“Si
hay algo que caracteriza nuestros tiempos, son los cambios y la rapidez de
estos; lo económico, lo social y lo político, evolucionan tan rápidamente, como
los cambios climáticos a nivel global, ambos ejemplos son preocupantes,
inesperados y muchas veces traumáticos”. Así lo establece Castro Tiska en unos
de sus escritos, lo cual no hace entender que la velocidad, el deterioro y la
falta de soluciones, ahondaran más la situación crítica de la nación
Venezolana.
Las crisis siempre van relacionadas con dos
conceptos, cambios (sean buenos o malos) y sufrimiento; esta ultima trasladada
a los ciudadanos a experimentar cambios profundos en sus hábitos, en la cultura
de progreso y estabilidad ciudadana, familiar y social.
Los errores se han
convertido en el principal pesar de
nuestra conciencia aludiendo a altos niveles de incertidumbre y una ausencia de
la necesaria determinación que logre encauzar al pueblo.
Hoy por hoy, nace la frustración al lograr
evidenciar las realidades, fuera de toda influencia “negativa o positiva” de
los medios de comunicación en el país. Ya no logra ser disimulada las acciones
de deterioro, corrupción, ineficiencia y pérdida de soberanía con respecto a
Cuba y la Doctrina Militar Bolivariana, hoy ya, develada por Nicolás Maduro el
28 de diciembre pasado.
La incertidumbre de la Nación se logra
descifrar como un gran problema, más aun, un problema sin solución, lejano y
con resultados inesperados, que nos afectaran enormemente. Nuestros sueños se
desvanecen y se transforman en quimeras que nunca existieron y las personas,
las familias y las comunidades que nos importan se verán afectadas hondamente en el marco de la
ilegitimidad y la pobreza.
Las crisis en Venezuela han generado historia
y al enfrentarlas, como resolverlas se conjugan
todas las historias; no existe una solo historia, el sentido es
separarlas, distinguirlas y saber interpretar cada una de ellas, no podemos destruir una historia, pero
sí podemos cambiarla. La que hoy evidenciamos, traído de un laboratorio
extranjero con rasgos de amargura, odios y muerte no termina de consolidarse
por el aval de nuestra cultura. Lo que nos hace pensar que sus esfuerzos serán
redoblados tarde o temprano.
Visto de otra panorámica los sucesos en el
País, logramos ordenarlos posiblemente en tres áreas; aquellos aspectos
originados por nuestra falta de supervisión participación activa, de ayer y de
hoy. (Errores y anacronismos del sistema) un segundo; son las causales originadas por políticas y
prácticas de personas u organismo ajenas a nuestra soberanía (Cuba-castrista)
que generan el conflicto, son estas planificadas con maldad y alevosía y por último, las técnicas utilizadas por
estos desdichados apátridas de la revolución que han sido, incertidumbre social
y ausencia de determinación política.
Finalmente el diagnostico que ofrecemos no es
muy prometedor, las curas se hacen construyendo con el apoyo pertinente y la
determinación de ofrecerle al país un rostro mejor del que hemos tenido.
Sectores políticos de oposición, fracturados por pequeñas parcelas menguan
esfuerzos y las inversiones que hay restan los esfuerzos por la mezquindad. Por
otro lado, confiados en la crisis gubernamental, se abren ventanas y luces que
guíen un camino provisorio, a estos hay que ponerles empeño.
joseponschene@hotmail.com
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