuerpo nacional". 
Esa tarea de integración social y de reconstrucción de la democracia implicaba la constante y fecunda relación con diversas tendencias políticas: "con muchos de los grupos políticos más significativos que existen en España y que ofrecen alternativas estimables, sean de derecha, de centro o de izquierda, para escuchar con respeto sus puntos de vista".
En tal escenario, la transición política de la dictadura a la democracia no representaba para Suárez el simple: "relevo demagógico de clases dirigentes" sino como la reunión de todas las fuerzas sociales para conformar: "un nuevo pluralismo" legitimado por el voto popular. La transición, igualmente, implicaba restablecer en España el Estado de Derecho y garantizar las libertades públicas. Se pretendía modificar la anterior estructura política, mediante la participación popular pero con un sentido verdaderamente democrático ajustado a la realidad del país y, en especial: "al pluralismo existente en su base social".
Suárez, auspició definir una política de objetivos nacionales que debían ser seguidos por todos los gobiernos y propuso: "un gran acuerdo para la democracia, para la paz, para encontrar definitivamente unas bases sólidas cimentadas en la aceptación de los verdaderos intereses nacionales, para nuestra convivencia y grandeza como Nación".
Gobernar, en su concepto, no era un acto aislado ni producto de una única voluntad, sino la acción de un gobernante: "asistido por la sociedad", lo cual se opone al sectarismo y al absolutismo en el poder. La finalidad de su gobierno fue realizar una reforma política y gestionar una transición política que permitiese transformar a la sociedad española y conducirla hacia la democracia, superando los errores del pasado, sin: "ningún afán de gobernar con espectacularidad, ni ningún deseo de protagonismo... No servimos tampoco intereses de partido... el servicio se deriva a trabajar en equipo a favor de nuestro pueblo", señaló.
En uno de sus discursos sobre la sociedad moderna y la esencia democrática en su país, afirmó que: "Surgió en la piel de España, en toda su riqueza, un pluralismo que tiene que ser aprovechado y canalizado para ser útil a la comunidad". La hegemonía política contradice la democracia y la esencia de ésta es la diversidad de ideas y corrientes sociales en escenarios de libertad y convivencia.
En cuanto al carácter y principios para un gobierno de transición democrática, Suárez destacó varios elementos: Un agudo sentido de realidad política y de la voluntad de la Nación, el involucramiento de todas las fuerzas sociales, el afianzamiento del Estado de Derecho y: "que sus instituciones tengan un lugar holgado para cada ciudadano y cada idea política", crear los instrumentos necesarios para una auténtica democracia, "hacer más sólida la concordia", "crear una absoluta transparencia en los comportamientos públicos" y que: "la oposición política ..." sea: "...contemplada por el Gobierno con naturalidad", entre otros, procurando en todo caso los intereses y objetivos superiores de una nación. Y concluía que: "la transición ha de hacerse desde el consenso de todas las fuerzas políticas que obtengan representación..., independientemente del número de votos".
A pocos meses de la designación de Suárez como Presidente del Gobierno, se cumplió uno de los fundamentales objetivos de la transición política española: la celebración de elecciones generales libres luego de 41 años de dictadura. De esa manera, culminaba para bien de España un proceso político complejo pero que tuvo entre sus méritos el desarrollo de una política de amplitud, la recuperación de las libertades políticas y la reconciliación entre los ciudadanos.
Se aspiraba construir: "caminos de futuro" y no volver a los errores del pasado histórico, proponiendo el Presidente Suárez: "evitar entre todos que se repita –real o dialécticamente– la división política... en dos frentes antagónicos" y que en la guerra civil enfrentó dramáticamente a dos bandos: los españoles "de la derecha" y "de la izquierda". Urgía el pluralismo como realización plena de la democracia, para: "evitar riesgos de los que la Historia nos ofrece tristes ejemplos".
Suárez, primer presidente de la España democrática desde 1936, lideró la transformación política de su país, y su partido: "Unión de Centro Democrático", gobernó esa nación en los primeros años después de la muerte de Franco.
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