lunes, 25 de febrero de 2013

LENIN VALERO, EL DESBARAJUSTE

Es el actual desorden, es el desconocimiento de la autoridad, es el momento que ha creado la confusión. Se siente el desgobierno, son días anárquicos, cualquiera se cree jefe, y sino se lo cree, también es capaz de hacer lo que le viene en gana. 
El Presidente de la República regresó al país en el momento preciso, porque se requiere restablecer la autoridad. Sabemos de su enfermedad, porque él mismo lo comunicó, pero desconocemos si estará en condiciones de retomar el poder. 
¡Bochinche, bochinche!.
¡Esta gente no sabe hacer
sino bochinche!.
Y la preocupación no es sólo por él y por lo que representa, sino también por el desbarajuste de la oposición, que pareciera no entender que la estabilidad la da el equilibrio del peso de las fuerzas y no el desorden político, ni la anarquía. La fuerza es necesaria centrarla en un solo punto y ese punto es la unidad. Si la oposición no lo entiende, también debemos pensar que no sabemos si estará en condiciones de tomar el poder.
El desbarajuste es producto de la desconfianza y de la falta de credibilidad. 
Lo peor que le puede suceder a un hombre o a una mujer, es que se pierda la confianza o la credibilidad en él o ella. Igual le sucede al gobierno o al gobernante, tal como le ocurre actualmente al nuestro. 
El Presidente Chávez tuvo que sacrificar aún más su salud, para regresar a su patria, porque los voceros oficiales no le inspiraban confianza al país de lo que anunciaban sobre su estado de salud, y era tan vergonzoso el asunto, que en los eventos internacionales donde asistían representantes de Venezuela y Cuba, los interesados en la salud del Presidente, solicitaban información a los cubanos, antes que a los delegados de Venezuela. 
Eso produjo un desbarajuste, un desorden comunicacional, porque se desconocía quién realmente tenía el control de la información real. Actualmente la credibilidad del gobierno está sumamente afectada. Sólo queda un sentimiento de cariño y de aprecio por el Presidente, pero la confianza se ha perdido.
Estos son los momentos cuando el militarismo avanza. Eso debe entenderlo la oposición. Eso debemos entenderlo todos. Hasta para caer, hay que saber caer, pero en el desbarajuste nadie sabe como cae. 
Sabemos que hay un propósito de destrucción de lo que ha sido el tradicional sistema democrático venezolano, pero felizmente es una minoría quien piensa así. 
Tanto en el oficialismo como en la oposición, hay hombres y mujeres demócratas, incluyendo entre ellos a una gran cantidad de militares. La patria no está perdida, lo que estamos perdiendo es el deseo y el interés de salvarla. 
La oposición no puede permitirle a sus partidos políticos que cada uno se arrincone detrás de muros de arena, para tratar de salvarse él, mientras la patria se pierde. Es necesario fortalecer aún más la mesa de la unidad democrática. 
Los partidos y sus dirigentes tienen que desvestirse de sus colores y de sus banderas e izar la bandera tricolor y permitir que los venezolanos demócratas podamos convertirnos en una sola fuerza, con una sola tarjeta y con un único objetivo: salvar la democracia. Esa condición, es sine qua non.
Debemos actuar con seriedad. La credibilidad se conquista con nuestras acciones, con obras, con la conducta que asumimos. Si manifestamos ser demócratas, debemos actuar como tales. Es posible que vayamos a vivir momentos difíciles en los próximos días, pero la unidad de los demócratas debe prevalecer sobre cualquier otra circunstancia. El desbarajuste no es amigo nuestro, ni de nadie.
leninvalero1@hotmail.com

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