La campaña electoral del gobierno explota al
máximo el fervor generado por el fallecimiento del padre de la Revolución
Bolivariana y emplea todos los recursos del Estado para mantener su imagen con
vida, pero los venezolanos parecen haber llegando a una conclusión que podría
echar por tierra los planes del oficialismo: por mucho que se esfuerce en
imitarlo, el presidente encargado Nicolás Maduro no es el expresidente
fallecido
Y es un error de cálculo que comienza a verse
reflejado en las encuestas internas del oficialismo, que muestran que la brecha
entre Maduro y el candidato opositor Henrique Capriles se ha reducido
aceleradamente en las últimas semanas, lo que está generando alarma dentro del
oficialismo.
“Hay mucha preocupación dentro del gobierno.
Es una situación muy distinta a la que se percibía hace tan solo unas semanas,
cuando más bien había mucha tranquilidad y confianza”, dijo a El Nuevo Herald
una fuente familiarizada con la situación.
“Esa no es la situación actual porque están
detectando mucha apatía dentro de sus propias filas PSUV”, añadió.
Esa apatía, que ha estado aumentando con el
transcurso de las últimas semanas, ha recortado la brecha entre los dos candidatos
a siete puntos porcentuales, cuando faltan poco más de dos semanas para las
elecciones presidenciales del 14 de abril, dijo la fuente citando una encuesta
interna del castro comunismo.
“La intención de voto a favor de Maduro viene
cayendo por lo menos nueve puntos en las últimas tres semanas”, dijo. (42.62%
Maduro vs 49.72 CAPRILES)
Otro sondeo de opinión interno, realizado a
través de consultas telefónicas, muestra cuadros negativos sobre Maduro –en los
que las expresiones desfavorables son mayores a las favorables- en diversos
temas consultados.
Según la fuente, estos incluyen el manejo
económico y el manejo de la muerte del expesidente.
“Muchos de los consultados lo ven mentiroso,
y en particular creen que mintió sobre la enfermedad del expresidente”, dijo la
fuente.
Pero la percepción de falsedad también ronda
en torno al propio Maduro.
“Está siendo percibido como un personaje que
no es auténtico. Es visto como alguien que está leyendo un guión, a quien le
dicen que diga esto, y que diga aquello, y él solo lo está repitiendo”, comentó
la fuente.
Eso no quiere decir que la oposición tiene
todas las de ganar. El gobierno bolivariano aún cuenta con todos los recursos
del Estado y mecanismos para intimidar a la población, bajo amenaza de perder
su acceso a los programas sociales, si no vota a su favor ( Y un CNE Tramposo).
También persisten las dudas en torno a la
confiabilidad del sistema electoral venezolano, denunciado reiteradamente como
un apéndice de la Revolución Bolivariana que no garantiza la realización de
comicios libres y justos en el país sudamericano.
Eso dicho, el escenario general de la
oposición parece haber mejorado en las últimas semanas, luego que el retiro del
tsunami emocional creado por el fallecimiento del expresidente comenzara a
develar a un Nicolás Maduro que luce sin carisma, habilidad de liderazgo y
políticamente inmaduro.
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