Las elecciones venideras las presidirá ese
mismo CNE parcializado y subordinado. Es inevitable. No es realista aspirar a
que lo cambien. Pero esta vez hace falta una campaña articulada y persistente,
dentro y fuera de Venezuela para exigir que actúe con imparcialidad. Hablamos
de una campaña no de reclamos anémicos y esporádicos
La elección de Alcaldes y Consejos
Municipales está fijada para el 14 de julio. Es bastante probable que se
convoque a una nueva elección presidencial en fecha más o menos cercana. Los
comandos de la alternativa democrática, obviamente, son libres de tomar las
decisiones que estimen más apropiadas, salvo la de cruzarse de brazos o
permanecer en actitud más o menos pasiva, encomendándoselo a la buena de Dios.
Ya nos hemos referido a la urgencia de
escoger candidato presidencial y definir una nueva estrategia electoral. Ni una
ni otra es decisión fácil. Ya Aveledo en el magnífico acto del 23 de enero,
anuncio que se escogería por consenso, lo que celebramos. En cuanto a la
estrategia, habrá que tomar en cuenta que las elecciones del 7 de octubre y 16
de diciembre, con resultados sorpresivos, de difícil explicación, todavía no
han sido analizadas suficientemente para aprender de los errores cometidos.
Pero como el tiempo apremia, estas decisiones no conviene postergarlas.
Hay otro aspecto importante al que en
elecciones anteriores no se le presto debida atención: el Consejo Nacional
Electoral (CNE). La Constitución le asigna poderes absolutos en cuanto a
organización, administración, dirección y vigilancia de todos los actos
relativos a la elección de los cargos de representación popular. Es el árbitro
de las elecciones y como todo árbitro, obligado a guardar neutralidad e
imparcialidad absoluta. Esa es la razón por la cual la Constitución (artículo
296) establece que el CNE estará integrado por cinco (5) personas " no
vinculadas a organizaciones políticas”.
Este artículo 296 de la Constitución Nacional
se violó con alevosía. De los cinco (5) miembros del CNE solo uno (1) es
independiente. Cuatro (4) son militantes fanáticas de PSUV, que no se ciñen a
la normativa legal y actúan obedeciendo órdenes de sus comandos partidista.
Esto lo pudimos apreciar los venezolanos en las recientes elecciones del 7 de
octubre y 16 de diciembre. El ventajoso oficial fue simplemente obsceno y quedo
impune.
Las elecciones venideras las presidirá ese
mismo CNE parcializado y subordinado. Es inevitable. No es realista aspirar a
que lo cambien. Pero esta vez hace falta una campaña articulada y persistente,
dentro y fuera de Venezuela para exigir que actúe con imparcialidad. Hablamos
de una campaña no de reclamos anémicos y esporádicos. No debería prestársele
atención a la advertencia de que es inconveniente enfrentarse al CNE y que por
el contrario, lo inteligente es halagarlo. Increíble pero cierto: ciertos
estrategas y analistas lo recomiendan.
Los servicios de Identificación en Venezuela
están manejados por cubanos. Pueden cedular a quien se les ocurra sin control.
Esta vulneración a nuestra soberanía es inaceptable.
olepageb@gmail.com
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