jueves, 14 de febrero de 2013

ROBIN RODRÍGUEZ, LA DEVALUACIÓN DEL BOLÍVAR FORMA PARTE DE UN PAQUETE ENTREGUISTA Y HAMBREADOR, VANGUARDIA POPULAR,

No se trata de un “paquete rojo”, como algunos lo han llamado. Tampoco es una “devaluación “socialista del siglo XXI”. Ni siquiera se trata de una medida puntual o aislada, orientada a reducir la enorme brecha cambiaria existente entre el dólar oficial y el paralelo. En el caso de la devaluación anunciada, lo que está en marcha es la aplicación, en forma gradual, de un verdadero paquete de medidas económicas de corte neoliberal, a la mejor usanza de las dictadas por el Fondo Monetario Internacional.
         La devaluación del Bolívar forma parte de un paquete de medidas económicas orientadas a paliar el déficit fiscal de casi 20 puntos del PIB; el cual, a su vez, es el resultado de la expansión irracional del gasto público llevada a cabo por el gobierno durante el año 2012 con claros fines electorales, así como del desarrollo de una política económica antinacional y antipopular que ha endeudado al país en más de 210.000 millones de dólares, incrementado en forma exponencial las importaciones (cuyo monto alcanzó la cifra récord de $56.000 millones en 2012) y entregado nuestras riquezas estratégicas a las transnacionales. Mientras el gobierno quiebra el aparato productivo nacional, deteriora la industria petrolera y conduce al colapso de las empresas básicas de Guayana,enriquece a la oligarquía financiera, al sector comercial importador y dilapida los más altos ingresos petroleros y fiscales de nuestra historia.
         Pero no se trata solo de reducir el déficit fiscal o equilibrar el precio del dólar,cuatro o cinco veces más caro en el mercado paralelo, frente a lo cual la devaluación hecha resulta insuficiente. De lo que se trata es de que el capitalismo dependiente, monoproductor, rentista-importador que se ha consolidado durante los 14 años de régimen chavista, ha venido acumulando nuevas y más graves deformaciones estructurales frente a las cuales los precios petroleros de más de 100 dólares por barril ya no se dan abasto. El espejismo de un crecimiento de 5,2 puntos del PIB durante 2012, exhibido como un gran logro por el Banco Central y el gabinete económico, ocultaba, y aún sigue ocultando, una “marea de fondo”. Quien tenía un paquetazo oculto no era Capriles sino el gobierno de Hugo Chávez-Nicolás Maduro-Diosdado Cabello. Ante la imposibilidad de seguir “corriendo la arruga” de una economía tan enferma como quien la dirige, solo esperaban que las citas electorales previstas para 2012 pasaran para aplicarlo.
Afirmamos y denunciamos categóricamente quea la devaluación le seguirán nuevos endeudamientos, la intensificación de la presión fiscal y tributaria sobre la economía y los consumidores, algunos recortes en el gasto público, la flexibilización y ajuste en los precios de los productos de la cesta básica (especialmente en los alimentos), el aumento en las tarifas de los servicios públicos, una mayor apertura a la inversión extranjera en áreas vitales de nuestra economía como lo son la industria petrolera y todala minería en general, dentro de un esquema de desnacionalización y privatización. De hecho, algunas de estas medidas están ya en desarrollo.
Es este el verdadero paquete hambreador y entreguista que el oficialismo pretende seguir manteniendo oculto, pero cuya aplicaciónserá sentida en todo su rigor por el pueblo en las próximas semanas o meses. La diferencia con el paquete de CAP es solo que el paquete chavista seguirá siendo aplicado en forma gradual, mientras continuarán montando “operaciones de distracción”, como los shows que a cada rato escenifican en la Asamblea Nacional, y su aparato de propaganda continuará negándolo, como negaron reiteradamente la devaluación ya consumada porque, en definitiva, el gobierno seguirá buscando desesperadamente dinero para financiar su déficit, su gasto irracional y dispendioso, su danza de demagogia y corrupción y sus onerosas campañas electorales.
Las consecuencias de todo lo anterior serán un mayor empobrecimiento del pueblo y la entrega de la soberanía nacional: agudización de la escasez (que en el comercio menor ya alcanza al 30%) y el costo de la vida (la inflación de enero registró un incremento de más del 3%), junto a una mayor caída del poder de compra del salario que, solo con la devaluación, ya se depreció en un 32% en relación con el dólar. Encarecimiento de las importaciones, del costo de los insumos, partes y productos intermedios necesarios en los procesos productivos. Nuevos endeudamientos, con el agravante de que cada vez les resulta más difícil y costoso el financiamiento externo, a cambio de lo cual seguirán entregando la industria petrolera y los recursos mineros de la nación.
robinr19@gmail.com

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