jueves, 14 de febrero de 2013

FRANCISCO GÁMEZ ARCAYA: FULGENCIO Y ASDRÚBAL

Fulgencio ha votado por Chávez desde 1998. Las encuestadoras lo calificarían dentro del ámbito del "chavismo duro". Fulgencio adopta el discurso chavista, lo asimila y lo hace propio. No puede entender cómo alguien puede declararse opositor. 
Todas las tardes, al llegar del trabajo, Fulgencio enciende la televisión. Se alimenta el convencimiento pasando largas horas frente a la programación de VTV. En arranques de fortaleza estomacal, muy de vez en cuando, sintoniza Globovisión. Entonces sus vísceras se retuercen. Escucha con asco aquellos políticos llenos de odio, propagadores de mentiras, oportunistas inescrupulosos. Y no soporta más y vuelve a VTV. Así son las tardes de Fulgencio, a lo interno de su casa.
Asdrúbal ha votado en contra de Chávez desde 1998. Las encuestadoras lo calificarían dentro del ámbito del "opositor duro". Asdrúbal rechaza el discurso chavista. Asimila su antítesis y milita en la oposición. No puede entender cómo alguien puede declararse chavista. Todas las tardes, al llegar del trabajo, Asdrúbal enciende la televisión. Se alimenta el convencimiento pasando largas horas frente a la programación de Globovisión. En arranques de fortaleza estomacal, muy de vez en cuando, sintoniza VTV. Entonces sus vísceras se retuercen. Escucha con asco aquellos políticos llenos de odio, propagadores de mentiras, oportunistas inescrupulosos. Y no soporta más y vuelve a Globovisión. Así son las tardes de Asdrúbal, a lo interno de su casa.
Fulgencio y Asdrúbal se han cruzado varias veces en la panadería de la esquina y en el metro y en la farmacia. Viven en la misma calle. Su relación es tan cordial como la educación lo exige. Nunca han conversado sobre algo más allá del clima. Entre ellos no ha habido debates. Sus diferencias políticas están marcadas por el discurso de otros. Sus ideas las viven a lo interno y no las ponen en discusión. No las exteriorizan sino dentro de los círculos de cada uno. Y ambos viven sus vidas en paralelo, en un mismo país, con una nacionalidad común y en el padecimiento de los mismos problemas de siempre. No sospechan de sus antagonismos políticos. En el trato de todos los días, esos antagonismos poco importan. Ambos quieren a sus familias y a sus amigos. Ambos desean un futuro mejor para sus nietos. Ambos admiran el Ávila por las tardes, toman café en las mañanas y comen hallacas en diciembre.
El líder que acerque a Fulgencio y Asdrúbal, que rescate lo común en ellos y lo refuerce con un discurso coherente, que le hable tanto al uno como al otro, el líder que desmonte lo absurdo y construya lo trascendente, ese líder será el que logre finalmente garantizar la paz y el progreso de Venezuela.
@GamezArcaya

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