El chavismo, en su aprendizaje durante 14
años de Gobierno, es capaz de dar forma a una institucionalidad que funciona:
las misiones, las redes de distribución de alimentos. “Este régimen se plantea
cambiar y ordenarle la vida a las personas”, señala la oposición venezolana y
se asevera, que ha construido un eficaz sistema de localización y movilización
de los individuos a través de organizaciones a las que deben adscribirse, a
veces sin su voluntad, que los van llevando desde la cuna a la tumba”.
El sector castrense influenciado por el “aire
romántico del socialismo”, logra influir en la deriva política de Venezuela, no
tendrá que hacerlo a cara descubierta, mediante un clásico pronunciamiento. Le
basta con poner ese aparato a disposición de alguno de los candidatos a la
sucesión, mientras se lo escamotea a otro. Que es el trofeo que junto a la
mitología del comandante Chávez, se disputan Maduro y Cabello.
El mensaje implícito: es vender lo que no
sabes que compras. Las figuras del CHE, Fidel Castro en plena Selva, Un Chávez
revolucionario y el color rojo de una revolución proletaria, va cayendo al
abismo de lo que real pasa en la Venezuela libre y de los venezolanos. Un
complot sobre la ignorancia del electorado de izquierda secuestrada por la revolución
roja rojita. Se ha afirmado que este capitalismo salvaje, sin el mínimo recato
espiritual de justicia se le ha denominado la nueva “Doctrina Militar
Bolivariana”.
A estas alturas por cierto y es acertado
afirmar, que Maduro lleva la ventaja por la voluntad expresa de Chávez, pero
dentro de este “espectro” mencionado el resultado puede favorecer a Cabello. La
mayoría de los oficiales del Ejército que hoy tienen mando de tropa forman
parte de la promoción de 1987, la misma de Diosdado Cabello. Estos no son
ligerezas, son serios señalamiento que la sociedad y los partidos demócratas
deben considerar.
En lo que con toda probabilidad podrían
coincidir Cabello, Maduro y la oficialidad superior es en la conveniencia de
llevar la transición por cauces constitucionales. Los dos primeros, para
preservar el patrimonio político de Chávez. Los últimos, escarmentados por las
sangrientas ocasiones en las que, desde 1989, las Fuerzas Armadas salieron a
regañadientes a las calles para preservar el orden público logrando con esto,
descubrir su real cara ante la sociedad civil.
La constitucionalidad venezolana, manejada
por genios de la Cuba Castrista, las tecnologías y el terror al miedo
militarista, resultan los mejores ingredientes que sustentan tal Doctrina
Militar Bolivariana. La complicidad internacional, recae sobre personajes de
mal augurio en Latinoamerica Santos,
Correa, Evo, Fernández, entre otros, que solo desean del “CHE” su imagen
mientras saquean a las naciones en nombre de una izquierda sucumbida desde
1.989.
El velo de la intelectualidad de izquierda,
descubrió desde hace tiempo esta suerte de estrategia de poder, lo importante
es hacer entender a nuestra juventud rebelde, que el culto que realizan no es
al socialismo y menos al comunismo. Es a la estrategia de un poder basado en
una Doctrina muy leja de la justicia y la solidaridad, escasa en honestidad y
con gran pasión por el poder político de la Patria. Reaccionar en el camino, no
hay de otra.
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